El Auditorio Nacional del Sodre fue el escenario de una noche que quedará grabada en la memoria de quienes forman parte de la historia de Ayax. En un ambiente de celebración y orgullo compartido, la empresa uruguaya conmemoró sus ocho décadas de trayectoria con una gala que combinó emoción, la apuesta por la innovación y reconocimiento a las personas que hicieron posible su crecimiento y consolidación.
Desde temprano, la explanada del edificio se transformó en una pasarela de historia automotriz. Modelos clásicos, deportivos y contemporáneos de Toyota y Suzuki, las marcas que Ayax representa, fueron exhibidos al aire libre, despertando la curiosidad de peatones e invitados, que no dudaron en sacarse fotos junto a ellos. La recepción de alfombra roja y el cóctel de bienvenida anticipaban una velada especial, que fue conducida por la periodista Victoria Rodríguez.
Entre los más de 1.700 asistentes se encontraban el presidente de la República, Yamandú Orsi; los expresidentes Julio María Sanguinetti y Luis Alberto Lacalle Herrera; autoridades nacionales y departamentales, el embajador de Japón Kenichi Okada y otros diplomáticos, clientes, proveedores y colaboradores de la empresa. Además, en representación de Toyota estuvieron Hidemoto Asakura, regional officer Toyota Motor Corporation, y Takuro Akasaka, chief operation officer mobility division Toyota Tsusho Corporation, mientras que por Suzuki, Masafumi Harano, managing officer & executive general manager, y Naoki Hirooka, department manager.
“Esta es la celebración de una manera de pensar diferente y de animarse a ir un poco más allá”, expresó la conductora al abrir la ceremonia. “Ayax es una empresa que entendió que la innovación no es una opción, sino una filosofía de vida”, agregó, como anticipó del espíritu que atravesaría toda la noche.
Historia, legado y emoción
El auditorio se sumergió luego en un viaje audiovisual por los 80 años de la compañía. Con un video institucional producido especialmente para la ocasión se recorrieron los principales hitos desde 1945 hasta la actualidad, utilizando recursos de inteligencia artificial para recrear momentos clave de su historia. La pieza transmitió la esencia de una empresa que siempre eligió “moverse antes de que el cambio llegara”, tal como se escuchó en la narración.
El punto más esperado llegó con el discurso central de Alejandro Curcio, presidente de Ayax y continuador de una tradición familiar que comenzó con su padre, Emilio Curcio, en los años de la posguerra. Visiblemente emocionado, recordó el origen de la empresa y los valores que guiaron su evolución: “Ayax no es solo una razón social o una trayectoria económica, es una entidad viva, una construcción colectiva que late con el esfuerzo, los sueños y la historia de miles de personas”.
Curcio repasó los principales capítulos de la historia de Ayax, desde sus inicios como concesionario de General Motors hasta su consolidación como representante de Toyota y Suzuki. Recordó que fue su padre quien, en 1968, selló la alianza con Toyota, cuando hablar de Japón era algo distante para ese Uruguay. “Él supo leer en la cultura japonesa valores que lo conmovieron: la disciplina, el respeto por las personas, kaizen (la mejora continua) y el principio del omotenashi, que es estar siempre a la altura de las expectativas de quienes servimos”, señaló.
En su relato se entrelazaron historia y filosofía, desde la fabricación del Fiat 600 R, más conocido como “el fitito”, el ensamblaje de la legendaria Hilux, la producción del Toyota Corolla y el Suzuki Forza, así como la exportación de tapizados de cuero hacia todas las fábricas de Toyota de América Latina. Cada recuerdo fue también una forma de reconocer a quienes acompañaron estas diferentes etapas. “Quiero agradecer a Toyota y a Suzuki por haber confiado en nuestra familia durante seis décadas, y a Uruguay, este pequeño gran país que nos dio la tierra para crecer y la identidad para proyectarnos”, expresó sobre el final de su discurso. También hubo un reconocimiento a su familia, con palabras de gratitud hacia su madre, esposa e hijos, en un gesto que resumió el carácter humano de la celebración.
El impulso del futuro
Uno de los momentos más significativos fue la intervención de Lucca Curcio, quien representó a la nueva generación familiar. En su mensaje, puso en palabras los valores que definen a la empresa: “Como Toyota nos enseña, toda gran empresa se construye sobre dos pilares fundamentales: el valor de lo humano y la mejora continua. Y si hay un tercer valor, es la gratitud. Porque una empresa solo llega a los 80 años si nunca se olvida de dar las gracias”.
Alejandro Curcio retomó esa idea al dirigirse a sus hijos y sobrinos, remarcando que Ayax “no es solo una empresa, sino una manera de mirar y entender el mundo”. Fue una transición simbólica, un puente entre pasado y futuro que reflejó la continuidad de una visión compartida.
Reconocimientos y liderazgo
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue la intervención de dos colaboradoras de Ayax, una de ellas recientemente jubilada, que hablaron en representación de todo el equipo de la empresa. Además de agradecer la trayectoria de la compañía, destacaron el liderazgo de Curcio a lo largo de los años, y sobre todo su habilidad para conducir la empresa en los momentos más difíciles.
En paralelo, las autoridades de Toyota y Suzuki entregaron obras de arte a Curcio en nombre de las compañías, en señal de reconocimiento a la trayectoria y la alianza de décadas. El acto concluyó con un abrazo entre Alejandro y Lucca, sellando la emoción del momento antes del cierre artístico.
Un cierre con identidad uruguaya
La gala cerró con un espectáculo musical de más de una hora y media a cargo de la banda No Te Va Gustar junto a la Selección Uruguaya Sinfónica (Susi), dirigida por Ignacio Algorta. Los clásicos de la banda fueron reversionados en clave sinfónica y ovacionados por el público, entre el cual se pudo ver a las delegaciones japonesas disfrutar de la música uruguaya como muestra de identidad y cultura compartida.
Con más de 30 concesionarios y 70 talleres autorizados en todo el país, Ayax se consolida como una empresa que combina historia, innovación y compromiso con el desarrollo del Uruguay. Ochenta años después de su fundación, la compañía reafirma su propósito, ser, en palabras de su presidente, “un puente entre el pasado que nos honra y el futuro que nos desafía”.