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El mercado de helados en Brasil sorprende a sus clientes e impulsa ventas

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Dona Nuvem. Sirve helados en una nube de algodón de azúcar. Facebook Dona Nuvem.

NEGOCIOS

Contrario a lo que se esperaría por las altas temperaturas del país vecino, solo se consumen 5,4 litros anuales per cápita, pero las empresas buscan destacarse con productos innovadores

Reinventarse con un producto conocido en el mercado es muy difícil, pero es exactamente lo que sucede en Brasil con los helados. Para mantener las ventas en alza, los empresarios del sector apuestan a presentarle al consumidor sus novedades.

El consumo de helados en el país vecino aún es pequeño comparado con el de otros países, según la Asociación Brasileña de las Industrias y del Sector de Helados (Abis, por sus siglas en portugués). Nueva Zelanda es el país que más consume este producto: 28,3 litros por año por persona. EE.UU. alcanza la considerable cifra de 20,8 litros. Sin embargo, en Brasil, que tiene un clima más caluroso, el promedio por persona es de solo 5,4 litros anuales.

«Si llueve, hay viento o refresca un poco, las personas deciden no tomar helados con miedo a engriparse, aunque la verdad es que nadie se pescará una gripe por consumirlos, pero es una cuestión de cultura, afirmó Eduardo Weisberg, presidente de Abis.

Con miras a vencer la barrera cultural, los fabricantes quieren mostrarle a los consumidores que los helados son un alimento. Según el presidente de Abis, además de invertir en calidad, reducción de costos e innovación, es vital que los empresarios ofrezcan productos de calidad, con buena presentación y sobre todo que se diferencien de su competencia.

En San Pablo, por ejemplo, la heladería Dona Nuvem (Doña Nube) surgió con una propuesta innovadora: servir helados en una nube de algodón dulce.

«Es una técnica que surgió en Japón. Es lúdica y es una tendencia dentro de la comida. Juntamos dos cosas que recuerdan a la infancia de todos», explicó Manoel Lima, propietario de la empresa.

Lima vivía en Londres cuando tuvo la idea de crear su heladería. Siempre trabajó en áreas de marketing y en Inglaterra comenzó a estudiar sobre la elaboración de helados. De regreso a Brasil, con sus socios Joice Cavalcante y Flavio Pereira invirtió alrededor de US$ 60.000 para abrir su primer local.

El algodón dulce tiene una receta secreta. Sus helados cuestan entre US$ 1 y US$ 6. Dona Nuvem tiene dos sabores fijos y dos que varían según las estaciones del año. Además, ofrece opciones para veganos. En promedio, cada fin de semana su local vende alrededor de 1.200 helados.

El éxito del negocio los motivó a franquiciar la empresa y las previsiones indican que finalizarán el año con 10 nuevos puntos de venta.

En la piedra

El empresario Emerson Serandin también invirtió en el sector y creó Ice Creamy. Apostó a un helado con apariencia y preparación inusual.

La estrategia de la firma es utilizar una piedra a menos de 20 grados que deja el helado más cremoso y permite que cada cliente realice una infinidad de combinaciones. Ice Creamy ofrece 12 sabores y 30 opciones de toppings;sus precios varían entre US$ 1 y US$ 6.

Serandin trabajaba como consultor de empresas. Para ingresar al mercado de helados hizo cursos en Italia y EE.UU. En 2014 abrió su primer local en el interior de San Pablo y ya tenía listo el formato para franquiciar su idea.

Para ingresar a Ice Creamy se requiere una inversión que varía entre de US$ 40.000 y US$ 70.000. Su red ya tiene 80 locales en todo Brasil y la facturación promedio ronda los US$ 13.000 en cada heladería.

«El emprendedor necesita innovar, máxime en un mercado tan tradicional como el del helado», concluyó Serandin.

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