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La UE cree que el TLC con el Mercosur favorecerá más a los europeos

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Parlamento de la Unión Europea. Foto: Reuters

EUROPA DESPUÉS DEL BREXIT

El acuerdo negociado entre la Unión Europea y el Mercosur es visto como una plataforma al libre comercio y un freno al avance chino en Latinoamérica.

Europa regresa a la frontera americana. Y es un retorno que “le sirve a los países del Mercosur” y a las naciones de la Unión Europea (UE). Ese es el mensaje poderoso y paciente que las autoridades europeas buscan permear para conquistar una mirada de fidelidad al acuerdo político y comercial que pactó con el Mercosur en junio del año pasado, un espacio geoeconómico nuevo cuyas olas van a golpear las playas del Cono Sur para abrirlo al mundo.

Los negociadores de la UE no se cansan de repetir que hoy el acuerdo es más favorable para cualquier país de Europa que para sus socios mercosurianos. Y empujan ese salto -tras dos décadas de sístoles y diástoles- para levantar la bandera del libre comercio ante la emergencia proteccionista y obtener ganancias geopolíticas frente al avance de China en la América Latina.

Las empresas de la UE -el mayor socio comercial e inversor en el Mercosur- tendrán acceso a un mercado de 260 millones de consumidores, 80% del PIB de Latinoamérica. En principio, la industria europea y el campo del Mercosur son los sectores más favorecidos. Las empresas europeas pueden ahorrarse 4.000 millones de euros por la quita de aranceles, que beneficiará a la industria automovilística en primerísimo lugar, maquinaria, química y farmacéutica. También se levantarán barreras en textil, calzado y vinos. Del lado del Mercosur, el acuerdo impulsa las exportaciones de productos agrícolas y de ganadería.

El País, y cuatro medios de comunicación uruguayos más, visitaron durante tres días las sedes del Servicio Exterior de la Unión Europea en Bruselas, del Parlamento Europeo y la Comisión Europea y recibió de primera mano la visión que las autoridades se desafían a imponer para romper con el ruido y la furia de los opositores al acuerdo, en particular el progresismo agresivo en el habla de los ambientalistas -y recato conservador en las decisiones- y el enojo de los agricultores -las movilizaciones en Francia y España crecen en las calles- que, según se encarga de ventilar la burocracia de Bruselas apenas alcanza el 2% del PIB europeo. “Es un sector importante, pero no son mayoría”, razona una alta autoridad, buscando poner la polémica en su lugar.

Así las cosas, en las conversaciones con funcionarios europeos asoma la idea de que el acuerdo también tiene una importancia política clave para el Mercosur porque lo ayuda a renacer, a vislumbrar un horizonte ordenador que involucre a la juventud para que avance la vecindad y la política suda-mericana.

Banderas de la Unión Europea. Foto: Reuters
Banderas de la Unión Europea. Foto: Reuters

¿Qué rescata el funcionariado de Bruselas cuando busca catalizar el largo y tedioso proceso de asociación? ¿Cómo leen el itinerario vital de 20 años de negociaciones, que en 2016 tuvo un renacimiento por Uruguay y tres años después una celebración por el empeño argentino?

Primero, hablan de la alarma demográfica: Europa tiene hoy el 7% de la población mundial y para el 2050 será el 5%; en política pura y dura recelan de Donald Trump porque dicen que “es más amigo de Putin que de Macron” y que Estados Unidos y Turquía están “cada vez más lejos del interés europeo de seguridad y defensa”; temen por China y el uso del 5G; y se enfurecen por “las campañas de desinformación” que estriban en Rusia sobre el acuerdo, en especial sobre el capítulo ambiental y la cuestión de la Amazonia, cuando los países firmantes han comprometido el apoyo al acuerdo de París. Concretamente, han diseñado un plan para combatirlas.

En el abordaje sobre la asociación en sí, los funcionarios destacan rápidamente el pilar político, que se aprobó en junio de 2018, un año antes que la plataforma comercial, pero que no se ha publicado porque hay algunos temas pendientes referidos a la migración.

Foto: Reuters
Foto: Reuters

“No se puede estar en contra de este acuerdo”, dice una alta funcionaria de la UE, al elogiar el elenco de capítulos que se resumen sobre derechos humanos, cooperación judicial, cambio climático y cuestiones sociales y culturales.

“Hay que trabajar para que se difunda la información correcta. Hay mucho barullo político”, agregó la jerarca que participó activamente en el proceso negociador.

La asociación debe ser ratificada por el Parlamento Europeo y los parlamentos del Mercosur; si un país firma antes que otro puede regir a través de una aplicación provisional, que es una suerte de cooperación de buena fe, no aún de derecho internacional.

La Unión Europea y el Mercosur representan cerca del 25% del PIB mundial y un mercado de 780 millones de personas. Para el Mercosur, la UE es el segundo socio comercial y el primero en materia de inversiones. Para la UE, el Mercosur es el octavo socio comercial. Cuando la parte comercial del acuerdo entre en vigor, quedará constituida una de las áreas de libre comercio más grandes del mundo.

La reducción tarifaria se escalonará a lo largo de 15 años, aunque de manera asimétrica en favor de Mercosur.

De todos modos, los funcionarios son muy cautos: no arriesgan una opinión sobre cuándo puede entrar en vigencia el acuerdo -hablan de años- y se apuran en apuntar que tampoco será un cambio radical para el Mercosur. Lo que sí resaltan es la experiencia acumulada de otros acuerdos que han favorecido la inversión, y así las pequeñas empresas y el empleo.

La próxima semana se reunirán negociadores del Mercosur y de la UE. Foto: Reuters
Negociadores del Mercosur y la Unión Europea. Foto: Reuters (Archivo).

“El acuerdo es bueno y equilibrado. Hay gente en contra, pero hay mucha más a favor. Es la importancia de los hechos. Hay que trabajar en la realidad y no en los sueños. Hicimos muchos acuerdos, pero ninguno levantó tanta emoción como este”, describió un negociador principal europeo del pilar comercial.

”No tiremos 20 años por la borda”

Todos los funcionarios que hablaron en las sedes de la UE prefirieron el anonimato para no entorpecer las negociaciones. Son las condiciones. Los que sí hablan son los legisladores del Parlamento Europeo, como el caso liberal italiano Nicola Danti. “Se dice que la carne del Mercosur nos va a invadir y va a destruir nuestras economías. No. Hay que corregir el tiro sobre la marcha. Habrá dificultades, pero este acuerdo hay que verlo en lo general. En lo político y en lo comercial. No podemos tirar 20 años de negociaciones por la borda”.

Danti también abordó la cuestión china: ese mercado es muy importante para todos y en particular para los países latinoamericanos, pero consignó que ahora se está hablando “de otra calidad de relación” que se establece en lazos culturales e históricos. “Los acuerdos con China son fáciles porque no hay que pensar en derechos humanos”, ironizó. “¿Y si tuviera que lanzar un pronóstico, cree que se firma o no? No lo sé. Pero debemos trabajar en la opinión pública y en los diputados. En la UE tenemos un problema. Estamos en un contexto de globalización y los acuerdos comerciales introducen reglas que debemos dar”, disparó.

Enrique Iglesias busca salida a la crisis venezolana
Enrique Iglesias. Foto. Francisco Flores

El excanciller uruguayo Enrique Iglesias iniciará una ronda en el marco del Grupo de Contacto para intentar una salida a la crisis institucional venezolana. Iglesias elaboró una agenda esta semana que incluye visitas a Estados Unidos, México, Cuba y Argentina. Y la semana próxima va a comparecer a Moscú y Caracas.

¿Qué piensa Europa de la cuestión venezolana? Dicen que ahora hay un interregno. No hay negociación, repiten.

“Los últimos meses se ve que el régimen está muy cómodo; logró confianza y no ve la necesidad de negociar”, dijo una alta funcionaria de la UE.

“Hace un año esperaba elecciones presidenciales, hoy no es una propuesta realista. Ahora hay que empujar las elecciones parlamentarias con las mejores condiciones posibles”, agregó.

La fuente dijo que el régimen de Nicolás Maduro consiguió aplicar “cierta liberalización del control de cambio” para ir “a una vida más normal”.

“La situación ahora está muy trabada”, insistió.

La fuente europea dijo que el líder opositor Juan Guaidó no tiene el poder, pero jurídicamente es presidente de la Asamblea Nacional “y esa es la única institución que goza de legitimidad”.

Sobre la oposición, dijo que siempre fue un problema por la falta de unidad. “Hoy se ve cada vez más amenazada. La unidad se ve amenazada”, sentenció la funcionaria europea.

La visión optimista de Uruguay

Uruguay exportó a la UE el 17% de sus bienes en 2019; fue su segundo destino de venta después de China. El total exportado fue de US$ 1.532 millones. Asimismo, en 2018 Uruguay pagó US$ 106 millones a Europa por concepto de aranceles. El acuerdo con el Mercosur los elimina casi en la totalidad, lo que implica que Uruguay ahorrará el 40% del pago por ese concepto. Adicionalmente se negociaron cuotas de acceso para carne bovina, arroz, miel y lácteos.

En el segundo semestre de 2020 Uruguay y Alemania compartirán las presidencias de los dos bloques. La canciller Angela Merkel está en retirada y buscará el gusto dulce de una victoria ante los ojos de Trump y el Reino Unido embarcado en el Brexit. El mundo industrial alemán apoya la asociación. Más allá del ruido, los negociadores uruguayos coinciden que Brasil y Argentina van a aprobar el acuerdo. “Argentina y Brasil lo van a apoyar. Es muy bueno para el Mercosur. El bloque está encerrado y con esto se abre al mundo”, relataron. “Europa nos da lo que le han dado a todos los demás”, acotó en relación con los acuerdos con Canadá, Japón, Vietnam y Singapur.

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