Tigres del Tamil dejan las armas tras 37 años de lucha en Sri Lanka

Secuelas. La guerra dejó 70.000 muertos

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COLOMBO AP Y AFP

Los rebeldes tamiles de Sri Lanka anunciaron ayer su decisión de "silenciar las armas" y dejar de luchar contra el ejército gubernamental en su minúsculo reducto en el noreste de la isla, reconociendo así su derrota tras 37 años de insurrección.

"Esta batalla alcanzó su amargo final", dijo en un comunicado el responsable de las relaciones internacionales del grupo rebelde, Selvarasa Pathmanathan. Y agregó: "Nos queda una sola opción, privar al enemigo de una última excusa para matar a nuestra gente. Hemos decidido silenciar nuestras armas. Lamentamos las vidas perdidas".

Poco antes, las fuerzas armadas aseguraron haber "rescatado" a "50.000 civiles rehenes" de los insurgentes. El presidente, Mahunda Rajapakse, prometió el sábado que sus tropas acabarían con la rebelión. El portavoz del ejército, el general Udaya Nanayakkara, dijo que los rebeldes "fueron derrotados hace tiempo" y ahora "solo aceptaron la derrota".

La guerrilla tamil, fundada en 1972 por Velupillai Prabhakaran, que es todavía su líder y del que no hay registro tras la rendición, según declaró ayer el Ministerio de Defensa, luchaba por instaurar un Estado separado al norte y este de Sri Lanka.

Hasta 2006 los Tigres del Tamil controlaban 65.000 kilómetros cuadrados de esta isla del océano Índico. Ayer, estaban acorralados en un rectángulo de "400 metros por 600", en el noreste, según también determinó el Ministerio de Defensa. "Más de 50.000 hombres personas salieron del área en los últimos tres días. Lo que significa que rescatamos a todos los civiles utilizados como escudos humanos por los Tigres", se congratuló Nanayakkara.

Unas 115.000 personas huyeron de la zona de combate desde abril. Y, en 37 años de brutal conflicto, más de 70.000 murieron. Las Naciones Unidas consideran que 6.500 civiles fueron ultimados en el noroeste sólo desde enero de este año.

Por otra parte, el Papa Benedicto pidió ayer, antes de la rendición rebelde, a las fracciones en lucha de Sri Lanka que garanticen la seguridad de los civiles y la libre circulación de asistencia humanitaria. El Pontífice dijo: "Hay miles de niños, mujeres y ancianos a quienes la guerra ha arrebatado años de sus vidas y de sus esperanzas".

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