La policía francesa prohibió ayer sábado las concentraciones en la plaza de la Concordia de París, situada frente al Parlamento, tras dos noches de manifestaciones contra una controvertida reforma de las pensiones que desembocaron en incidentes.
“Debido a los graves riesgos de alteración del orden y de la seguridad pública (...) quedan prohibidas todas las concentraciones en la vía pública en la plaza de la Concordia y sus alrededores, así como en la zona de los Campos Elíseos”, dijo la policía a los medios de comunicación.
“Las personas que intenten reunirse allí serán desalojadas sistemáticamente por la policía” y podrán ser multadas, añadió la misma fuente.
El presidente liberal Emmanuel Macron decidió el jueves adoptar una controvertida reforma de las pensiones, sin someterla al voto de los diputados, al temer una derrota en el Parlamento, en virtud de un mecanismo legal: el contro- vertido artículo 49.3 de la Constitución.
Su objetivo es retrasar la edad para la jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como ahora) para cobrar una pensión completa.
En todos lados
Agravadas desde el día 16 por la aprobación por decreto de la reforma de las pensiones, las protestas antigubernamentales se amplificaron ayer en buena parte de Francia, lo que hizo recordar la revuelta de 2018 de los “Chalecos Amarillos”.
El malestar de la calle por la adopción, por decreto y sin voto en la Asamblea Nacional, de la reforma que eleva la edad de jubilación se ha trasladado también al Parlamento, que este lunes previsiblemente votará dos mociones de censura para tumbar el Ejecutivo nombrado por el presidente francés, Emmanuel Macron.
No obstante, ambas iniciativas tienen pocas posibilidades de prosperar, en caso de que la formación conservadora Los Republicanos (LR) consiga mantener la disciplina de voto que no lograron el día 16 cuando el Ejecutivo, en minoría relativa, se vio abocado a accionar el artículo 49.3 por la ausencia de una mayoría clara en la Asamblea.
El número dos del Gobierno, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, defendió en una entrevista en Le Parisien que el 49.3 “es una herramienta democrática contemplada en la Constitución” y tildó de “hipócritas” a los grupos opositores que han presentado las mociones. “No creo (que unas elecciones anticipadas resuelvan los actuales problemas). Tenemos que retomar con serenidad el ritmo de nuestra mayoría presidencial, detrás del presidente y de la primera ministra”, Elisabeth Borne, agregó el ministro, quien avisó que “no se tolerarán ninguna clase de violencia”.
Convocadas muchas de ellas en redes sociales al margen de los sindicatos y los partidos, las manifestaciones se extendieron a decenas de ciudades francesas, como Mulhouse (este) o Compiegne (norte). En la mayor parte de casos, se desarrollaron pacíficamente. Como es habitual, la movilización de mayor impacto fue la de París, con al menos 4.000 participantes.
Ante la prohibición gubernamental de protestar en la plaza de la Concordia, donde las protestas de las dos últimas noches se saldaron con centenares de arrestos y numerosos desperfectos, los manifestantes se desplazaron a la Place d’Italie, en el sur de la capital.
Allí, se mezclaron militantes sindicales y de partidos de izquierdas con manifestantes al margen de cualquier organización, recordando al movimiento de los “Chalecos Amarillos” de 2018, que terminó en una revuelta nacional.
Casi dos horas después del inicio de la marcha, en la que se escucharon eslóganes contra “el autoritarismo” de Macron, hubo levantamiento de barricadas, que provocaron cargas de la policía, que empleó gas lacrimógeno en respuesta al lanzamiento de proyectiles por algunos manifestantes.
“Esto podría ser el final del macronismo”
La crisis política que vive Francia es de una amplitud “poco conocida” en el país y su final se antoja “incierto”, hasta el punto de que algunos expertos consideran que “puede marcar el final del ‘macronismo’”.
Los próximos días van a ser decisivos. El Gobierno afrontará dos mociones de censura que tienen opciones de éxito, aunque pocas, según politólogos. “No creo que tenga los apoyos necesarios, pero es más incierto que nunca porque, como sucedió con la ley de la reforma las pensiones, la división interna de la derecha tradicional convierte la situación en incierta”, asegura el responsable del Observatorio de la Vida Política de la Fundación Jean Jaurès, Émeric Bréhier.
Algo similar opina el profesor de la Universidad de Niza y de la Escuela Politécnica Vincent Martigny, que cree que todo depende del partido conservador Los Republicanos, que “detesta a Macron”. El éxito de una de las mociones “sería histórico”, asegura este politólogo, que ve las cuentas “muy ajustadas”.
El partido del presidente cuenta con 250 diputados en la Asamblea Nacional, donde son necesarios 287 para aprobar la moción de censura (normalmente son 289 pero la cifra es menor porque hay cuatro escaños vacantes). Los Republicanos, que tienen 61 escaños, ya han anunciado que no la apoyarán, pero en su seno hay varios diputados díscolos, capitaneados por el joven Aurélien Pradié, lo que no garantiza la continuidad del Ejecutivo”.
EFE