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Preocupación en Brasil por más ataques de violencia en escuelas, 80% de los atacantes eran menores de edad

Registraron 33 ataques de estudiantes y exalumnos en escuelas en los últimos 22 años, más de la mitad fueron entre febrero de 2022 y mediados de este año.

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Funeral victimas de matanza en escuela
El ataque de estudiantes en un colegio de Suzano, en San Pablo, en 2019, que dejó un saldo de nueve muertos, es la segunda peor masacre de este tipo que ha vivido el país vecino en su historia. El ministro de Educación de la administración de Lula da Silva, Camilo Santana, apuntó contra la gestión anterior y prometió que pronto se conocerá un plan integral para combatir esta situación.
Foto: AFP

Brasil registró en el último año y medio más de la mitad de los ataques de violencia extrema en escuelas desde que ocurrió el primer caso, en Bahía, en 2001. Los atacantes son, en su mayoría, hombres muy jóvenes, blancos, de nivel socioeconómico de medio a alto, que utilizaron armas de fuego.

Esta foto forma parte de una investigación al respecto que será presentada en octubre, cuyos datos preliminares fueron anunciados esta semana en la séptima edición de Jeduca, un congreso internacional de periodismo de educación, en San Pablo, al que asistió El País tras una invitación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Hubo 33 ataques de estudiantes y exalumnos en escuelas en los últimos 22 años -así como otros tres de otras personas, como en el caso de Blumenau- de los cuales 18 (54,54%) fueron entre febrero de 2022 y mediados de este año. Diez casos transcurrieron el año pasado y ocho hasta junio de este, que sumaron nueve muertes.

Esta suba de ataques, tras lo peor de la pandemia, “llama mucho la atención” y es una “señal de alerta muy fuerte”, destacó este lunes en el congreso la coordinadora de la investigación, Telma Vinha, profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp).

Registraron que todos estos ataques -que también alertaron a las autoridades- dejaron 130 víctimas, excluyendo los suicidios. Las víctimas fatales fueron 33, de las cuales 27 eran estudiantes, cuatro profesores y dos especialistas.

Del total de muertes que dejaron estos episodios, 32 fueron por arma de fuego -que en su mayoría estaban en la casa de los jóvenes- y una por cuchillo. A su vez, las tres principales armas utilizadas en los ataques fueron armas de fuego, cuchillos y bombas molotov.

Los jovenes que participaron de estos casos fueron 36, de los cuales 20 eran estudiantes. La franja etaria de los atacantes fue de los 10 a 25 años. Casi el 80% de ellos eran menores de edad. Puntualmente 17 (47,2%) tenían entre 13 a 15 años cuando atacaron.

Detectaron que los casos fueron en 34 escuelas -incluidas las militarizadas- de las cuales 15 eran estaduales, 13 municipales y seis particulares. 14 de los centros atacados eran de nivel socioeconómico alto, en su mayoría privados.

“El gran temor es justamente que puede pasar en cualquier escuela”, destacó la experta. El ataque con más víctimas fatales (13) fue en 2011 en Río de Janeiro, seguido por el caso de Suzano, en San Pablo, en 2019, con nueve muertos.

Tanto Vinha como la investigadora estadounidense Sherry Towers insistieron con que informar detalles como el nombre del atacante genera un “efecto contagio” de más casos, por su búsqueda de “notoriedad”. Integrantes de los principales medios de prensa brasileños relataron su experiencia de aterrizar otra cobertura mediática frente a estos casos fatales.

La investigación también marcó que los episodios se caracterizan por ser “crímenes de odio o movidos por venganza y resentimiento”; suelen estar “planificados” e involucran el uso de “algún arma” para causar una o más muertes.

Vinha agregó que la escuela supone para “todos los autores un “escenario de sufrimiento”. Estos jóvenes “sienten una situación de bullying, de exclusión, de humillación y no se sienten adecuados en la escuela”. No son “populares”, sino que alcanzan relaciones sociales “más restringidas”, agregó.

Entre sus rasgos, detectaron además que tienen “una falta de perspectiva de futuro y un gusto por la violencia y el culto a las armas”. Esto último, destacó Vinha, se ve en diferentes perfiles y en grupos públicos de múltiples redes sociales.

La experta puntualizó también que los atacantes, sobre todo en los últimos años, son usuarios de una “subcultura extremista” en esas plataformas, con un “discurso de misoginia, homofobia, racismo y supremacía blanca”. Presentan no solo “indicios de trastornos mentales variados”, sino ante todo un “sufrimiento acentuado”, que sienten que no lo pueden compartir con los adultos referentes.

Encontraron “centenares” de subcomunidades donde jóvenes comparten desde “tutoriales de asesinatos” hasta “dónde encontrar armas”, entre otros asuntos escabrosos.

“La calidad del clima y convivencia es una de las funciones principales de la escuela” acotó Vinha. Al evento también concurrió el ministro de Educación de Brasil, Camilo Santana,-ver aparte- y se abordaron otros asuntos vinculados al periodismo y la educación.

Ministro de Lula: Bolsonaro “estimuló odio e intolerancia”

El ministro de Educación de Brasil, Camilo Santana, de la administración de Lula da Silva, participó del congreso Jeduca, que se desarrolló en San Pablo (Brasil). El jerarca fue consultado en la instancia por periodistas de medios de prensa locales. Santana habló sobre el “fuerte aumento” de ataques violentos en escuelas, tal como lo indica una investigación que se presentará en octubre.

“Es inaceptable, no podemos permitir ese tipo de comportamiento en nuestro país”, comenzó diciendo el ministro, que puntualizó que estos casos no ocurren solo en Brasil, sino en varios países del mundo. Desde el vecino país miran cómo ha sido la trayectoria de estos episodios en Estados Unidos, país que hace décadas atraviesa estos casos violentos.

El ministro también planteó que estos casos no es que se hayan presentado este año, sino que era una situación que “ya estaba pasando”, y apuntó contra el gobierno anterior, encabezado por Jair Bolsonaro, acérrimo opositor del actual presidente.

Esta serie de ataques en escuelas acumulados, sostuvo, “es fruto también de un gobierno que a menudo estimuló muchas veces el odio, la intolerancia, y eso influye en la vida de las personas a diario”. Incluso marcó que durante la pandemia el gobierno previo fue “omiso en la relación a la educación”.

Tras las críticas, señaló que frente a los ataques de este año Lula convocó a nueve ministros para construir una “política nacional de enfrentamiento a la violencia en las escuelas” que se presentará en octubre. Valoró el apoyo a centros y la mayor seguridad brindada. “La escuela necesita construir una relación con la comunidad, con el barrio y las familias”, acotó.

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