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Por avión y tren: el viaje secreto de Joe Biden a Kiev

Solo dos periodistas fueron con el presidente, pero no podían decir nada hasta llegar a la capital de Ucrania.

Joe Biden en el tren que lo llevó a la frontera entre Polonia y Ucrania
Joe Biden en el tren que lo llevó a la frontera entre Polonia y Ucrania.
Foto: AFP

La visita sorpresa del presidente Biden el lunes a Kiev comenzó casi 24 horas antes, en medio de la noche del este de Estados Unidos en un hangar en un aeropuerto militar en las afueras de Washington.

A las 04.00 (06.00 en Uruguay) del domingo, sin que supieran los medios de comunicación, ni los políticos y los ciudadanos estadounidenses, Joe Biden, de 80 años, abordó un Boeing 757 de la Fuerza Aérea, llamado C-32.

El avión estaba estacionado lejos de donde Biden generalmente lo abordaría. Y un detalle revelador: las persianas de todas las ventanas habían sido bajadas.

Quince minutos después, Biden, un puñado de agentes a cargo de su seguridad, un pequeño equipo médico, sus asesores más cercanos y dos periodistas que habían jurado no decir nada, partieron hacia Ucrania, casi un año después de la invasión rusa.

El presidente de Estados Unidos es quizás una de las personas más escudriñadas del planeta. Numerosos periodistas lo siguen dondequiera que vaya, ya sea a misa o a cumbres internacionales, y cada palabra que dice en público es grabada, transcrita y publicada.

En este caso, sin embargo, el grupo de 13 reporteros de radio, televisión, fotografía y prensa escrita que habitualmente lo acompaña en viajes al extranjero se redujo a dos: Sabrina Siddiqui, del Wall Street Journal, y Evan Vucci, fotógrafo de la agencia de noticias estadounidense Associated Press.

Cuando la Casa Blanca le permitió publicar detalles, Siddiqui contó que ella y Vucci fueron convocados a la Base de la Fuerza Aérea Andrews, en las afueras de la capital estadounidense, a las 02.15. Al llegar debieron entregar sus teléfonos, que no les fueron devueltos hasta que Biden llegó a Kiev, unas 24 horas después.

Primero volaron durante unas siete horas desde Washington hasta la base militar estadounidense en Ramstein, Alemania. Aquí también las cortinas de las ventanillas permanecieron bajas y los viajeros no abandonaron el avión.

El destino del segundo vuelo fue el aeropuerto de Rzeszow-Jasionka, en el sureste de Polonia y convertido desde la guerra en Ucrania en un centro internacional desde el cual se canalizan miles de millones de dólares en armas y municiones, incluidas las estadounidenses, a los ucranianos.

Durante todo ese tiempo, Siddiqui y Vucci no habían visto a Biden. Tampoco lo vieron en el aeropuerto polaco, ni cuando subieron allí a una camioneta que formaba parte de una caravana.

Los reporteros de la comitiva presidencial suelen ir en caravanas, pero esta vez no hubo sirenas ni nada que anunciara que el presidente de Estados Unidos se dirigía a Przemysl Glowny, la estación de tren polaca cerca de la frontera con Ucrania.

Eran ya las 21.15 hora local cuando la caravana se detuvo frente a un tren que tenía ocho vagones. A los periodistas se les dijo que lo abordaran, aún sin haber visto a Biden.

El tren seguía la ruta por la que se ha transportado una enorme cantidad de ayuda a Ucrania, pero también por la que, en la otra dirección, millones de mujeres y niños han huido de la guerra.

La mayoría de las personas a bordo, según Siddiqui, eran del “fuerte dispositivo de seguridad”.

Biden es conocido por su afición a los trenes. Le encanta recordar sus años de viajar en tren entre Washington y su hogar en Delaware, cuando era senador y criaba a sus dos hijos pequeños después de la muerte de su primera esposa en un accidente automovilístico. Uno de sus apodos es “Amtrak Joe”, en referencia a la compañía ferroviaria estadounidense.

Este viaje de 10 horas a Ucrania, sin embargo, fue todo menos un trayecto habitual para un presidente estadounidense: tuvo lugar en una zona en guerra y, a diferencia de las visitas presidenciales previas a Afganistán o Irak, las tropas estadounidenses no brindaron seguridad.

El tren llegó a Kiev al amanecer.

Biden, quien había visitado la capital ucraniana por última vez cuando era vicepresidente de Barack Obama (2009-2017), desembarcó alrededor de las 08.07 hora local. “Es bueno estar de vuelta en Kiev”, dijo.

El presidente de Estados Unidos Joe Biden junto al presidente ucraniano Volodimir Zelenski
El presidente de Estados Unidos Joe Biden junto al presidente ucraniano Volodimir Zelenski.
Foto: AFP
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Se avisó a último momento a Moscú

El viaje de Joe Biden a Kiev fue planeado en secreto durante meses, y con previo aviso a Rusia, que supo de los planes del mandatario unas horas antes de su salida de Washington. Así lo detallaron algunos de los principales asesores del presidente estadounidense, entre ellos el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, quien formaba parte de la pequeña comitiva que acompañó a Biden. Sullivan explicó que Washington envió una notificación a Moscú sobre el viaje de Biden a Kiev solo “unas horas” antes de que su avión saliera de la base aérea de Andrews (Maryland), a las afueras de Washington, y explicó que el objetivo del mensaje era evitar cualquier accidente que pudiera escalar el conflicto.

En base a AFP y EFE

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