Obra de corredor interoceánico en México genera expectativas económicas, pero también trae polémica

El proyecto de 300 km de longitud une el océano Pacífico y el Atlántico y visualiza como una alternativa al Canal de Panamá.

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Puerto de Salina Cruz, Oaxaca, lugar por donde pasará el Corredor Interoceánico.
Puerto de Salina Cruz, Oaxaca, lugar por donde pasará el Corredor Interoceánico.
Foto: AFP

AFP
En el Istmo de Tehuantepec, una estrecha porción del territorio mexicano donde 300 kilómetros separan al Pacífico del Atlántico, se construye un corredor interoceánico como alternativa al Canal de Panamá, lo cual genera expectativas económicas, pero también polémica.

El proyecto, visualizado por el conquistador español Hernán Cortés en el siglo XVI y perseguido por México desde hace casi un siglo, se desarrolla en una región de numerosos pueblos indígenas ancestrales y amplia riqueza cultural.

La obra, que promete complementar al Canal de Panamá, cabalga sobre la popularidad del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, cuyo gobierno ha invertido 2.850 millones de dólares en trenes de carga y turismo para unir dos remozados puertos.

El corredor podría sumar entre 3 y 5 puntos porcentuales al PIB mexicano, según el Ejecutivo.

Las opiniones están divididas entre quienes esperan que atraiga inversiones y aumente el consumo y aquellos que temen facilite la actividad del crimen organizado, además de generar serio impacto social y ambiental.

El tren conecta los puertos de Salina Cruz, en el Pacífico, con el de Coatzacoalcos, en el Atlántica (Veracruz).

Aunque el turismo despierta expectativa, el negocio es logístico y comercial.

El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) espera movilizar 300.000 contenedores al año en 2028, según datos oficiales, y aumentará a 1,4 millones -promedio de unas 33 millones de toneladas de carga, según estimaciones de AFP- cuando alcance plena capacidad operativa en 2033.

En 2022 el Canal de Panamá, muy afectado entonces por una sequía, vio cruzar 63,2 millones de toneladas de carga en contenedores, según su administración. Se estima que moviliza casi 3% del comercio mundial, de acuerdo con la misma fuente.

El capitán de navío Adiel Estrada, coordinador operativo del CIIT -que será administrado por la Marina mexicana-, sostuvo que la “columna vertebral del corredor” es que “se complementa con el Canal de Panamá”.

Con la licitación de los cinco primeros parques industriales del corredor, el gobierno espera atraer inversiones 7.000 millones de dólares.

La ampliación del puerto de Salina Cruz es monumental. Su nueva escollera, que ya le ganó 1.000 metros al mar y se extenderá hasta 1.600 metros, requiere 5,5 millones de toneladas de piedra. En Latinoamérica “no hay otro rompeolas con esta profundidad de 25 metros (...), es un megaproyecto”, dice Iván Santana, ingeniero de la Marina.

Los trabajos, iniciados en 2020, generan 800 empleos directos y 2.400 indirectos, según Estrada, dinamizando una región golpeada históricamente por la pobreza.

La población “ve con mucho ánimo el corredor” y su promesa de prosperidad, reconoce Rafael Mayoral, activista de Salina Cruz. Pero advierte que eso “no borra” su impacto ambiental y social.

El sur de México es la puerta para millares de migrantes irregulares, cuyo éxodo atrae a cárteles dedicados al tráfico de personas y la extorsión.

Ciudad Hidalgo, fronteriza con Guatemala adonde arriban los indocumentados, se conectará al CIIT con el tren que llegará a Ixtepec. Otro ramal lo enlazará con el turístico Tren Maya, también obra de López Obrador, marcando nuevas rutas migratorias.

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