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Nuevo escándalo por denuncias de ciberespionaje a escala global

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El presidente ruso Vladimir Putin se encuentran en una galería de tiro del edificio de la GRU en Moscú, Foto: Reuters

Guerra Fría versión siglo XXI

Estados Unidos y Europa acusan a Rusia, un “Estado paria” según el canciller británico.

La Guerra Fría versión siglo XXI está en su apogeo. Los bandos son los mismos que antes de la caída del Muro de Berlín en 1989. Por un lado Occidente, representado por Estados Unidos y la Unión Europea, y por otro Rusia, heredera de la desaparecida Unión Soviética.

Ayer jueves estalló una nueva batalla en el marco de esta guerra, cuando la Unión Europea (UE), Estados Unidos y la OTAN cargaron contra Rusia después de que Holanda y el Reino Unido la acusaran de intentar perpetrar ciberataques contra organismos internacionales y, en concreto, contra la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), con sede en La Haya.

Reino Unido y Holanda acusaron a Rusia de enviar a agentes con equipos computacionales y antenas de wifi a La Haya para tratar de hackear los sistemas de la OPAQ. Los presuntos agentes rusos operaban desde un vehículo repleto de equipos de vigilancia electrónica en el estacionamiento de un hotel cercano a la sede de la OPAQ.

Por este caso, Holanda anunció que en abril expulsó a cuatro funcionarios del Departamento Central de Inteligencia de Rusia (GRU). En tanto, la UE dijo que tiene "serias preocupaciones" por el "acto agresivo" de Rusia, señalaron en un comunicado conjunto el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; el máximo responsable del Consejo de la UE, Donald Tusk, y la jefa de la diplomacia comunitaria, Federica Mogherini.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se sumó a la catarata de reacciones occidentales de alto nivel y declaró que "Rusia debe detener su patrón de comportamiento imprudente, incluido el uso de la fuerza contra sus vecinos, el intento de interferencia en los procesos electorales y las campañas de desinformación generalizadas".

También el secretario de Defensa de Estados Unidos, Jim Mattis, en el marco de una reunión de la OTAN en Bruselas, calificó el supuesto ataque como el "último episodio en un patrón global de comportamiento temerario e irresponsable por parte de Moscú".

"Con la operación expuesta hoy hemos arrojado nueva luz sobre las inaceptables actividades cibernéticas del servicio de inteligencia militar ruso, el GRU", afirmaron en un comunicado conjunto la primera ministra británica Theresa May y su homólogo holandés Mark Rutte.

"Estas no son las acciones de una gran potencia, son las acciones de un Estado paria", dijo por su lado el secretario británico de Defensa, Gavin Williamson.

Estas acusaciones amenazan con tensar aún más las ya críticas relaciones entre Reino Unido y Rusia, que comenzaron a degradarse en 2006 tras el asesinato en Londres del exespía ruso Alexander Litvinenko con una sustancia radioactiva. Y de momento ya lograron abrir un nuevo frente en la moderna guerra fría que rusos y occidentales libran desde hace meses.

Estas fuerzas "están dispuestas a sacrificar los intereses de sus aliados", dijo Putin. Foto: AFP
Foto: AFP

Cuando se produjo el presunto intento de pirateo en La Haya, la OPAQ investigaba, por un lado, la intoxicación, el pasado marzo, en la localidad británica de Salisbury del exespía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia con el agente nervioso Novichok, de fabricación militar, que según las autoridades británicas fue obra de Rusia, al ser el único país con medios y motivos para elaborarlo.

Asimismo, la OPAQ estaba preparando una misión en Siria para investigar las denuncias sobre el presunto uso de armas químicas en un ataque contra civiles en la localidad de Duma, del que se acusa a las fuerzas del régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, aliado de Rusia.

Según documentos de identidad ofrecidos por las autoridades holandesas, los cuatro funcionarios rusos expulsados son: por un lado, Alexei Sergeyevich Morenets, Evgenii Mikhaylovich Serebriakov, considerados ambos operadores cibernéticos, y por otro, Oleg Mikhaylovich Sotnikov y Alexei Valeryevich Minin, quienes ofrecerían "apoyo de inteligencia humana".

Por su parte, Estados Unidos acusó ayer a siete supuestos agentes rusos de conspirar para hackear computadores y robar datos para deslegitimar a organizaciones internacionales antidopaje y castigar a funcionarios que habían revelado el programa de dopaje de atletas patrocinado por Moscú.

Aunque en el pasado ya se habían atribuido a Rusia varios importantes ataques informáticos, Reino Unido anunció ahora por primera vez que su Centro Nacional de Ciberseguridad (NCSC) podía vincularlos directamente al servicio militar ruso GRU y en última instancia al Kremlin.

Pensando en los "hackers", se elaboró un proyecto que seguramente será ampliado.
Foto: Archivo

Entre los ciberataques que los británicos atribuyen al GRU figura el del Partido Demócrata de Estados Unidos, preludio del escándalo sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016 que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca.

Pero el gobierno británico citó también las filtraciones de documentos confidenciales tras el pirateo en 2017 de la base de datos de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) con sede en Montreal. "El gobierno de Canadá estima con un alto nivel de confianza" que los ataques fueron responsabilidad del servicio de inteligencia militar ruso, confirmó después su cancillería en un comunicado.

El NCSC británico afirma además que el GRU fue casi seguramente responsable del virus de secuestro de datos BadRabbit que en octubre de 2017 encriptó numerosos discos duros provocando perturbaciones, entre otros, en el aeropuerto de Odessa, el banco central de Rusia y varios medios de comunicación rusos.

Rusia no es el único país al que se acusa de haber llevado a cabo operaciones cibernéticas internacionales en los últimos años.

Estados Unidos atribuyó a Corea del Norte el pirateo informático de los estudios de cine Sony en 2014 y el virus de secuestro de datos WannaCry que el año pasado bloqueó los ordenadores de cientos de miles de usuarios en 150 países.

Investigadores estadounidenses también afirmaron el miércoles que un grupo de háckers norcoreanos estuvo detrás de los ataques contra bancos de todo el mundo en los que lograron hacerse con "cientos de millones" de dólares.

“Una locura”

El presidente de Rusia, Vladimir Putin (en la foto en la sede de la GRU en 2006), tachó esta semana de una “locura” la versión de que agentes de la inteligencia militar rusa viajaron en marzo pasado al Reino Unido para matar con gas nervioso al exespía Serguéi Skripal.

“¿Qué locura es esa? ¿Acaso trabajan de limpiadores?”, dijo Putin, al responder a un periodista estadounidense por el caso Skripal, durante su intervención de la Semana Energética de Rusia.

GRU, el súper servicio secreto militar de los rusos
GRU, el súper servicio secreto militar de los rusos. Foto: Wikimedia Commons

Abundan en los últimos meses las acusaciones contra el GRU, servicio de inteligencia del ejército ruso, famoso por ser muy eficaz y muy secreto.

Creado por los bolcheviques en 1918 y considerado como una estructura rival del KGB durante la época soviética, la Dirección general de inteligencia del estado mayor de las fuerzas armadas (GRU, a la que se cambió oficialmente la sigla por GU en 2010) tiene fa-ma de ser la más poderosa y la más audaz agencia de espionaje rusa, aunque es poco conocida por el público. Dirigido desde 2016 por Igor Korobov, que figura en la lista de los sancionados por Estados Unidos, el GRU dispone de una vasta red de agentes en el extranjero y de unidades militares de élite, las "Spetznaz". Si el GRU siempre fue una poderosa organización, volvió a figurar en primer plano tras la disolución del KGB.

El GRU es acusado por los occidentales de estar detrás de una cantidad de grupos de piratas informáticos que realizaron los ciberataques contra la Agencia mundial antidopaje, varios medios de comunicación o el aeropuerto de Odessa y el metro de Kiev en Ucrania.

La agencia es también sospechosa de ser la responsable del ciberataque NotPetya, que afectó a centenares de miles de ordenadores en el mundo en junio de 2017, entre los cuales muchos de grandes empresas.

En Estados Unidos, el GRU fue acusado de haber pirateado los ordenadores del partido demócrata estadounidense, lo que fue preludio al escándalo de la injerencia rusa en la elección presidencial estadounidense de 2016. Gran Bretaña también involucró al GRU en el envenenamiento con Novichok del exespía ruso Serguéi Skripal y de su hija Yulia el 4 de marzo en Inglaterra. Skripal era un excoronel del GRU, detenido y condenado en 2006 en Moscú por "alta traición" a favor de Gran Bretaña, antes de ser cambiado en 2010 por espías rusos detenidos en Occidente.

La opaca y poderosa empresa militar privada Wagner, que se destacó en Siria y en África Central, fue creada por un exoficial del GRU, Dmitri Utkin, condecorado por Vladimir Putin. AFP

La reacción del Kremlin
"Mezcla de perfume infernal"
Kremlin de Moscú.

Rusia relacionó las acusaciones en su contra a una campaña contra el Kremlin y con la "espionajemanía" que considera existe entre los países occidentales. "La espionajemanía está ganando impulso", dijo la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova. La diplomática también consideró que las acusaciones, como las vertidas por el Reino Unido contra la agencia de espionaje militar ruso, GRU, son parte de "una nueva campaña internacional antirrusa". "Sin ninguna selección, en un solo frasco, y posiblemente en un frasco de Nina Ricci, se mezcló todo, el GRU, los ciberataques, los piratas informáticos del Kremlin y la Agencia Mundial Antidopaje. Sale una auténtica mezcla de perfume infernal", apuntó. La portavoz de la Cancillería aludía a las denuncias de las autoridades británicas de que el exespía ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia fueron envenenados en territorio británico con una sustancia tóxica contenida en un frasco de perfume. EFE

Chips chinos para robar secretos

China usó pequeños chips insertados en computadoras de empresas estadounidenses para robar secretos tecnológicos, reveló Bloomberg ayer jueves. Estos chips, más pequeños que un grano de arroz, se utilizaron en equipos fabricados en China para Amazon. También Apple y otras compañías y agencias gubernamentales podrían estar afectadas por este espionaje industrial. Las computadoras que contienen el chip son fabricadas por la empresa estadounidense Super Micro Computer, que tiene una planta de fabricación en China. Esta start-up produce equipos informáticos para el Departamento de Defensa, las operaciones de drones de la CIA y las redes de buques de guerra de la Marina. La agencia dice que Amazon descubrió el problema cuando adquirió la compañía de software Elemental y examinó los servidores fabricados por Super Micro. AFP

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