REINO UNIDO
El primer ministro frena los planes del Partido Nacional Escocés.
El primer ministro británico, Boris Johnson, afirmó ayer viernes durante una visita al congreso de los conservadores escoceses que “no es el momento para otro referéndum” en Escocia.
Johnson alertó contra la agenda del gobierno autónomo de Escocia, liderado por el Partido Nacional Escocés (SNP), que defiende un nuevo plebiscito sobre la independencia para antes del final de 2023.
“No es el momento para tener discusiones sobre la Constitución” del Reino Unido, dijo ante el repleto auditorio P&J de la ciudad escocesa de Aberdeen, “mientras un país europeo está siendo bombardeado en la guerra más cruenta desde 1945 (en alusión a la invasión rusa de Ucrania) y cuando los servicios públicos y la economía necesitan recuperarse de la pandemia” de coronavirus.
En su discurso, Johnson elogió al líder de los conservadores escoceses, Douglas Ross, por ser el “único líder político en Escocia” que se pronuncia “alto y claro” contra los deseos del SNP. El jefe del Gobierno británico trataba así de cerrar la brecha que se ha abierto en los últimos meses entre él y Ross, que llegó a pedir su dimisión tras el escándalo de las fiestas en Downing Street.
Las últimas encuestas confirman la baja popularidad del actual primer ministro británico en Escocia. Un 80% de la sociedad escocesa cree que está haciendo un mal trabajo, por sólo un 14% que se muestra de acuerdo con él, según el barómetro de YouGov publicado este mes.
Ese sentir no es nuevo, aunque se vio acentuado por la agria polémica que desataron las celebraciones durante el confinamiento en la residencia oficial del primer ministro, destapadas a principios de año.
Esos eventos llevaron al jefe de los “tories” escoceses a exigir su renuncia, al considerar “insostenible” su “posición como primer ministro y líder del partido”.
Desde entonces, la relación de Ross con sus colegas del Gobierno británico ha quedado enturbiada, hasta el punto de que el secretario de Estado para el Brexit, Jacob Rees-Mogg, llegó a describir al líder escocés como un político de “poca influencia” en la formación.
“No hay una buena relación” entre Ross y Johnson, dijo Alan Convery, de la Universidad de Edimburgo, especializado en conservadurismo, que destaca la importancia simbólica de las palabras de Rees-Mogg: “Es difícil imaginar que un primer ministro permitiera decir algo similar” sobre uno de los barones del partido, subraya.
Ross reconsideró su petición tras el inicio de la guerra en Ucrania. “No es el momento para exigir dimisiones”, ha afirmado el líder escocés.