BRASIL
Entre los 16 cuadros hurtados, se encuentran O Sono y Sol Poente, de la artista brasileña Tarsila do Amaral, estimados en varias decenas de millones de dólares cada uno.
Lapolicía brasileña detuvo ayer miércoles a una mujer participó en el engaño a su propia madre para robarle obras de arte, joyas y dinero valorados en unos 725 millones de reales (145 millones de dólares) en un golpe que se prolongó durante meses.
Entre los 16 cuadros hurtados, se encuentran O Sono y Sol Poente, de la artista brasileña Tarsila do Amaral, estimados en varias decenas de millones de dólares cada uno.
La mujer habría engañado y extorsionado a su madre de 82 años, heredera de las obras de su marido, Jean Boghici, un reconocido coleccionista brasileño fallecido hace siete años.
Además tres supuestos cómplices fueron detenidos y dos se encuentran prófugos.
La banda mantuvo a la anciana aislada en su casa de Rio de Janeiro durante casi un año, en el transcurso del cual la despojaron de sus bienes, incluida una colección de valiosos cuadros.
Sol Poente, un óleo de Amaral pintado en 1929 y valorado en unos 50 millones de dólares, fue hallado bajo la cama de uno de los detenidos, detalló el sitio de noticias G1.
También se encontraron obras del artista brasileño y exponente del arte moderno Di Cavalcanti.
La víctima habría sido persuadida por una supuesta vidente de pagar un “tratamiento espiritual” para salvar a su hija haciéndole creer que estaba enferma, un engaño del que la hija sería cómplice.
“Por tener un lado místico y una hija que enfrenta problemas psicológicos desde la adolescencia, la anciana fue convencida, inclusive por la propia hija, a realizar los pagos solicitados para el tratamiento espiritual propuesto”, detalló la Policía en un comunicado.
Un total de 5 millones de reales (unos 970.000 dólares) fueron transferidos en al menos ocho operaciones entre enero y febrero de 2020. La estafa pasó a extorsión cuando la anciana descubrió a la falsa vidente y su hija despidiera a los empleados domésticos para aislarla.
Algunos de los cuadros fueron vendidos a galerías de arte y al menos dos acabaron en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, confirmaron voceros del establecimiento al diario Folha de S. Paulo. En el museo bonaerense no desconfiaron porque los cuadros habían sido entregados por la propia hija de la anciana propietaria de las obras.