COPIAPÓ | EL MERCURIO / GDA Y EL
PAÍS DE MADRID
Llegar hasta los 33 mineros sepultados a 700 metros no será tarea fácil por lo que, tras la euforia del domingo, ayer se comenzó el diseño del operativo y el trabajo de topografía para comenzar la perforación. Esperan que puedan salir para Navidad.
Los 33 mineros atrapados a 700 metros bajo la superficie por un derrumbe en la mina San José, comenzaron a recibir sus primeros alimentos en más de dos semanas, a través del ducto de ocho centímetros de diámetro que una sonda excavó en la roca. Tras la explosión de júbilo nacional el domingo, por el hallazgo con vida de los trabajadores, que hoy completan 19 días bajo tierra, y después de entubar el agujero para asegurar su estabilidad, siguió la excavación de otras sondas para tener nuevas vías de comunicación, mientras se esperaba llegue la máquina que abrirá un túnel de 66 centímetros de diámetro por el que los subirán, en un trabajo que tardará entre tres y cuatro meses.
El conducto que abrió la sonda es como un cordón umbilical para mantener con vida a los mineros. Desde la superficie, los rescatistas bajan la ayuda hacia el subsuelo por este agujero, al interior de tubos alargados, con forma de lápices pero de un largo superior a un metro, llamados "palomas". Los primeros envíos contuvieron ayer agua potable y suero líquido para hidratarlos. Tras una encuesta de salud a todos, hoy se prevé darles sus primeras comidas y medicamentos. Los mineros sobreviven abajo soportando temperaturas constantes cercanas a 35 grados Celsius y una humedad del 98%. Aunque sólo tenían alimentos para dos días en el refugio que la mina tiene a 700 metros bajo la superficie, agua no les ha faltado: disponían de 14.000 litros en un estanque que se utilizaba para enfriar maquinarias y recolectaron también el líquido a través de las canales del techo del refugio. También hay aire en los túneles y galerías, según otros trabajadores de esta mina.
Tampoco les ha faltado iluminación, porque contaban con las baterías de dos camionetas que quedaron bajo la superficie. Las primeras imágenes de una cámara de televisión que bajó hasta donde se encuentran los mineros mostraron el rostro desgreñado pero sonriente de Florencio Ávalos, de 31 años, jefe de mina y que quedó atrapado junto con un hermano suyo. Existe optimismo entre los rescatistas y el gobierno chileno de salvar a los mineros y que puedan estar antes de Navidad de regreso con sus familias, aunque no existen precedentes a nivel mundial de un rescate a esta profundidad y durante tanto tiempo.
Para esto requieren enviarles alimentos, medicamentos, asegurar la iluminación, cuidados sanitarios y de higiene, además de apoyo psicológico y comunicación con sus familiares. El túnel de rescate de 66 centímetros, poco más del ancho promedio de los hombros de un adulto, lo excavará una maquina sudafricana, la Strata 950, que facilitó la minera estatal Codelco. Esta abre primero una sonda guía y después comienza a ampliar este agujero y su capacidad de avance puede llegar hasta 15 metros diarios.
Psicólogos y psiquiatras, que analizaron la carta que el más experimentado del grupo, Mario Gómez envió a su esposa, y el escueto pero claro mensaje que los atrapados ataron al martillo de la sonda que los encontró el domingo, resaltaron la claridad mental de los mineros. "Estamos bien el refugio los 33", escribió uno de ellos con lápiz rojo y letras grandes y legibles, resumiendo la información esencial en sólo siete palabras. Gómez, de 63 años, a quien su esposa Lily describe como "aperrado", animoso y no se deja abatir por los problemas, le cuenta en la carta que "estoy bien", pregunta qué ocurre con el seguro y relata que los sondajes han pasado por detrás del refugio. "Dale muchos besitos a todas mis hijas y nietos, que los amo mucho, que estén tranquilos. Para ti, con amor más grande, te amo demasiado. Vamos a ser felices para siempre juntos con nuestra familia. Pronto nos veremos, chao mi vida, te amo, hasta pronto. Un beso", escribe Gómez, chófer de la mina.
El principal riesgo es que haya un nuevo derrumbe y que siga descendiendo la roca de 700.000 toneladas que obstruyó el túnel de la mina en un tramo de más 150 metros, a una altura por encima de donde están atrapados los trabajadores. También existen riesgos de salud y de estabilidad del grupo debido a lo prolongando que será su encierro. Pero los especialistas en rescates tienen confianza y creen que la comunicación de los mineros con sus parientes y amigos será vital para mantener el ánimo.
La encuesta a los 33 mineros tiene once preguntas. La primera es "¿Quién está organizando el grupo?" y después se les consulta sobre la disponibilidad de aire, agua, comida, si están heridos, golpeados o enfermos y de qué, si les duele algo, están orinando, tienen diarrea o vómitos, y los medicamentos que toman.
El ministerio de Salud anunció que pedirá ayuda a la NASA para conocer sobre nuevas técnicas que contribuyan a mantener en buen estado de salud a personas confinadas en espacios reducidos y que tienen escaso acceso a alimentación. Las condiciones que enfrentan los mineros son parecidas a las que pueden enfrentar tripulantes de submarinos y astronautas.
La solidaridad ha sido la savia del campamento "Esperanza", donde están los familiares, a dos cuadras de distancia de los trabajos de rescate. Los municipios vecinos proporcionan comida, bebidas y el Ejército, alojamiento en tiendas de campaña. Para las labores de rescate, encabezadas y financiadas por el gobierno chileno al observar la inoperancia de los propietarios de la mina San José, varias de las mayores empresas mineras del mundo han facilitado sus maquinarias y técnicos.
Algunos de los parientes y amigos de los mineros, que han permanecido en tiendas de lona junto a la mina en forma ininterrumpida desde el segundo día después del derrumbe, están dispuestos a seguir en el lugar, situado a 900 kilómetros al Norte de Santiago de Chile, hasta que termine el rescate. Otros, que tuvieron permisos de sus trabajos, volverán en visitas periódicas.
Piñera mejorará las condiciones de seguridad de los trabajadores
SANTIAGO | El gobierno chileno anunció que mejorará las condiciones de seguridad de los trabajadores de distintos sectores, en una de las lecciones que deja el derrumbe. El presidente, Sebastián Piñera, reiteró que no habrá impunidad con los responsables de la mina, mientras la empresa propietaria ha advertido que se puede declarar en quiebra.
Piñera formó una comisión de expertos para que en 90 días entregue propuestas para elevar las atribuciones de los organismos fiscalizadores del Estado y las sanciones a las empresas que vulneran las normas en la minería, construcción, agricultura e industria. Piñera afirmó confiar que el derrumbe en la mina San José sirva para dar un "gigantesco salto adelante en la dignidad, la seguridad y las condiciones" en que se desempeñan los trabajadores.
La empresa propietaria de la mina, San Esteban, no ha participado en las labores de rescate de los trabajadores y tardó en avisar del accidente, además de vulnerar normas de seguridad. Un abogado afirmó que se pueden declarar en quiebra porque carecen de flujo para pagar los gastos. El País de Madrid
Las cifras
120 Los días que, como mínimo, tardará la perforación del túnel de 700 metros que llegará hasta el refugio donde están los mineros.
1,5 Kilómetros, es el espacio del que disponen los mineros para moverse, lo que les ayuda a estar en buenas condiciones.
Inciarte: "Pedí que no dejaran de buscar"
Cuando se supo que los mineros chilenos estaban bien después de 17 días en el yacimiento no faltaron quienes lanzaron un grito de ¡Viven! y evocaron la odisea de los uruguayos que en 1972 fueron dados por desaparecidos durante 72 días en la Cordillera de los Andes.
"Pero no me parece que sea comparable con nuestra situación, creo que lo de ellos debe ser mucho peor", reconoció el ingeniero Roy Harley, uno de los hombres que fueron dados por muertos hace 38 años y que se alegró "muchísimo" con el rescate a los chilenos.
"A los 11 días del derrumbe en Chile me llamaron de un diario de Chile y les dije que buscaran a los mineros, que no dejaran de buscar, que siguieran buscando. Por favor, no los den por muertos, les pedí", comentó José Luis Inciarte, que recordó el golpe anímico que sufrió su grupo cuando en 1972 escucharon que habían abandonado su búsqueda.
"Los chilenos seguramente tendrán la desesperación de estar en contacto y saber que no van a poder salir hasta diciembre. Pero ya saben que la gente arriba los espera, así que harán todo lo posible para no desesperarse", destacó Inciarte.