“NO HABRÁ EXCUSAS DE MI PARTE”
Destacó que bajó el régimen de su progenitor (1965-1986) se construyeron “más carreteras” que nunca y se alcanzó la “autosuficiencia alimentaria”.
Ferdinand “Bongbong” Marcos Jr. se convirtió ayer jueves en el nuevo presidente de Filipinasen una concurrida ceremonia en la que ensalzó la figura de su padre, el fallecido dictador Ferdinand Marcos.
Marcos Jr, de 64 años, alabó la figura de su padre y aseguró que bajo su régimen (1965-1986) se construyeron “más carreteras” que nunca y se alcanzó la “autosuficiencia alimentaria”, describiendo a Marcos padre como un gobernante eficiente.
“Así será con su hijo, no habrá excusas de mi parte”, señaló Marcos Jr. frente a una multitud entregada que aplaudía y animaba toda referencia a su padre y a los años en los que gobernó Filipinas con puño de hierro, principalmente tras la declaración de la ley marcial en 1972.
Estos elogios al padre cuadran con la campaña de desinformación con la que desde hace décadas la familia ha blanqueado el legado de Marcos padre, ocultando el saqueo millonario de las arcas públicas y la profunda crisis y hambruna al final de su mandato, presentando aquellos años como una “era dorada” del país.
“Estoy aquí no para hablar del pasado. Estoy aquí para hablarles de nuestro futuro (…) no miramos atrás, sino adelante”, destacó Marcos Jr, que ganó con más del 50% de los votos los comicios del pasado 9 de mayo.
“Estamos aquí para reparar esta casa dividida, para completarla y para mantenernos firmes de nuevo en el camino”, prosiguió Marcos Jr.
La dinastía política vuelve así al poder 36 años después de que una revolución popular acabara con el régimen de su padre y forzara a la familia a huir en helicóptero a Hawái.
El traspaso de poderes fue en el palacio de Malacañán entre el presidente saliente, Rodrigo Duterte, y el nuevo jefe de Estado. Pero Duterte no asistió a la jura de Marcos Jr., que tendrá como vicepresidenta a la hija de su predecesor, Sara Duterte-Carpio. Ambas familias estuvieron enemistadas en el pasado, al punto que Duterte llamó “débil” a Marcos.
En la ceremonia de jura sí estuvo Imelda Marcos (92 años), matriarca del clan y quien gobernara a la sombra de su marido durante la “dictadura conyugal”.
A pocos metros del Museo Nacional donde se realizaron los actos, se produjo una manifestación organizada por grupos de derechos humanos que protestaron contra Marcos Jr, que no ha condenado las atrocidades cometidas durante la época de su padre, en la que más de 3.000 personas murieron en ejecuciones sumarias y unas 65.000 fueron torturadas.
Rodrigo Duterte deja por su parte un sangriento legado debido a la guerra contra las drogas, en la que han muerto, según las ONG, unas 27.000 personas ejecutadas extrajudicialmente, aunque las autoridades hablan de unas 6.000 víctimas mortales en redadas.
Más de 15.000 policías, soldados y personal del cuerpo de guardacostas fueron desplegados en Manila para el acto de asunción de Marcos Jr, al que asistieron el vicepresidente chino Wang Qishan o al segundo caballero de Estados Unidos, Douglas Emhoff, esposo de la vicepresidenta Kamala Harris.
A diferencia de Duterte, que se distanció de Estados Unidos y se acercó a China, Marcos Jr dijo que quiere una relación equilibrada con ambas potencias que se disputan la influencia en el Pacífico. El mes pasado definió su política internacional con la frase “amigo de todos, enemigo de nadie”.
Con los precios al alza y una economía devastada por el covid-19, el nuevo presidente ha hecho de sus prioridades contener la inflación, impulsar el crecimiento y aumentar la producción alimentaria.
Incluso ha tomado la decisión de nombrarse secretario de Agricultura para asumir personalmente la gestión de este sector plagado de problemas.
Marcos Jr ya ha designado a casi todos los miembros de su gobierno, aunque se prevé que su asesor más influyente sea su mujer Louise.
Muchos esperan que “Bongbong” sea menos violento que Duterte, pero los activistas y la Iglesia temen que use su avasalladora victoria para atrincherarse en el poder.