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"Mamá, hay disparos, llama a la Policía, estoy por morir"

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Decenas de personas en la vigilia en memoria de las víctimas. Foto: Reuters
Mourners embrace and pray during a candle-lit vigil, in memory of the victims of the gay nightclub mass shooting in Orlando, at St Anne's Church in the Soho district of London, Britain June 13, 2016. REUTERS/Dylan Martinez FLORIDA-SHOOTING/BRITAIN-VIGIL
DYLAN MARTINEZ/REUTERS

Confirman identidad de 48 fallecidos del tiroteo más sangriento de EE.UU.

A las puertas del centro social Beardall, una de las dos instalaciones habilitadas para los familiares de los asistentes a la discoteca de Orlando donde este domingo se produjo el peor atentado en EE UU desde el 11-S, hay una duda constante: si hablar en presente o en pasado sobre las personas desaparecidas. Conviven la incertidumbre ante la posible muerte del familiar y la esperanza de que haya sobrevivido. Y de vez en cuando, llega el dolor extremo: personas que salen completamente desoladas o atónitas tras comunicarles que su ser querido ha fallecido. Policías y médicos las reciben en el exterior y tratan de consolarlas.

En la última lista de fallecidos identificados, figuran 48 nombres de las 49 víctimas, de los cuales la gran mayoría tienen origen hispano.: muchos de Puerto Rico, que tiene una extensa colonia en la ciudad. También hay tres personas mexicanas y dos venezolanos. Tienen entre 20 y 50 años y entre ellos había estudiantes de Farmacia, agentes de seguridad de la discoteca, trabajadores del parque de atracciones Universal o de una agencia de viajes. El club Pulse, popular entre la comunidad gay, celebraba el sábado su noche latina.

Maribel Mejía, de 42 años, nacida en República Dominicana, criada en Puerto Rico y que vive desde pequeña en Florida, tiene 10 amigos que asistieron a la discoteca. Ella acudió junto a ellos, como suele hacer los sábados junto a su esposa. Pero estuvo poco tiempo: un mal presagio, dice, le hizo marcharse pronto.

En el lugar falleció un amigo suyo. Eric Ortiz, un treintañero puertorriqueño que trabajaba en una tienda de regalos de cumpleaños. "Era un muchacho muy alegre, le gustaba mucho salir", señaló.

"Caos completo".

Testigos recuerdan escenas de terror, cuerpos cayendo y sangre por doquier a medida que la fiesta se convertía en tragedia en el recinto cerrado.

"Era un caos completo", dijo el joven Janiel Gonzalez, quien sobrevivió al ataque. "La gente gritaba ayúdenme, ayúdenme, estoy atrapado".

El jefe de la policía de Orlando, John Mina, dijo que luego tomó la "difícil" decisión de asaltar el club, después de que Mateen mencionó por teléfono "chalecos bomba" y "explosivos". Finalmente se supo que no era así.

Una camioneta policial blindada arrasó una pared e irrumpió en el lugar, y más agentes se sumaron al tiroteo que culminó con la muerte del atacante.

"Sabíamos que era la decisión correcta y creemos que previnimos una eventual pérdida de vidas y salvamos muchas, muchas vidas", dijo ayer Mina en rueda de prensa.

Uno de los heridos, Ángel Colón Jr, de 26 años, le contó a su padre que el agresor era frío y actuó de forma metódica hasta que irrumpió un equipo de las fuerzas especiales que lo enfrentó hasta matarlo.

"Pasaba delante de cada persona que estaba tirada en el suelo y le disparaba, para asegurarse de que estaba muerta", explicó su padre, que también se llama Ángel Colón, al salir del hospital Orlando Regional Medical Center.

SMS del horror.

Eddie Justice, el joven de 30 años que intentó ocultarse el sábado por la noche mientras arreciaban los tiros enviando entretanto mensajes a su madre, terminó finalmente las 50 víctimas.

Eddie envió el primer SMS a las 02.06: "Mamá, te quiero", escribió el muchacho desde Pulse, cuando el infierno ya había comenzado. Y agregó: "En el club están disparando". Un minuto después, a las 02.07, otro dramático mensaje: "Oculto en el baño". La madre, Mina, le preguntó en qué club estaba: "Pulse", precisó Eddie.

Luego los SMS se vuelven convulsivos y Mina vivió minuto tras minuto la tragedia de su hijo, atrapado en la pesadilla paranoica de un asesino que persiguió a sus víctimas con metódica ferocidad.

"Llama a la policía", imploró Eddie a las 2.08, "estoy por morir". La madre responde que está llamando y Eddie, desesperado, insiste.

"Llámalos, mamá", volvió a escribir a las 2.39. "Él está llegando", "estoy por morir", reiteró en los apremiantes mensajes desde su precario refugio.

A las 2.46 Eddie aún estaba vivo y oculto en el baño de mujeres, como escribió a su madre, con la esperanza de que llegara la policía y lo hallara antes que el verdugo. Pero sabe que son sus últimos instantes, que no hay más tiempo. "Nos capturó", escribió a las 2.46, la policía "debe venir a salvarnos".

Mina, mientras tanto, llamó a los agentes y se precipitó frente al Pulse. Vio lo que estaba ocurriendo, el caos, los heridos que lograron escapar, la gente aterrorizada.

Intentó tranquilizar al muchacho con un nuevo SMS: "OK, están llegando... la policía está adentro, hazme saber cuando veas a la policía".

Eran las 02.49. Eddie consiguió aún responder a las 2.50: "Apúrense, él está en el baño con nosotros". Luego, el silencio. Luego de una hora, los SMS dejaron de ser enviados.

Su padre niega "radicalismo".

Seddique Mateen, el padre del presunto autor de la matanza en la discoteca Pulse en Orlando (EE.UU.) que dejó 50 muertos, rechazó ayer que su hijo estuviese "radicalizado" y expresó sus condolencias por las víctimas del acto terrorista.

"Creo que simplemente quería presumir. Radicalismo no, no. Ni siquiera tiene barba. No creo que la religión o el Islam tuviese nada que ver con esto", aseguró.

"Estamos pidiendo perdón por lo sucedido. Estamos en shock, como todo el país", agregó. "Desconozco lo que le llevó a realizar el tiroteo. Si lo hubiese sabido, le habría detenido", dijo el padre.

En un video publicado ayer en Facebook, apuntó que "el propio Dios habría castigado a aquellos involucrados en la homosexualidad", al recalcar que esta labor no corresponde "a sus siervos".

TRES VÍCTIMAS DE LA MASACRE.

Amanda Alvear, 25 años - Era técnica farmacéutica.

Trabajaba como técnica farmacéutica y es bachiller del Ridge Community High School, en Davenport, según reporta el portal Univisión. Su familia es de Puerto Rico y Nueva York. Ayer se viralizó el video en el que grababa momentos de la masacre, que luego posteó en Snapchat. Estaba de visita en Orlando junto a otros amigos. Uno de ellos falleció.

Luis Vielma, 22 años - Trabajaba en el Parque de Orlando

Este mexicano-estadounidense estudiaba para ser fisioterapeuta en una universidad de Florida. También trabajaba en el parque de Universal, en Orlando, en una de las atracciones de la saga de Harry Potter, de la que era fanático. J.K. Rowling, famosa autora de los libros, tuiteó ayer un mensaje sobre el joven. "No puedo dejar de llorar", dijo.

Simón Carrillo, 31 años - Soñaba ser agente de bienes raíces.

Era un venezolano, nacido en el estado de Lara, que vivía en Orlando desde hace un par de años. Fue a la fiesta junto a Óscar Arocena (de 26 años), quien era su pareja y que también falleció como consecuencia de los disparos. Según comentaron amigos y allegados a ambas víctimas, los dos soñaban con convertirse en agente de bienes raíces.

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Decenas de personas en la vigilia en memoria de las víctimas. Foto: Reuters

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