Los 100 años de Henry Kissinger, polémico personaje para entender la segunda mitad del siglo XX

Gracias a su política internacional, es admirado como estadista o repudiado por promover golpes militares en América Latina.

Kissinger, personaje clave en la política internacional en la segunda mitad del siglo XX
Henry Kissinger, personaje clave en la política internacional de EE.UU. en la segunda mitad del siglo XX.
Foto: AFP

Si le pidieran que nombrara a un secretario de Estado de Estados Unidos, ¿a quién recordaría inmediatamente? Muy probablemente diría Henry Kissinger.

Admirado como estadista o repudiado por promover golpes militares en América Latina, lo que nadie discute es que para estudiar la historia de la segunda mitad del siglo XX hay que detenerse en Kissinger. Este polémico personaje cumple 100 años hoy sábado 27 de mayo.

La centuria lo encuentra vigente y activo. Sus conferencias y entrevistas son seguidas por líderes en todo el mundo, incluso por adversarios políticos que le reconocen su autoridad para opinar hacia dónde vamos.

En estos días ha hablado del tema del momento: la guerra en Ucrania. “Llegamos a un punto en el que logramos nuestro objetivo estratégico. La tentativa militar de Rusia de absorber a Ucrania fracasó”.

También ha opinado sobre la Inteligencia Artificial, y los riesgos que implica para las relaciones entre Estados Unidos y China. “Son dos tipos de potencias entre las que, históricamente, hubiera sido inevitable una confrontación militar. Pero esta no es una circunstancia normal, debido a la destrucción mutua asegurada y la inteligencia artificial. Estamos en el comienzo de una capacidad en la que las máquinas podrían imponer una peste global u otras pandemias, no solo nucleares, sino cualquier campo de destrucción humana”, declaró la semana pasada a la revista británica The Economist.

Si se toma la frase de José Ortega y Gasset “yo soy yo y mi circunstancia”, Kissinger es un buen ejemplo.

De origen judío, nacido en Alemania -Fürth, en Baviera, todavía conserva el acento de su lengua materna-, emigró a Estados Unidos en pleno auge del nazismo. Participó en la Segunda Guerra Mundial en el servicio de espionaje del ejército estadounidense.

Egresado de la Universidad Harvard, donde además fue docente, su carrera diplomática abarcó lo más caliente de la Guerra Fría: las convulsionadas décadas de 1960 y 1970, que incluyen la “política de distensión” con la Unión Soviética y el deshielo con China, los regímenes militares en América Latina, y hasta un polémico Nobel de la Paz que se negó a devolver cuando fracasó un acuerdo para ponerle fin a la guerra en Vietnam que él había negociado.

En América Latina la imagen de Kissinger está muy ligada al golpe de Estado contra el presidente socialista Salvador Allende en Chile en 1973. También al apoyo a las demás dictaduras en el Cono Sur y a denuncias que lo involucran en el Plan Cóndor.

En el resto del mundo su gestión fue determinante para las relaciones de Estados Unidos con la Unión Soviética y China, la etapa final de la guerra en Vietnam, y hay documentos del Pentágono que lo involucran en los bombardeos a Camboya entre 1969 y 1973.

Su gran entrada en escena fue en 1969 cuando el entonces presidente republicano Richard Nixon lo nombró Consejero de Seguridad Nacional, y luego secretario de Estado entre 1973 y 1975. Cargo que mantuvo hasta 1977 con el presidente Gerald Ford, sobreviviendo de esta forma al escándalo Watergate que terminó con el gobierno de Nixon.

En ese período lleva adelante lo que se conoce como “política de distensión” con la Unión Soviética y de deshielo con China -en el marco de la diplomacia del ping pong-, país al que viajó en secreto al menos una vez para organizar con el primer ministro chino Zhou Enlai la histórica reunión de Nixon con Mao Zedong en 1972. La gestión de Kissinger con China significó el principio del fin del aislamiento internacional de la potencia asiática.

También de esa época son la negociaciones para ponerle fin a la guerra en Vietnam. El alto el fuego acordado entre Kissinger y su contraparte vietnamita Le Duc Tho hizo que le otorgaran a ambos el Nobel de la Paz 1973. El premio levantó una fuerte polémica, y Kissinger no fue a Oslo a retirarlo debido a las protestas.

Poco después el alto el fuego fracasó: Le Duc Tho devolvió el premio, Kissinger no.

Su participación en Medio Oriente también fue determinante, en especial a través de la operación Nickel Grass, el puente aéreo creado por Estados Unidos para el suministro de armas a Israel durante la guerra de Yom Kippur en 1973.

Henry Kissinger, secretario de Estado de EE.UU., junto al primer ministro chino Zhou Enlai en 1971
Henry Kissinger, secretario de Estado de EE.UU., junto al primer ministro chino Zhou Enlai en 1971.
Foto: AFP

Orden mundial

Hoy, apartado al menos formalmente de los pasillos del poder en Washington, su actividad está en el sector privado a través de su Kissinger Associates, y como asesor y director de empresas. También es miembro del Grupo Bilderberg, que cada año reúne a las personas más influyentes en varias áreas para debatir hacia dónde va el mundo.

Para alguien que ha vivido estudiando e incidiendo en las relaciones entre países, y que una de sus últimas obra se titula Orden Mundial (2014), resulta llamativo que crea que “jamás ha existido un verdadero orden mundial”.

En ese mismo libro, Kissinger escribe algo de tremenda vigencia en estos tiempos pos- pandemia, guerra y avances científicos y tecnológicos vertiginosos que están agrandando cada vez más la brecha entre países y dentro de ellos.

“(…) el orden -dice Kissinger en la introducción de Orden Mundial- es algo que debe ser cultivado; no puede imponerse. Sobre todo en nuestra era de comunicación instantánea y de continuo cambio político revolucionario. Cualquier sistema de orden mundial, para poder sostenerse, debe ser aceptado como tal: no solo por los dirigentes, sino también por los ciudadanos de a pie. Debe reflejar dos verdades: el orden sin liberad, aunque se mantenga por efecto de las exaltación momentánea, tarde o temprano crea su propio opuesto; pero la libertad no puede garantizarse ni sostenerse sin un marco de orden que mantenga la paz. Orden y libertad, aunque a veces se describen como polos opuestos en el espectro de la experiencia, deberían comprenderse como factores independientes. ¿Los líderes de hoy pueden superar las urgencias cotidianas para lograr ese equilibrio?”.

Dos libros

Inteligencia artificial y alianzas

Henry Kissinger brindó la semana pasada una entrevista a la revista británica The Economist en su oficina del piso 33 de un edificio Art Decó en el centro de Manhattan, Nueva York. El ex secretario de Estado está trabajando en dos libros, uno sobre Inteligencia Artificial y otro sobre las grandes alianzas internacionales.

Comparó la actual rivalidad de las alianzas con la situación previa a la Primera Guerra Mundial, “donde ninguna de las partes tiene mucho margen de concesión política y en la que cualquier perturbación del equilibrio puede tener consecuencias catastróficas”.

Según Kissinger, lo mejor para la seguridad de Europa es tener a Ucrania en la OTAN.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar