Redacción El País
El alunizaje de la misión espacial Chandrayaan-3 en el polo sur de la Luna, alcanzado ayer miércoles por la India, es un éxito sin precedentes que, además de vencer un importante reto tecnológico, abre la puerta a la posibilidad de explorar el agua que se escondería en forma de hielo en esa región.
Chandrayaan-3, que significa “nave lunar”, aterrizó sobre la superficie lunar pasadas las 09:30 horas de Uruguay, tras una compleja maniobra de descenso sobre una zona nunca antes explorada. La India se convierte en el cuarto país en lograr alunizar en el satélite terrestre, un hito únicamente logrado hasta ahora por Estados Unidos, Rusia, y China.
El primer ministro de la India, Narendra Modi, anunció en directo en la televisión el éxito de la misión: “En esta feliz ocasión, me gustaría dirigirme a los pueblos del mundo”, dijo un Modi sonriente mientras ondeaba una bandera india, al margen de la cumbre de los BRICS en Sudáfrica. “El éxito de la misión lunar de la India no es sólo de la India”, añadió. “Este éxito pertenece a toda la humanidad”.
¿Qué persiguen las misiones en el polo sur de la Luna? El polo sur lunar es una región con agua congelada, que podría ser una fuente de oxígeno, combustible y agua para futuras misiones, incluso a Marte.
¿De quién es esa agua en la Luna? De nadie y de todos, porque un tratado de 1967 de la ONU prohíbe a cualquier nación reclamar la propiedad de la Luna.
Sin embargo, los Acuerdos de Artemis establecieron una serie de principios para la exploración de la Luna y el uso de sus recursos. En total 27 países han firmado estos acuerdos, entre ellos Estados Unidos que los impulsó. Pero China y Rusia no han firmado.
Bajo costo
Chandrayaan-3 tardó más en llegar a la Luna que las misiones del programa estadounidense Apolo en los años 1960 y 1970, que alcanzaban el satélite en unos días.
India utiliza cohetes menos potentes que los usados entonces por Estados Unidos, por lo que la sonda tuve que orbitar varias veces en la Tierra para ganar velocidad antes de poner rumbo a la Luna.
El módulo de alunizaje Vikram, “valor” en sánscrito, se separó del módulo de propulsión la semana pasada y ha estado enviando imágenes de la superficie lunar desde que entró en su órbita el 5 de agosto.
Ahora que Vikram alunizó, un vehículo explorador propulsado por energía solar explorará la superficie y transmitirá datos a la Tierra durante sus dos semanas de autonomía.
Chandrayaan-3 Mission:
— ISRO (@isro) August 23, 2023
'India🇮🇳,
I reached my destination
and you too!'
: Chandrayaan-3
Chandrayaan-3 has successfully
soft-landed on the moon 🌖!.
Congratulations, India🇮🇳!#Chandrayaan_3#Ch3
India dispone de un programa aeroespacial de bajo coste en comparación con otras potencias, pero ha crecido notablemente desde que envió su primera nave a orbitar la Luna en 2008.
El presupuesto de esta misión es de 74,6 millones de dólares. Los expertos aseguran que consigue estos bajos costes copiando y adaptando tecnología espacial existente y aprovechando la abundancia de ingenieros altamente capacitados que cobran mucho menos que sus homólogos extranjeros.
En 2014, India se convirtió en la primera nación asiática en poner un satélite en órbita alrededor de Marte y el próximo año tiene previsto lanzar una misión tripulada de tres días en la órbita de la Tierra.
El éxito de ayer miércoles fue muy esperado por la Organización de Investigación Espacial de la India (ISRO) tras el frustrante fracaso de su anterior misión en 2019, cuando perdieron el contacto con el módulo lunar Chandrayaan-2 momentos antes del alunizaje previsto. Muchos de quienes trabajaron en esa misión estaba presentes este miércoles.
Estratégica carrera
Las grandes potencias tienen intereses económicos, científicos o estratégicos en la carrera espacial hacia la Luna, una etapa clave rumbo a Marte.
La Luna es un lugar ideal para probar material espacial, vehículos, y para aprender a vivir en el espacio, sin olvidar sus recursos naturales (agua, metales...).
China planea enviar astronautas a la Luna antes de 2030 y tiene como principal objetivo construir allí una base.
El programa espacial chino ha ido ganando impulso a golpe de inversiones multimillonarias. En 2019 logró una hazaña histórica: posar una nave en la cara oculta de la Luna. Luego, en 2020, consiguió hacer regresar una nave con muestras lunares, una operación que no se había logrado en más de 40 años. En 2021 logró aterrizar un pequeño robot en Marte.
Las históricas misiones lunares de la NASA se denominaban Apolo. Medio siglo después, la agencia espacial estadounidense concentra ahora sus esfuerzos en el programa Artemis, que tiene como objetivo, oficialmente para 2025, el regreso de los astronautas sobre el suelo lunar. El objetivo es construir una base en la superficie de la Luna y una estación espacial en su órbita. Todo para un viaje aún más complejo y ambicioso: enviar una tripulación a Marte.
El cohete Starship, desarrollado por SpaceX -la empresa de Elon Musk-, explotó en vuelo durante su primera prueba el pasado abril.
Rusia lanzó una sonda espacial a la Luna el pasado 11 de agosto, la primera desde 1976. Denominada Luna-25, esta misión formaba parte de un ciclo con miras a una posible base en órbita lunar construida conjuntamente con China. Pero la sonda se estrelló en la Luna previo al alunizaje.
Nuevos en la carrera. Hasta el momento, solo tres países han logrado posarse en la superficie de la Luna, situada a unos 384.000 kilómetros de la Tierra: Rusia, Estados Unidos y China.
Pero los recientes avances en tecnología han hecho posible reducir el costo de las misiones, lo que alienta a nuevos aspirantes públicos o privados.
Pero la Luna no es un objetivo fácil. Una misión privada israelí que mandó una sonda en 2019 fracasó en el intento.
El mismo problema ocurrió en abril pasado con el módulo de aterrizaje Hakuto de la empresa japonesa ispace.
Se espera que otras dos empresas, las estadounidenses Astrobotic e Intuitive Machines, prueben suerte a finales de este año.
Con información de AFP y EFE