Kyal Sin, la joven de 19 años símbolo de la resistencia birmana

Una multitud despidió a Kyal Sin ayer jueves. Foto: Reuters

MANDALAY

Murió de un disparo en la cabeza en una manifestación. La joven, aficionada a la danza y a las artes marciales, llevaba una camiseta con la frase “Todo irá bien”.

Kyal Sin, de 19 años, se convirtió con su muerte en un símbolo de la violencia de la Junta militar en Birmania. La joven, aficionada a la danza y a las artes marciales, llevaba una camiseta con la frase “Todo irá bien” cuando murió.

En un país acostumbrado a la represión sangrienta, como en 1988 y 2007, Kyal Sin, apodada “Ángel”, no ignoraba los riesgos. Unos días antes de su muerte, comunicó en Facebook su grupo sanguíneo y dejó su consentimiento para una donación de órganos en caso de que le ocurriera algo. Murió el miércoles por un disparo en la cabeza por las fuerzas de seguridad en una concentración prodemocrática en Mandalay, en el centro del país. Ese día murieron al menos 38 manifestantes, la jornada de represión más mortífera desde el golpe de Estado el 1 de febrero.

Unas imágenes tomadas poco antes de su muerte y publicadas en internet muestran a Kyal Sin tumbada de medio cuerpo detrás de una barricada improvisada. Luego se arrastra para ponerse a cubierto, mientras suenan detonaciones entre nubes de gas lacrimógeno.

El lema de su camiseta se hizo viral en las redes sociales cuando comunicaron su muerte: “Eres nuestra heroína”, “Ya estás brillando en las estrellas” y “Continuaremos la lucha hasta el final”.

“Ángel” votó por primera vez el 8 de noviembre en las elecciones legislativas, que fueron ganadas abrumadoramente por la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de la depuesta Aung San Suu Kyi, en prisión desde el golpe de Estado. Orgullosa, ese día subió una foto a su página Facebook en la que se besaba el dedo entintado para demostrar que había acudido a las urnas. “Cumplí con mi deber (...) voté con el corazón”, escribió.

Menos de tres meses después, la Junta militar derrocó a Aung San Suu Kyi, alegando irregularidades en las elecciones. Al menos 54 civiles han muerto desde el golpe de Estado, según la ONU, entre ellos cuatro menores, uno de ellos un adolescente de 14 años.

En otra de sus fotos antes de morir que se han viralizado, la joven aparece entre la multitud con unas gafas para protegerse de los gases lacrimógenos, mascarilla y una botella de plástico en la mano.

“La botella en la mano es para ayudar a otros que eran alcanzados por el gas lacrimógeno. Sacrificó su vida para enseñarnos que hay esperanza”, escribió en Twitter Aung Naing Soe, un internauta birmano.

La joven siempre vivió en Mandalay donde sus padres tienen un salón de belleza. “Sus negocios iban bien, podría haberse conformado con vivir tranquilamente, pero estaba muy enfadada, quería derribar a Min Aung Hlain”, el líder de la Junta militar, explica Linlae Waddy, su amiga de la infancia.

Miles de personas asistieron a su funeral en Mandalay ayer jueves. “No habrá perdón para ustedes hasta el fin del mundo”, cantó la multitud frente al ataúd rodeado de flores.

Sus amigos y familiares, incluido su padre, se abrazaban en el funeral y algunos hacían el gesto de los tres dedos de la saga de Los juegos del hambre, símbolo de resistencia y protesta contra el abuso del poder que desde Tailandia se ha extendido a Birmania y Hong Kong.

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