Profesor titular en la carrera de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Palermo (Argentina), profesor invitado en la Universidad Hebraica (México) y autor de cinco libros, Schvindlerman es un analista político argentino experto en Medio Oriente. Esta semana estuvo en Montevideo para brindar la conferencia “La Guerra Hamás- Israel. Repercusiones regionales y globales”, invitado por instituciones judías uruguayas. Schvindlerman habló con El País sobre esa guerra provocada por el ataque terrorista de Hamás, y de la creciente tensión con Hezbolá.
-Desde el día del ataque de Hamás el 7 de octubre, el gobierno israelí se fijó tres objetivos: recuperar a los rehenes, eliminar a Hamás y asegurarse de que Gaza no vuelva a ser una amenaza militar. ¿A cuánto se está de cumplirse esos objetivos?
-Los objetivos declarados públicamente por el gobierno israelí fueron efectivamente esos. Al momento no están cumplidos completamente ninguno de los tres. Gaza sigue siendo una amenaza, y lo será incluyo pos Hamás, que es el problema más complejo de los tres. En el tema de los rehenes, hubo algunos liberados, pero hay más de 100 israelíes secuestrados en Gaza. Y en relación a la eliminación de Hamás, todavía no se ha logrado. Hubo fuertes golpes contra Hamás, la mayoría de sus batallones fueron destruidos, y se habla de que casi la mitad de su fuerza militar fue diezmada. Pero son tantos los factores que intervienen que es muy difícil imaginar cuándo el gobierno decidirá frenar la campaña. Lo que sí es cierto es que hace unos días el primer ministro Netanyahu dijo que había reducido significativamente la presencia de soldados en Gaza para orientarse hacia la amenaza que representa Hezbolá en el norte.
-Netanyahu dijo que si Israel se lo propone, puede acabar militarmente con Hamás en pocos días. ¿Hamás es solo una amenaza militar?
-Vayamos a la génesis de su historia. Hamás nació generando mucho apoyo en el pueblo gazatí a fines de los años 80, porque nace como un movimiento religioso, social y educativo. El tema es que con el tiempo se transforma en un grupo terrorista. El debate que está ahora en Israel es si la ideología yihadista que encarna Hamás se pueda erradicar. Puedes destruir a Al Qaeda, a Boko Haram o ISIS, pero la ideología yihadista que los anima es otro nivel de complejidad. Hamás como grupo terrorista es eliminable. Pero la ideología yihadista es un combate cultural muy a largo plazo, que no solo involucra a Israel; es un tema más internacional.
-El ataque de Hamás se da cuando las negociaciones por los acuerdos de Abraham venían muy avanzadas, y se estaba a punto de firmar con Arabia Saudita. ¿Hubo un intento de Hamás de boicotear esos acuerdos o el ataque estaba planificado con o sin acuerdos?
-Creo que las dos cosas. Por un lado, Hamás planeó el ataque con mucha antelación. A la vez le sirvió a Irán y a Hamás por lo menos para postergar, dañar o entorpecer este proceso de acercamiento sustancial. Si bien ya existían acuerdos con países árabes -Egipto y Jordania-, un intento de negociación diplomática con los palestinos y los pactos de Abraham que normalizan lazos con otros cuatro países árabes, Arabia Saudita por ser el custodio de Meca y Medina, un país árabes musulmán, hiper prominente religiosa, política y económicamente, hubiera validado la integración regional de Israel de una manera realmente importante. Además hay otro punto, Irán tiene como máximos enemigos en términos geopolíticos a EE.UU al que llama “el gran Satán”, a Israel que llama “el pequeño Satán” y a Arabia Saudita que es el bastión del sunismo árabe. Irán es un país no árabe bastión chiita. De manera que eran los tres máximos enemigos formando una alianza. Así que son las dos cosas.
-¿Cuál es el papel de Irán en Medio Oriente, además de apoyar a Hamás y a otros grupos enemigos de Israel?
-Irán financia en torno a 100 millones de dólares anuales a Hamás; le da mucho más a Hezbolá. Es una república islámica fundamentalista desde 1979 con la revolución de Jomeini, que tiene una estrategia de subversión regional. De hecho en la Constitución iraní se pide la exportación de su “revolución”. Irán hoy es una gran fuerza desestabilizadora regional. Es un actor central que en algún momento va a tener una confrontación directa con Israel. Como decía el exprimir ministro israelí Naftali Bennett, podemos luchar contra los tentáculos hasta un punto, pero al pulpo en algún momento habrá que confrontarlo.
-¿Cómo explica que Irán, que financia a grupos terroristas en Medio Oriente, no reciba las condenas que recibe Israel en medio de la guerra contra Hamás? Por ejemplo, en la ONU Israel ha sido muy cuestionado.
-Hace poco cuando murió en un accidente aparente el expresidente iraní Ebrahim Raisi, el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU hicieron un homenaje, un minuto de silencio, a un hombre que en los años 80 mandó ejecutar a miles de disidentes, y reprimió con brutalidad las manifestaciones por la muerte de la joven Mahsa Amini, que por tener mal puesto el velo fue molida a palos en una comisaría. Es extrañísima la actitud de la ONU. La realidad es que la ONU hace tiempo que quedó de alguna manera cooptada por un montón de países que no tienen una cosmovisión liberal democrática pro occidental. Es sumamente lamentable que una institución con ideales nobles, con principios fundacionales muy buenos, terminó corrompida ideológicamente y políticamente al servicio de un montón de dictaduras. Esto explica la cantidad de resoluciones que hay contra Israel y casi nula atención a la situación de derechos humanos reales en otras partes del mundo.
-A partir de la guerra en Gaza, Israel ha tenido crisis diplomáticas con varios países. En América Latina esas crisis de dieron con países que tienen gobiernos de izquierda, como Brasil y Colombia. ¿Se puede identificar a la izquierda latinoamericana con la “causa palestina”, o son casos puntuales y no podemos generalizar?
-Creo que se puede generalizar, porque la evidencia está presente. La abrumadora mayoría de los países que están gobernados por partidos de izquierda -no una izquierda centrista sino tirando a cierto extremo- es totalmente pro palestina. Éste Lula claramente volvió recargado, como aliado de Rusia, muy cercano a China, muy anti sionista. Me parece que se corrió muy al extremo. Petro sí, claramente está en un extremo. Y Boric parece más equilibrado. De manera que yo diría que hay un fenómeno hoy en día donde mayormente la izquierda tiende a ser más pro palestina y anti israelíes. Y la derecha hoy está siendo más pro israelí. El fenómeno se viene dando en todos los continentes.
-¿Esto se da porque en Israel gobierna la derecha con Netanyahu? ¿Qué pasaría con un gobierno de otro color político?
-Se moderaría un poquito, pero no sustancialmente. Porque en rigor todo depende de qué políticas adopte el gobierno israelí, sea de izquierda o de derecha. Netanyahu tuvo muchos años en el poder, generó muchos enemigos y muchas antipatías mundiales, entonces es una figura un poco desgastada. Pero la realidad es que hubo instancias históricas de partidos de la izquierda israelí tomando decisiones similares a las que hoy serían decisiones de derecha, y fueron universalmente castigados. Supongamos que no está Netanyahu y sí Yair Lapid, que es de la centroizquierda israelí y hubiera respondido militarmente en Gaza, la reacción internacional igual hubiera sido contraria.
-¿Es sostenible el actual gobierno del primer ministro Netanyahu o cómo reclama la oposición hay que convocar a elecciones?
-Es un tema muy delicado. Porque hubo una elección y se eligió a Netanyahu democráticamente. Entonces, pedir el cambio de gobierno cuando no se cumple el ciclo es cuestionable. Por otro lado es cierto que ocurrió un hecho que cambia todo y que ha generado tensiones absolutamente inusitadas en la sociedad israelí, empezando por el tema de los rehenes que es desgarrador para las familias. Prefiero no tomar postura, simplemente presentar el escenario de que lo que está en confrontación es la existencia de una elección libre, transparente y legítima y un mandato que se debe cumplir, versus el argumento de que hay una situación de excepción que requiere una acción de excepción.