El jefe del grupo paramilitar ruso Wagner, Yevgueny Prigozhin, consideró que la asediada ciudad de Bajmut, en el este de Ucrania, solo caerá en “marzo o abril” debido a la “monstruosa burocracia militar” rusa.
Las rusos intensificaron en las últimas semanas sus operaciones en torno a Bajmut, casi un año después del inicio de la invasión a Ucrania, el 24 de febrero de 2022.
“Creo que será en marzo o abril. Para tomar Bajmut, necesitamos cortar todas las rutas de abastecimiento”, dijo el fundador del grupo Wagner en un vídeo en Telegram el miércoles por la noche.
“Pienso que habríamos tomado Bajmut si no fuera por esta monstruosa burocracia militar y si no nos pusieran trabas todos los días”, criticó Prigozhin en otro vídeo.
En su opinión, que el grupo Wagner ya no pueda reclutar prisioneros para ir al frente a cambio de una amnistía supone una “sangría” para su organización.
“En un momento dado, el número de unidades bajará y, en consecuencia, el volumen de tareas que queremos ejecutar” también, afirmó.
La organización paramilitar está al frente de la ofensiva contra Bajmut desde hace meses. Ha reclutado un buen número de detenidos para ir a combatir a Ucrania.
El 9 de febrero, Prigozhin anunció que ese reclutamiento había cesado.
Las tropas rusas intensificaron su ofensiva en los alrededores de Bajmut a finales de 2022, pero han avanzado poco. En enero y febrero consiguieron tomar varias localidades, pero la ciudad resiste.
Los expertos se preguntan hasta qué punto es importante estratégicamente esa localidad, que tenía 70.000 habitantes antes de la ofensiva.
Pero lo que es seguro es que con el tiempo, Bajmut se ha convertido en un símbolo para ambos bandos.
Para Ucrania, se trata de una “fortaleza”, que encarna la resistencia.
Rusia busca por su lado una victoria tras los reveses que sufrió en 2022, que la obligaron a enviar al frente a decenas de miles de reservistas.
En Chasiv Yar, cerca de Bajmut, los tiros de artillería se oyen constantemente y muchos de sus habitantes han decidido huir.
Vasyl Slabun, de 62 años, sólo se ha llevado consigo dos bolsas. “¡Tengo los nervios a flor de piel!”, comenta, a bordo de un minibús blanco.
“Volveré cuando el ejército ucraniano haya ganado”, afirmó. “Nací aquí y toda mi familia está enterrada aquí”, agregó.
Rusia continúa su campaña de bombardeos contra infraestructuras ucranianas. El miércoles por la noche volvió a atacar varias instalaciones.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, pronosticó ayer jueves un largo período de peligrosas tensiones con Rusia. “Necesitamos estar preparados para un largo camino. Esto puede durar muchos, muchos años”, advirtió Stoltenberg en una entrevista con la AFP. “Estamos ahí para asegurarnos que Ucrania gane esta guerra”, prometió.
Las potencias occidentales planean entregar a Ucrania tanques, blindados y misiles de largo alcance en las próximas semanas, que podrían agravar los problemas del ejército ruso.
El jefe de la diplomacia israelí, Eli Cohen, dijo ayer jueves que su país “sigue comprometido con la soberanía y la integridad territorial” de Ucrania, en la primera visita de un miembro del gobierno del Estado hebreo a la exrepública soviética desde el inicio de la ofensiva rusa.
“Israel se opone firmemente al asesinato de civiles inocentes”, agregó, tras visitar Bucha, símbolo de las atrocidades atribuidas a Rusia, en la región de Kiev.