Redacción El País
El suelo se hunde bajo los pies de los iraníes. Literalmente. La subsidencia afecta a una treintena de las 31 provincias del país, con hundimientos de hasta 40 centímetros al año, poniendo en riesgo la vida urbana y el patrimonio histórico de la civilización persa.
Tras China e Indonesia, Irán es el tercer país del mundo más afectado por este fenómeno, que consiste en el colapso gradual del terreno debido a la sobreexplotación de acuíferos y décadas de gestión deficiente de los recursos hídricos, y que provoca grietas en suelo y edificios.
Según la Comisión de Medioambiente del Parlamento iraní, 30 de las 31 provincias del país presentan signos de hundimiento.
Alí Beitolahi, geofísico y jefe del Departamento de Sismología y Riesgo Sísmico del Centro de Investigación del Ministerio de Carreteras y Desarrollo Urbano, explicó a EFE que en 18 provincias la subsidencia supera los 10 centímetros anuales, cuando el umbral considerado crítico en el mundo es de 2 a 5 centímetros.
“En el sur y suroeste de la provincia (de Teherán), donde viven unas tres millones de personas, el terreno se hunde hasta 20 centímetros al año, provocando grietas en el suelo y en los edificios”, alertó Beitolahi.
Teherán, con 13 millones de habitantes, combina subsidencia acelerada con varias fallas sísmicas activas.
Expertos advierten que la combinación de suelo debilitado y un gran terremoto podría ser catastrófica para la capital iraní.
El descenso del suelo se debe principalmente al agotamiento de las aguas subterráneas.
La sequía prolongada, el cambio climático y una expansión agrícola que consume entre el 80 y el 90% del agua del país han acelerado la crisis.
“Si antes encontrábamos agua a 20 o 30 metros, ahora debemos perforar hasta 120 y ya no queda nada”, detalló Beitolahi.
El hundimiento gradual del suelo tiene efectos devastadores, como un terremoto, pero a cámara lenta. Carreteras, tuberías y vías férreas se agrietan y la vulnerabilidad a los sismos aumenta. El Aeropuerto Internacional Imán Jomeiní o el corredor ferroviario Teherán-Mashad ya presentan fisuras.
De los 67 bienes culturales relevantes, 27 se encuentran en zonas de subsidencia activa. EFE