El Tiempo/GDA
Chile entra en su quinto día en el combate a los incendios que afectan a Valparaíso, zona central del país y muy conocida por ciudades como Viña del Mar. Se trata de una de las emergencias más mortales en cuanto a incendios. En la región de Valparaíso, las llamas arrasaron ya más de 8.500 hectáreas y provocaron 122 fallecidos.

En esta región, conocida por sus playas turísticas y producción vinícola, se encuentran desplegadas brigadas de bomberos, soldados y voluntarios civiles que ayudan a combatir las llamas, pero también a los damnificados que perdieron todo.

Lo cierto es que los incendios en Chile, a pesar de haber sido tan mortales, no han sido tan voraces en cuanto a cantidad de energía liberada o extensión de hectáreas quemadas, explicó el experto chileno en ecología del fuego y doctor en Ciencias Forestales de la Universidad de Concepción, Rafael García.

Chile está acostumbrada a los incendios forestales de gran extensión. El año pasado más de 200.000 hectáreas de bosque terminaron afectadas y en 2017 la cifra fue de más de 500.000 hectáreas. Sin embargo, esos incendios no han dejado tantas víctimas mortales como los de este año en Valparaíso.

Foto: AFP.

De acuerdo con García, quien es investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), este no fue un incendio de gran categoría en cuanto a su fuerza, pero tres factores clave lo volvieron altamente mortal: una extensa sequía, plantaciones forestales y mala planeación urbana.

“Es una suma de factores perfectos para la ocurrencia de incendios: en la última semana hemos registrado una ola de calor en la zona central de Chile, con semanas continuas sobre los 30°C. Además, no ha llovido hace bastantes meses y llevamos una sequía de más de una década. También ha habido una transformación del terreno donde las plantaciones nativas han sido sustituidas y predomina mucha vegetación exótica. Se suma a la mezcla de áreas con vegetación altamente degradada, una desregularización de donde se debe construir, entonces tenemos viviendas de material ligero pegadas a zonas donde hay mucho material combustible”, señaló García.

La región central de Chile viene enfrentando desde hace años un fuerte déficit de lluvias que genera un ecosistema seco, donde las llamas encuentran combustible seco y altamente disponible para expandirse.

Según advirtió García, esto ha permitido que, en líneas generales, las montañas se conviertan en reservorios de combustible a los que las llamas pueden acceder con facilidad.

En esta área, además, abundan las plantaciones forestales de plantas altamente pirófilas, como el pino o el eucalipto, que se siembran para un aprovechamiento de la madera. En este caso, destacó el experto, la suma de esas plantaciones más la degradación de los ecosistemas ha impulsado las llamas que se han expandido con rapidez.

Foto: Maxar / AFP

Finalmente, el que es probablemente el factor fundamental ha sido la densidad poblacional y la falta de planeación urbana. En el área afectada confluyen comunas en las que se construye muy cerca de los bosques y en algunos casos incluso se invade el área, lo que deja a las personas muy expuestas ante las llamas, explicó el experto.

A eso se suma que muchas de estas construcciones son de personas de escasos recursos que fabrican casas como “construcciones ligeras”, con cimientos y paredes en madera y que pueden encenderse fácilmente. Pero la mala planeación trae otro problema: la falta de vías de acceso porque no es un área urbana organizada.

Por ejemplo, se dieron casos de fallecidos en los incendios que perdieron su vida al intentar escapar en autos a través de la única vía de acceso a la zona, donde estaban las llamas.

“Estos cerros están rodeados por vegetación e incluso plantaciones forestales y el problema es que no hay regulación de donde se puede construir o hasta dónde pueden avanzar plantaciones forestales. Hay mucha gente que aprovecha que despejaron la vegetación para instalar casas”, resaltó el experto.