PREOCUPACIÓN
Para luchar contra la quinta ola, el Gobierno anunció medidas más estrictas, que incluyen reducir las reuniones sociales a dos personas y un “pasaporte de vacunación".
Hong Kong, la antigua colonia británica ahora bajo el control del régimen chino, está pasando por uno de los peores momentos de la pandemia del covid-19 debido a una fuerte ola de contagios con la variante ómicron.
El hospital público de Kowloon es un fiel reflejo del caos sanitario en la ciudad: bajo la lluvia y el frío, decenas de pacientes yacen en camillas a las puertas del centro asistencial. La misma escena se repite en otros hospitales.
Durante las últimas tres semanas, los casos acumulados en Hong Kong se han disparado más de un 60%, desde los 13.000 hasta los 37.000, algo insólito en la excolonia británica, que logró durante meses mantener los contagios diarios por debajo de 100.
De aquí a marzo, Hong Kong podría alcanzar los 300.000 contagios diarios, según expertos de sanidad.
Aunque el número total de fallecimientos por covid-19 se mantiene bajo (242), el sistema sanitario de Hong Kong se encuentra al límite. Este jueves, la tasa de ocupación de 17 hospitales con servicios de urgencias era del 95% y siete de ellos ya han alcanzado o superado su capacidad total.
“Nos enfrentamos a un problema de magnitud y gravedad en esta quinta ola. Nos ha superado”, explicó esta semana la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam.
Según el médico y profesor honorario de la Universidad de Hong Kong David Owens, la baja proporción de inmunizados (66,7%) y su sobrecargado sistema hospitalario están empeorando la situación.
Hasta este rebrote, Hong Kong había conseguido mantener la pandemia bajo control, aunque a un alto precio: con restricciones de viaje entre las más estrictas del mundo, el aislamiento del centro de negocios asiático ha causado el éxodo de numerosas empresas extranjeras. Ahora, la quinta ola amenaza los cimientos de esa estrategia y el estatus de centro financiero internacional de la ciudad.
En su esfuerzo por alinearse con la política de tolerancia cero contra el virus que impone el régimen chino desde Pekín, se han dado escenas de caos: en las últimas semanas, decenas de miles de residentes en viviendas de protección oficial han sido confinados por tiempos que van desde horas hasta semanas.
Las PCR obligatorias han hecho que numerosos hongkoneses hayan aguardado hasta seis horas y aunque las autoridades han pedido a los positivos con síntomas leves que se queden en casa por la escasez de camas de cuarentena, muchos han acudido a los hospitales.
Nuevas medidas.
Para luchar contra la quinta ola, el Gobierno anunció el 8 de febrero las medidas más estrictas, que incluyen reducir las reuniones sociales a dos personas y un “pasaporte de vacunación” que entrará en vigor el 24 de febrero vetando la entrada a centros comerciales, supermercados o peluquerías a los no vacunados.
Las medidas están dirigidas a combatir la reticencia a vacunarse, especialmente entre los ancianos: solo el 27% de mayores de 80 ha recibido al menos dos dosis.
Ayer viernes Lam anunció otra drástica medida: pruebas de covid a los 7,5 millones de habitantes de la ciudad, y aplazará la elección del próximo jefe del Ejecutivo.
Las pruebas masivas de la población se practican habitualmente en China continental, cuyas autoridades imponen una política “cero covid” que a veces les lleva a confinar ciudades enteras durante semanas.