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Guillermo Lasso: “He escogido gobernar seis meses en el purgatorio en lugar de dos años en el infierno”

El presidente de Ecuador dice que en sus últimos meses en el mandato gobernará "con un enfoque especial en cuatro temas: seguridad ciudadana, salud, educación e infraestructura".

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Guillermo Lasso, presidente de Ecuador
Guillermo Lasso, presidente de Ecuador.
Foto: AFP

El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso (67 años, Guayaquil), tiene ganas de explicar lo que hizo en las últimas horas, cuando anunció la disolución de la Asamblea Nacional y solicitó adelantar las elecciones. Hace cinco meses, otro presidente de la región, también en un discurso televisado, anunció la disolución del Parlamento. Se trataba de Pedro Castillo, el mandatario de Perú, que horas antes de someterse a la tercera moción de censura intentó una especie de autogolpe de Estado improvisado que acabó con él en prisión. El presidente de Ecuador quiere que se entienda bien que en este caso no ha pasado nada parecido. Lasso aplicó el miércoles el artículo 148 de la Constitución, conocido como muerte cruzada, que le da la potestad de disolver la Asamblea en caso de una grave crisis política. En una mesita al lado de su sillón, hay un cartel con el artículo 148 impreso. Lasso lo cogerá varias veces durante esta entrevista. Incluso leerá uno de sus párrafos. Es su manera de decir que lo que ha hecho es legal.

Él piensa que había razones de sobra para tomar esa decisión. Se considera víctima de una persecución por parte de algunos sectores que han tratado de destituirlo cuatro veces en dos años. Un día antes de la disolución de la Cámara, el presidente acudió a la Asamblea para defenderse de un juicio político en su contra por un caso de malversación. En esos momentos, ya sabía que al día siguiente daría un golpe de mano que acabaría con la moción y mandaría a los legisladores a su casa sin la posibilidad de decidir sobre su posible destitución. Niega que haya sido la forma de eludir el juicio político, sino la única salida posible.

En su despacho presidencial, este hombre menudo, al que le gusta vestir de jeans y americana, parece este jueves más tranquilo que nunca. Apenas ha dormido en los últimos dos días, pero reconoce que se siente mejor que en los últimos cinco meses. Ya no tendrá que lidiar con una Asamblea a la contra y pretende hacer en seis meses, gobernando por decreto, lo que pensaba hacer en dos años. No le ve mayor problema. Ecuador atraviesa la peor crisis de seguridad de su historia, pero el mandatario asegura que sus recetas ya empiezan a dar resultado y que los homicidios han bajado en el último mes. En eso quiere seguir trabajando mientras el país se prepara para una nueva campaña electoral, dos años después de su llegada al poder.

En el aire queda la posibilidad de presentarse otra vez a la Presidencia. Aunque dice que no es el momento de pensar en ello, Lasso aleja más que acerca la idea de una nueva aventura presidencial: “Tengo muchas ganas de ver crecer a mis nietos personalmente y no a través de fotos o videos de WhatsApp”.

-¿Qué hará como presidente en los próximos meses?

-Gobernar con un enfoque especial en cuatro temas: seguridad ciudadana, salud, educación e infraestructura, intentando hacer en seis meses lo que teníamos previsto hacer en dos años.

Es un firme defensor de la democracia y la Asamblea es un pilar del sistema democrático ecuatoriano. ¿Se siente cómodo gobernando por decreto?

En primer lugar, no es que uno gobierna solo por decreto. La regla establecida en el artículo 148 de la Constitución dice claramente que puedo dictar decretos ley de emergencia económica, nada más, y que deben de pasar por la revisión de la Corte Constitucional. Por lo tanto, no estoy solo. Hay un contrapeso al Poder Ejecutivo en la Corte Constitucional.

Hacer campaña desde la Presidencia y sin el contrapeso de la Asamblea ¿no puede desvirtuar el proceso electoral?

Esta es la primera experiencia de Ecuador en la aplicación del artículo 148, que le permite al presidente disolver la Asamblea Nacional. Le voy a confesar con claridad: el régimen en Ecuador es un régimen presidencialista y este artículo 148 corresponde más a un régimen parlamentario. Hay una suerte de híbrido ahí. Nunca me ha gustado, pero no me quedó más alternativa que aplicarlo frente a un bloqueo de parte de la Asamblea Nacional que produjo una crisis política sin solución.

¿Quién está detrás de eso que usted considera una persecución política?

En dos años de Gobierno ha habido cuatro intentos de destitución. No quiero creer que esto se produce porque mi Gobierno ha incautado en dos años 420 toneladas de droga, que equivale a cinco veces lo que incautaron los dos gobiernos anteriores en los 15 años previos a mi gestión. Y no quiero creer tampoco que estoy frente a un juicio político por haber luchado contra la corrupción en materia de seguros, en materia de asalto al sistema de Seguridad Social de la Policía Nacional, por haber luchado contra la corrupción en la intermediación del petróleo y contra aquellos que pretenden controlar las empresas públicas como si fueran patrimonio personal.

¿Quiere decir que hay nexos entre el narco y la política?

Eso es lo que quiero decir. Lastimosamente, en los 15 años previos a mi Gobierno se produjo una suerte de vinculación entre la política y el tráfico de drogas.

¿Podría señalar a algún grupo político?

No voy a hacerlo, obviamente en su momento lo diré con pruebas, no solamente con una afirmación de la experiencia empírica que tengo sobre este tema.

¿Se siente respaldado?

Lo hice porque sentí el respaldo de la opinión pública y de los ciudadanos.

¿Se siente más respaldado hoy que en febrero, cuando la mayoría rechazó sus propuestas en un referéndum?

Yo creo que sí. El nivel de atasco sobre la Asamblea y su comportamiento llegó a niveles insospechados.

¿Realmente cree que habría perdido la votación y lo habrían destituido?

La decisión que tomé va más allá de ese análisis. Yo fui a la Asamblea Nacional el martes, di la cara, me defendí y di argumentos claros. En primer lugar, se trata de contratos firmados en el Gobierno anterior, no en el mío. En segundo lugar, se trata de un informe de la Contraloría sobre contratos firmados en el Gobierno anterior, no en el mío. Y en el informe no se hace ninguna recomendación de que se suspendan los contratos, se limita a hacer tres recomendaciones técnicas que yo apliqué y que trajo como consecuencia que la empresa [pública de transporte de petróleo], Flopec, pasara de perder 50 millones de dólares al año a ganar 180 millones de dólares. Las empresas públicas son autónomas, no permiten la injerencia del presidente de la República, se gobiernan a través de su propio administrador. Han querido inventar un delito que además no existe en el Código Penal, que es el peculado por omisión. Es decir, peculado por no actuar cuando no tenía por qué actuar, porque son empresas independientes.

Cuando se está defendiendo el martes en la Asamblea, ¿ya sabe que al día siguiente va a firmar la muerte cruzada?

Tenía que hacerlo, debía hacerlo [ir a la Asamblea]. Me lo debía a mí, a mi familia, a mis partidarios y a todos los ciudadanos. No podía dictar la muerte cruzada antes de ir porque quedaría en mal lugar. Yo quise con rigor cumplir esa meta, ir a defenderme, dar la cara a todo el país y luego tomar la decisión que tomé.

¿Es una forma de eludir el juicio político?

Yo estaba tranquilo con relación a los votos, la oposición no tenía los votos suficientes para destituirme. Pero esto no es una cuestión de votos. Esto es una cuestión que va más allá: he escogido gobernar seis meses en el purgatorio en lugar de dos años en el infierno.

¿Qué día supo que iba a aplicar el artículo 148?

Esta es una decisión de un profundo calado. No es escoger si me tomo un helado de vainilla o uno de chocolate. Es una decisión que tiene que ver con 18 millones de ecuatorianos, que tiene que ver con las relaciones internacionales de Ecuador. Es algo que he tenido prácticamente presente en mi cabeza durante todo mi mandato. ¿Por qué? Por los intentos de destitución.

¿Va a presentarse a las próximas elecciones?

Ese es un tema que no está en mi cabeza en este momento. Mi prioridad es trabajar por la seguridad de los ecuatorianos. Estamos avanzando en materia de seguridad en la provincia de Esmeraldas, que ha sido la provincia más violenta en los últimos años, llevamos ya un mes prácticamente con cero muertes violentas. El estado de emergencia ha funcionado, el apoyo de las Fuerzas Armadas ha funcionado y el mensaje de haber declarado terroristas a los grupos delincuenciales organizados los amedrentó realmente.

¿Si fuera candidato, ganaría las elecciones?

Sería elucubrar sobre posibilidades que no están en mi cabeza.

Seguro que en su entorno o en su familia se habla de ello.

Por supuesto que sí. Los hijos, la esposa... Yo también tengo muchas ganas de ver crecer a mis nietos personalmente y no a través de fotos o videos de WhatsApp. Así que sí, claro que sí. Le he dedicado casi 15 años a la vida política y, bueno, es demandante. En este puesto se trabaja 17 horas diarias. El martes comencé a las siete de la mañana y recién puse la cabeza en la almohada el miércoles a las once de la noche.

En las elecciones locales de febrero el correísmo demostró su fuerza. ¿El adelanto no les facilita una posible vuelta al poder?

No. En cierto modo este es un llamado a la clase política, a la tendencia a la que yo represento, de una suerte de acuerdo nacional para poder mantener la democracia, mantener principios liberales democráticos y también políticas humanistas como las que hemos aplicado en los dos primeros años de mi Gobierno.

Rafael Correa también se siente un perseguido político. ¿Qué opina de su situación?

La verdad que es un asunto tan viejo ya, que de alguna manera ha caducado el análisis sobre ese tema.

Pues su nombre no caduca.

Los nombres no caducan, pero la vida política sí.

¿Cree que su vida política ya está terminada?

No puede participar en procesos electorales porque tiene una sentencia.

¿Entonces Correa no pone candidatos ni mueve los hilos de su partido desde Bélgica?

Sin duda que sí. No vamos a negar que tiene una actividad política que le ha permitido ganar la alcaldía de Quito y la alcaldía de Guayaquil [en las elecciones locales de febrero].

Antes aseguró que el proceso en su contra es una reacción a las mayores incautaciones de droga, pero ¿no es verdad que también ha aumentado la presencia de grupos criminales en el país?

No. Lo que hemos hecho es atacar su estructura económica y de alguna manera desincentivarlos. Hemos trabajado en conjunto las Fuerzas Armadas de Ecuador con las Fuerzas Armadas de Colombia en la zona de frontera y hemos logrado prácticamente desactivar 110 laboratorios de coca con capacidad de producir 2.500 toneladas al año. No es que haya nuevos grupos, es lo contrario: la acción del Gobierno ha generado un desincentivo para utilizar el territorio ecuatoriano como tráfico de drogas.

La reacción a eso ha sido la peor ola de violencia que se está viviendo en el país.

¿Que está viviendo? No, ya hemos mejorado sustancialmente. Sin duda alguna a comienzos de agosto o septiembre del 2021, cuando llegué al poder y se dieron las primeras señales contundentes de incautaciones de droga, obviamente estos grupos criminales transnacionales se dieron cuenta que en Ecuador había un Gobierno que los iba a enfrentar como los hemos enfrentado.

¿Asume haber cometido errores en estos dos años?

Mi Gobierno, como cualquiera del mundo, no es perfecto. He cometido errores en materia de comunicación, error que estamos corrigiendo ahora. Fue consecuencia de enfocarse en la acción: producir resultados más que comunicar esos resultados. Y en política lo que no se comunica no existe.

Dicen que no hay buen Gobierno con mala comunicación.

Ciertamente, lo he vivido en carne propia.

¿No le ha llamado la atención que se disuelva la Asamblea y nadie salga a protestar?

En este momento no llama mucho la atención porque la Asamblea cayó en un nivel de desprestigio tal que su aceptación bajó al 2 o 3%. Si hace una encuesta digital, encuentra que el decreto de disolución de la Asamblea tiene una aceptación del 73% y lo que se ve en redes sociales es lo que se refleja en las calles con absoluta normalidad.

Antes de político, fue banquero muchos años. ¿Es más difícil hacer cambios en el país de lo que pensaba?

En materia económica, Ecuador tiene una estructura de subsidios a los combustibles que equivale a 3,5 puntos del Producto Interno Bruto, cerca de 4.000 millones de dólares. Es difícil hacer cambios por el impacto social que tienen esos subsidios, pero de alguna manera se han generalizado y no van enfocados a los sectores más vulnerables de la sociedad. Ese cambio sí es difícil.

Es un hombre hecho a sí mismo, nació en una familia humilde pero llegó a ser un banquero de éxito. ¿Cómo logró amasar una fortuna que lo llevó a tener 14 sociedades financieras en Panamá y EE UU? [como revelaron los Papeles de Pandora, una investigación global coordinada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), en la que participó EL PAÍS, y que El Universo lideró en Ecuador]

No existe lo que acaba de señalar. Nunca las he tenido en ningún lugar del mundo. De lo que yo soy accionista, y así lo he declarado en mi declaración patrimonial cuando asumí el cargo, es del Banco de Guayaquil. ¿Cómo se llega a ese patrimonio? Trabajando muy duro desde los 15 años. Un amigo me decía: tú tienes mucha suerte en la vida. Y yo le contesté: Sí, mientras más trabajo, más suerte tengo.

¿Teme irse con la sensación de que no completó el trabajo?

Estas últimas semanas han sido semanas dedicadas a la reflexión sobre si tomar o no tomar la decisión de aplicar el artículo 148 de la Constitución. Mi conciencia está en paz, hemos hecho mucho.

El País de Madrid

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