Redacción El País
El expresidente filipino Rodrigo Duterte ingresó ayer miércoles en el Centro de Detención de la Corte Penal Internacional (CPI), tras aterrizar en Países Bajos extraditado por Manila acusado de crímenes de lesa humanidad en Filipinas durante su campaña contra las drogas entre 2011 y 2019.
A las puertas del centro de detención, se concentraron unas 250 personas -muchas de ellas entre lagrimas- para mostrar su apoyo al exdirigente, y lo hicieron con banderas filipinas, y carteles donde se podía leer: “We love you, Tatay Digong” (Te queremos, Papá Digong, un apodo de Duterte).
El fiscal de la CPI, Karim Khan, defendió en un comunicado que sus investigaciones son “independientes e imparciales” y celebró el arresto como “un avance importante en la búsqueda de la rendición de cuentas” en Filipinas por su “campaña contra las drogas” entre 2011 y 2019.
La CPI hizo pública la orden de arresto contra Duterte, que se emitió en secreto el 7 de marzo. EFE