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Denuncian a Rusia de espiar en una “guerra fría” por la vacuna contra el COVID-19

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Científicos trabajan en el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus. Foto: EFE

LA LUCHA CONTRA EL VIRUS

Las esperanzas del mundo están puestas en el desarrollo de una vacuna. Quien la lance primero al mercado tendrá una gran ventaja.

El nuevo coronavirus avivó varios conflictos entre potencias -fíjese nomás las tensiones crecientes entre Estados Unidos y China- y desató una carrera loca por el desarrollo de una vacuna que le ponga punto final a la pandemia. Un marco especialmente propicio para que surge una especie de “guerra fría”, con hackers buscando espiar cómo vienen las investigaciones científicas.

Esto fue lo que denunció ayer jueves el Centro de ciberseguridad nacional del Reino Unido (NCSC). En concreto, dijo que piratas informáticos vinculados con agencias de inteligencia rusas tienen como objetivo de sus ataques a científicos británicos que trabajan en el desarrollo de una vacuna contra la COVID-19.

En un comunicado conjunto con la agencia de seguridad nacional de Estados Unidos y la Canadian Communication Security Establishment de Canadá, el NCSC indicó que los ataques contra científicos británicos forman parte de una campaña global del grupo conocido como APT29 - también llamado Dukes (Duques) o Cozy Bear (Oso agradable)- que busca robar los secretos sobre el desarrollo de la vacuna.

Reino Unido y Estados Unido ya habían denunciado en mayo que redes de piratas informáticos están atacando a organizaciones nacionales e internacionales que responden a la pandemia del COVID-19. Pero tales ataques no habían sido conectados explícitamente al Estado ruso.

El grupo Cozy Bear, asociado al gobierno ruso, es sospechoso del ataque informático contra el Partido Demócrata durante la campaña para las elecciones de 2016 en Estados Unidos.

“Condenamos estos ataques despreciables contra aquellos que desempeñan un trabajo vital para combatir la pandemia del coronavirus”, señaló Paul Chichester, director de operaciones del centro británico.

Vacuna. Foto: Reuters
Vacuna. Foto: Reuters

Chichester agregó que el NCSC, junto con sus aliados de Estados Unidos y Canadá, se encuentra “comprometido a proteger los activos más críticos” e indicó que la “prioridad en este momento es proteger al sector sanitario”.

Por su parte, el ministro británico de Exteriores, Dominic Raab, pidió en un comunicado divulgado por el Foreign Office el final de estos ciberataques “irresponsables” por parte de los servicios de inteligencia rusos, “que han estado recogiendo información sobre desarrollo e investigación de la vacuna contra la COVID-19”.

“Es completamente inaceptable que los Servicios de Inteligencia Rusos tengan como objetivo a aquellos que trabajan para combatir la pandemia de coronavirus”, apuntó Raab. El ministro agregó que “mientras otros persiguen sus intereses egoístas con una conducta descuidada, el Reino Unido y sus aliados continúan desempeñando el duro trabajo de encontrar una vacuna y proteger la salud global”. “El Reino Unido continuará luchando contra aquellos que realizan este tipo de ciberataques y trabajando con nuestros aliados para llevar a los responsables ante la justicia”, concluyó.

La reacción rusa no se hizo esperar. “No disponemos de ninguna información sobre quién podría haber atacado a empresas farmacéuticas y centros de investigación en el Reino Unido”, señaló el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, según la agencia oficial TASS.

“Podemos decir solo una cosa: Rusia no tiene nada que ver con estos intentos. No aceptamos estas acusaciones, como tampoco (aceptamos) las acusaciones sin fundamento sobre interferencias en las elecciones de 2019” en el Reino Unido, agregó.

La tecnología en Uruguay. Foto: Reuters
Foto: Reuters

Por su parte, el director del Russian Direct Investment Fund (Fondo ruso de Inversiones Directas), Kiril Dmítriev, aseguró que Moscú no tiene necesidad de robar información sobre la vacuna británica, sobre todo, porque una compañía rusa ya negocia su producción en este país con la contraparte británica.

“No hay necesidad de robar nada, ni de tener secretos. Toda la información ha sido transferida a la empresa R-Farm que producirá la vacuna de Oxford AstraZeneca en Rusia”, dijo el funcionario a la emisora Times Radio.

Dmítriev opinó que la información sobre los supuestos ataques rusos contra instalaciones británicas que desarrollan una posible vacuna contra la COVID-19 fue lanzada por gente que busca “estropear la imagen” de la vacuna rusa.

“La vacuna rusa potencialmente puede ser la primera en el mercado y la más efectiva”, aseguró.

Ayer jueves Dmítriev anunció el fin de la primera fase de los ensayos clínicos de la vacuna rusa y adelantó que la segunda etapa concluirá el 3 de agosto. Los desarrolladores de esta vacuna rusa contra la COVID-19 confían en poder sacarlo al mercado antes del mes de octubre.

Dmítriev aseguró que está tan seguro del éxito de las pruebas rusas que ya ha vacunado a toda su familia. “Yo fui uno de los voluntarios que participaron en los ensayos de la vacuna que vamos a producir. Me vacuné yo mismo, pero también lo hicieron mi madre, mi padre y mi esposa. Al cabo de 20 días todos desarrollamos anticuerpos, que son el doble de lo que suele tener un paciente con COVID”, aseguró.

Además de la vacuna británica de la Universidad de Oxford y del laboratorio AstraZeneca, y la anunciada por Rusia, también está muy avanzada la de la empresa estadunidense Moderna, que esta semana anunció que espera producir 500 millones de dosis para Estados Unidos y llegar a los 1.000 millones anuales en todo el mundo. “La prioridad es tener capacidad disponible para Estados Unidos”, indicó El consejero delegado de Moderna, Stéphane Bancel, quien detalló que esperan dar al Gobierno estadounidense control de la distribución de la vacuna si esta supera finalmente las pruebas clínicas de la fase 3, que comenzarán el 27 de julio.

Investigaciones sobre la vacuna

Las investigaciones de la universidad de Oxford para desarrollar una vacuna contra el COVID-19 indican que ésta ofrecería el doble nivel de protección buscado por los científicos, informaron ayer jueves los medios británicos. Una parte de los resultados sobre la seguridad de la vacuna serán publicados en la revista médica The Lancet el lunes.

Estadounidenses le creen más a Fauci que a Trump
Anthony Fauci, el principal consejero médico del gobierno de Donald Trump. Foto: AFP.

El inmunólogo Anthony Fauci se transformó en la voz de la razón científica sobre la gravedad de la pandemia frente a la mirada por momentos negacionista de Donald Trump, ganándose el respeto de los estadounidenses y encendiendo críticas en un entorno presidencial que pide su salida.

Este médico de 79 años, famoso en el mundo de las enfermedades infecciosas y la lucha contra el sida al liderar desde 1984 el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, se transformó en el hombre de referencia de los estadounidenses desde que estalló la pandemia.

Un 65% de los estadounidenses cree en la información que da Fauci sobre el coronavirus, mientras que el 67% no le cree a Trump cuando habla de la pandemia, según una encuesta de Quinnipiac.

Fauci se transformó en la figura sanitaria de referencia durante la crisis. Para lograrlo, el médico apeló a un discurso que sigue los cánones de comunicación en crisis: mensajes simples repetidos sin cesar, con el objetivo de advertir a la población sin generar pánico.

“Le digo al presidente cosas que no quiere escuchar”, dijo Fauci en marzo cuando Trump aseguró que una vacuna contra el virus estaría disponible en “tres o cuatro meses”. La respuesta de Fauci fue determinante: “Como le dije, señor presidente, tomará de un año a un año y medio”.

Brotes durante años

El asesor científico del Gobierno británico, Patrick Vallance, afirmó ayer jueves que habrá rebrotes de coronavirus “durante varios años” en el Reino Unido y opinó que este país debe mantener aún las actuales medidas de distanciamiento social y el teletrabajo.

En una intervención ante la comisión parlamentaria de Ciencia y Tecnología, el científico admitió que “está claro que el desenlace (de la pandemia) no ha sido bueno en el Reino Unido”, donde la cifra de muertes por COVID-19 se sitúa en 45.119 personas. Vallance consideró que no deberían abandonarse aún las reglas de restricción diseñadas para contener la pandemia, pese a que el Gobierno prosigue con su plan de desescalada a fin de reavivar la economía nacional, dañada por la crisis. El científico señaló que este país se encuentra ahora en un momento “en el que las medidas de distancia son importantes”. (EFE)

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