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Cuatro horas de terror en Culiacán en la batalla del Ejército y narcotraficantes

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Un ómnibus incendiado durante el enfrentamiento entre narcos y Ejército en Culiacán. Foto: Reuters

VIOLENCIA EN MÉXICO

El gobierno mexicano intentó capturar a los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán en su tierra, en su casa y entre su gente, y la respuesta fue brutal.

Culiacán rondaba los 32 grados y lucía el sol veraniego que lo acompaña todo el año cuando la capital del narco mexicano se tiñó de sangre y pánico. El Gobierno mexicano intentó capturar a los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán en su tierra, en su casa y entre su gente, y la respuesta fue brutal.

Durante cuatro horas, la capital de Sinaloa vivió lo que se conoce como la batalla de Culiacán, una de las páginas más violentas y torpes en la gestión de una crisis del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador que en poco más de un mes cumple casi un año en el poder.

A las 2:45 horas de la tarde, 30 soldados y policías antinarcóticos localizaron a Ovidio Guzmán, uno de los hijos de El Chapo Guzmán y uno de los herederos de su imperio.

El batallón, agachado y con el fusil en la mano, rodeó la mansión de altos muros y varias construcciones en su interior donde había cuatro personas, entre ellas el hijo del que fuera el capo más poderoso del mundo, sentenciado en julio a cadena perpetua en Nueva York. No habían pasado ni unos minutos de que llegaran los soldados a la lujosa residencia cuando sonó la alarma en el cartel de Sinaloa y decenas de camionetas pick-up con hombres armados hasta los dientes, incluso con ametralladoras instaladas en la carrocería del vehículo, tomaron la ciudad, cuna de algunas de las grandes sagas del narcotráfico mexicano que, precisamente por eso, está acostumbrada a la vida tranquila y relajada de provincias.

En cuestión de minutos los tiroteos se multiplicaron y comenzaron a arder vehículos militares en las principales avenidas mientras la población transmitía en tiempo real, a través de las redes sociales, las imágenes de hombres ensangrentados sobre el asfalto, ráfagas, vehículos calcinados y escenas de pánico de madres protegiendo a sus hijos junto a los colegios.

Violencia en Culiacán, México tras captura del hijo del Chapo Guzmán. Foto: AFP
Violencia en Culiacán, México tras captura del hijo del Chapo Guzmán. Foto: AFP

Durante cuatro horas, la imponente caravana de hombres armados y chalecos antibala al servicio de uno de los carteles más peligrosos del mundo, recorría la ciudad atacando al Ejército hasta hacerlo retroceder mientras la población se recluía en su oficina, se metía bajo las mesas en la cantina o descendía del vehículo y ponía ‘cuerpo a tierra’ con las manos en la cabeza repitiendo un protocolo de seguridad que en el norte de México se enseña en muchas escuelas.

A las seis de la tarde, junto al edificio de la Fiscalía había dos muertos, cuatro vehículos destrozados a balazos y tres camiones ardiendo. En la avenida Álvaro Obregón, tres vehículos militares ardiendo y más adelante, en Universitarios, otros dos más. Dos calles hacia el Norte dos coches particulares fueron agujereados hasta la extenuación.

El fotógrafo César Ernesto, que vivió los tiroteos muy cerca del lugar, explicó nervioso: “Hubo cuatro balaceras simultáneas y decidimos resguardarnos en la redacción”. “Las redes sociales comenzaron a contar que estaban llegando camionetas de lugares cercanos como Sonora, Chihuahua y Durango. Al caer la noche, la ciudad quedó completamente desierta, los vehículos seguían ardiendo”, recordó. Las redes relataron que gran parte de esas camionetas armadas hasta el techo con lanzagranadas llegaron de Badiraguato, la tierra natal del "Chapo", a 80 kilómetros de distancia, para rescatar al hijo.

En medio del pánico, en la cárcel de Culiacán se produjo un motín y 45 presos escaparon de la prisión. Como si fuera una película de terror las imágenes muestran a algunos de los tipos más peligrosos del país corriendo entre los vehículos, deteniéndolos y huyendo en ellos.

Ovidio liberado tras los tiroteos

Sobre lo que sucedió con la detención de Ovidio Guzmán, el Gobierno y el Ejército han admitido el fracaso de un operativo que fue “precipitado y mal planeado”, que “no midió las consecuencias” que iba a provocar, reconoció el Ejército, poco dado a admitir derrotas tan humillantes. El ministro de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, confirmó que llegaron a capturar a Ovidio pero que ante la gravedad de los hechos y el peligro de masacre decidieron dejarlo en libertad. “Lo anterior generó que varios grupos de la delincuencia organizada rodearan la vivienda con una fuerza mayor a la de la patrulla (...) con el propósito de salvaguardar el bien superior de la integridad y tranquilidad de la sociedad acordamos suspender dichas acciones”, admitió.

Ayer viernes no hubo colegios, ningún comercio abrió, la ciudad amaneció casi desierta y se suspendieron los vuelos. La batalla de Culiacán hacía el recuento de las bajas con un balance propio de otras latitudes: 8 muertos, 16 heridos, 19 bloqueos de calles con camiones, 14 enfrentamientos entre ejército y sicarios, 8 soldados capturados y luego liberados y 68 vehículos militares con impactos de armas de fuego.

Es el balance de una batalla en un país que bate cifras récord de homicidios desde la Revolución.

El Ratón se encarga del tráfico con cocaína
Ovidio Guzmán, hijo del "Chapo". Foto: Archivo

El hijo de Joaquín El Chapo Guzmán está libre. La detención de Ovidio Guzmán López, El Ratón, desató el terror durante horas en Culiacán, capital del Estado mexicano de Sinaloa y bastión del cartel del mismo nombre.

El Ratón, de 29 años, es miembro activo del grupo criminal que fue liderado por su padre y está en el punto de mira de la justicia estadounidense desde mayo de 2012. Tras la sentencia a cadena perpetua de El Chapo en julio, los hijos mayores del capo han asumido un papel protagónico en el cartel de Sinaloa, en una facción conocida como Los Chapitos.

Con un perfil más bajo que sus hermanos, Ovidio Guzmán López es visto por Estados Unidos como una pieza clave en el engranaje de la organización y enfrenta desde febrero cargos en ese país por narcotráfico. En la acusación del Departamento de Justicia se alegó que Ovidio Guzmán y su hermano mayor, Joaquín Guzmán López, de 34 años, presuntamente conspiraron entre abril de 2008 y abril de 2018 para distribuir cocaína, metanfetamina y marihuana desde México y otros lugares para su importación a Estados Unidos. El Ratón se encargaba del contrabando de grandes cargamentos de cocaína y con el apoyo de su hermano mayor para completar esas diligencias.

El Chapo tuvo en total diez hijos con tres esposas distintas, cuatro con la segunda y unas gemelas con la tercera que fueron vistos durante su juicio en Estados Unidos. El Ratón es hijo de la segunda esposa, Griselda López, señalada por desempeñar un papel clave en las dos fugas de El Chapo.

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