Rodrigo Paz Pereira asumió este sábado como presidente de Bolivia en una ceremonia que marca el fin de casi dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS) y el comienzo de un gobierno de tendencia centrista.
El nuevo mandatario, de 58 años e hijo del expresidente Jaime Paz (1989-1993), fue recibido entre aplausos en el palacio legislativo boliviano, en el centro de La Paz, por los asambleístas y las delegaciones internacionales.
Un torrencial aguacero en el corazón de la ciudad altiplánica marcó los actos oficiales. La plaza de armas, donde está Palacio de Gobierno y el Parlamento, se mantuvieron bajo fuerte resguardo policial.
El político tomó juramento este sábado como el nuevo presidente de Bolivia para un periodo de cinco años. "Dios, patria y familia, sí, juro", sostuvo el nuevo mandatario boliviano al tomar juramento.
"Nunca más una Bolivia aislada, sometida a ideologías fracasadas, ni mucho menos una Bolivia de espalda al mundo", dijo durante su discurso.
Paz Pereira, nacido en Santiago de Compostela en 1967 por el exilio de sus padres, juró el cargo ante su vicepresidente, el expolicía Edmand Lara, y ante los diputados y senadores electos en los recientes comicios generales que también inician este sábado una nueva legislatura.
A la investidura asisten varios jefes de Estado y altos representantes internacionales, lo que simboliza el retorno de Bolivia a las relaciones con varios países con los que tuvo un marcado alejamiento, como Estados Unidos.
Los presidentes de Argentina, Javier Milei; Chile, Gabriel Boric; Ecuador, Daniel Noboa; Paraguay, Santiago Peña, y Uruguay, Yamandú Orsi, encabezan la lista de mandatarios que asisten al acto de juramento en la sede del Parlamento boliviano.
También destaca la asistencia del subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, quien llegó el viernes a La Paz y calificó su visita como "el viaje más emotivo" de su carrera diplomática.
La jornada comenzó a las 9.00 horas (13.00 GMT) con una visita de Paz a la Catedral Metropolitana, seguida de la entrega del Bastón de Mando de las Fuerzas Armadas y un recorrido por la plaza Murillo, donde se encuentra la sede del Ejecutivo y Legislativo, antes del juramento presidencial en el Hemiciclo de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Tras el acto, Paz encabezará un desfile simbólico en la plaza y luego se reunirá con las autoridades extranjeras invitadas.
También estarán presentes el vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin; el primer ministro de Perú, Ernesto Álvarez, y delegaciones de Paraguay, Panamá, Costa Rica, El Salvador, China y la Unión Europea.
La presencia de líderes que durante casi veinte años se mantuvieron distantes del país, debido a la línea ideológica del MAS, marca un giro profundo en la política exterior boliviana.
Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), ha reiterado su voluntad de "restablecer plenamente" las relaciones con Washington, rotas desde 2008 cuando el expresidente Evo Morales (2006-2019) expulsó al embajador estadounidense Philip Goldberg.
El mandatario electo viajó la semana pasada a Estados Unidos, donde se reunió con el secretario de Estado, Marco Rubio, y con organismos multilaterales para garantizar el suministro de combustibles y la disponibilidad de dólares ante la crisis económica que afronta el país. Su encuentro con Rubio fue calificado como el inicio de "una nueva etapa" en los lazos bilaterales.
Otro de los momentos más esperados será el saludo entre Paz y el presidente chileno, Gabriel Boric. Bolivia y Chile no mantienen embajadores desde 1978, y su relación ha estado marcada por la demanda marítima boliviana, rechazada por la Corte Internacional de Justicia en 2018. La asistencia de Boric a la investidura es interpretada como un gesto de apertura y diálogo.
Por su parte, la llegada del presidente argentino, Javier Milei, también marca un cambio significativo. Durante el Gobierno de Luis Arce, las diferencias ideológicas habían enfriado el vínculo entre ambos países. Ahora, ambos mandatarios han expresado su intención de "fortalecer" la relación bilateral.
En contraste, no figuran entre los invitados los Gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, antiguos aliados del MAS. Paz ha sido claro en su postura: su Gobierno establecerá relaciones solo con países que "tengan la democracia como principio".
El nuevo presidente, elegido en la inédita segunda vuelta del pasado 19 de octubre con el 54,96 % de los votos, asume en medio de una aguda crisis económica y con la promesa de aplicar un "capitalismo para todos". Su toma de juramento, junto al vicepresidente electo Edman Lara, marcará el inicio formal de una etapa que redefine el mapa político y diplomático de Bolivia.
EFE, AFP