Cayó el más escurridizo de los "capo dei capi" de la Cosa Nostra

| Bernardo Provenzano, jefe mafioso prófugo desde hace 40 años, manejaba los negocios de la mafia de Sicilia

Roma | EFE y ANSA

La detención del jefe supremo de la Cosa Nostra, Bernardo Provenzano, el "hombre sin rostro" buscado durante 40 años, ha suscitado una mezcla de incredulidad y alegría en Italia por el que supone uno de los mayores golpes a la mafia siciliana.

Es que la historia de la Cosa Nostra fue en los últimos 13 años la historia de Provenzano, que ocupó la cúpula de la organización en 1993, cuando sucedió al detenido Salvatore "Totó" Riina.

En torno a su figura de escurridizo fugitivo se levantó en los últimos años una borrosa leyenda, alimentada por el misterio que suscitaba un hombre de rostro desconocido que manejaba en la sombra los hilos de una de las organizaciones criminales más poderosas.

La captura de Provenzano, de 73 años y fugitivo de la Justicia desde que tenía 30, puso finalmente una cara al "capo dei capi", que se ocultaba en una vieja casa rural en su Corleone natal, mítica cuna de la mafia siciliana.

Allí viven aún su mujer y sus dos hijos, que a principios de la década de 1990 gestionaban una lavandería.

Fue, precisamente, una bolsa de ropa limpia enviada a Provenzano la que condujo a los investigadores al paradero del fugitivo, condenado en rebeldía a seis cadenas perpetuas por homicidio.

Ya sospechaban del lugar por unos mensajes escritos en papelitos que su esposa le hizo llegar a través de varios intermediarios. Ese era el sistema de comunicación habitual del jefe, contrario a usar teléfonos móviles.

"Sin Provenzano, la Cosa Nostra ha sufrido una innegable decapitación", declaró el ministro del Interior, Giuseppe Pisanu.

El mismo sentimiento lo tenían políticos y civiles, mientras en Sicilia la noticia de su detención corría en medio de una creciente curiosidad por conocer la cara del "fantasma de Corleone".

Provenzano resultó ser un hombre bajito, de pelo blanco y gafas de montura dorada, con un rostro muy parecido al último identikit de la Policía.

Los agentes que seguían sus pasos ya estuvieron a punto de "cazarlo": a fines de la década pasada, cuando fue detenido en un control de carreteras, pero le dejaron marchar al no reconocerlo, y en 2001, tras localizar en una zona rural de Sicilia su escondite, del que escapó unos minutos antes de que irrumpiera la Policía.

Nacido en 1933 en Corleone, Provenzano, conocido también como "u tratturi" (el tractor), por su determinación, es el jefe que más tiempo ha estado al frente de la Cosa Nostra.

Su vida criminal comenzó en la década de 1950, cuando -junto a Toto Riina y a Calogero Bagarella- se convirtió en el más fiel lugarteniente de Luciano Liggio, jefe de la mafia corleonesa.

Su llegada a la cúpula de Cosa Nostra fue a principios de la década de 1980: después de haber infiltrado en todos los clanes a hombres de su confianza y de haber eliminado a todos los adversarios a golpe de kalashnikov, Provenzano y Riina se convirtieron en los "padrinos" absolutos.

El nombre de Provenzano empezó a aparecer en decenas de procesos judiciales. De él hablaron todos los arrepentidos , a partir del "boss" de Riesi, Giuseppe Di Cristina, quien reveló la compleja relación de amor-odio que lo vinculó a Riina.

Interrogado después de su captura, Riina desmintió sin embargo toda relación con Provenzano: "Sé que es un paisano mío, pero no lo conozco", dijo.

Según el "arrepentido" Gioacchino Pennino, Provenzano siempre mantuvo un papel de absoluto primer plano dentro de Cosa Nostra y, mientras Riina era el jefe militar de la organización, él era en cambio la "mente" política, el estratega capaz de administrar las relaciones con el complejo mundo del poder.

Definición

"Dispara como un dios, es una pena que tenga el cerebro de una gallina", dijo el capo Luciano Liggio

Innegable decapitación

El ministro italiano del Interior, Giuseppe Pisanu, mostró su satisfacción por el arresto de Provenzano y aseguró que sin él la Cosa Nostra "sufre una innegable decapitación". El titular del Interior hizo estas declaraciones durante una conferencia de prensa en Roma, en la que subrayó que con la operación "el Estado obtiene una victoria de importancia decisiva".

Tras su detención, fue trasladado a los cuarteles de la Policía en Palermo, ante los que se había congregado una multitud que lo recibió con silbidos, abucheos e insultos como "bastardo" por parte de los congregados.

En la rueda de prensa en Roma participó también el fiscal nacional antimafia, Pietro Grasso, que dijo que estos años el jefe supremo de la Cosa Nostra estuvo protegido por una cerrada red de colaboradores entre los que se contaron "empresarios y políticos". Excluyó que fuera a hablar con la Policía y dijo que para su captura no fueron usado soplones. EFE

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