DEBATE CANDENTE
“Su gobierno fue el más corrupto en la historia de Brasil”, lanzó Bolsonaro; Lula respondió que el presidente de Brasil “está destruyendo” el país.

El presidente Jair Bolsonaro y el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva intercambiaron ayer, domingo, acusaciones frente a frente, en el primer debate televisivo rumbo a las elecciones de octubre en Brasil, las más polarizadas en décadas.
Es la primera vez que los dos archirrivales, figuras centrales de la historia reciente del país, se miden cara a cara.
“Su gobierno fue el más corrupto en la historia de Brasil”, lanzó el ultraderechista Bolsonaro, de 67 años, en su primera intervención, dirigida al líder de la izquierda, favorito en las encuestas. Lula, de 76 años, retrucó defendiendo los avances sociales de sus gobiernos (2003-2010) y diciendo que el actual presidente “está destruyendo” el país.
Lula, por su parte, dijo que el país está “abandonado” y fustigó la política educativa de Bolsonaro.
El presidente negó la existencia de 33 millones de personas con hambre y manejó datos para indicar que el plan social actual es mayor que el que pagaban los gobiernos del PT.
En determinado momento, Lula afirmó: “en nuestro Gobierno, Petrobras alcanzó una capitalización de 60.000 millones de reales (...) somos marcados por ser el que mayor invirtió en educación, trabajo, en la generación de la mediana y pequeña empresa”.
Ambos candidatos, vestidos con traje oscuro, camisa blanca y corbata, se acusaron mutuamente de mentir, pero la tensión fue especialmente palpable en la sala contigua, donde periodistas y políticos seguían el debate por una pantalla.
Ahí se registró cierto tumulto en una discusión entre el diputado André Janones, aliado de Lula, y el exministro de Medio Ambiente de Bolsonaro Ricardo Salles, que estuvieron a punto de golpearse.
Organizado por un conjunto de medios brasileños, entre ellos la Rede Bandeirantes y el periódico Folha de S. Paulo, el debate es el primero del calendario de campaña con vistas a los comicios del 2 de octubre.
En la primera parte del debate, que duró en total tres horas, Lula también centró su discurso en la defensa del medioambiente y la Amazonia, al tiempo que Bolsonaro fue criticado por los demás candidatos por el aumento de la deforestación en su mandato, el avance de la inflación y el hambre.
“Ladrón”
Al llegar a los estudios de la televisión Band, Bolsonaro adelantó que iba a mostrar “qué fue la corrupción” en el Gobierno del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro esperó hasta el último momento para confirmar su participación.
Inicialmente, los organizadores informaron que por sorteo Lula y Bolsonaro estarían ubicados lado a lado, pero esto fue alterado de última hora.
Al ser interrogado por periodistas, antes del debate, sobre el motivo del cambio, Bolsonaro dijo que no tenía inconveniente en aparecer a su lado, pero que “no estrecharía la mano de un ladrón”, dijo, en alusión a los escándalos de corrupción que salpicaron los mandatos de Lula.
Además de Lula y Bolsonaro, el encuentro reunió a otros cuatro candidatos: el exministro de Hacienda Ciro Gomes (PDT, centroizquierda), tercero en los sondeos (7%); la senadora Simone Tebet (MDB, centro) en cuarto lugar; la senadora Soraya Thronicke (União Brasil) y Felipe D’Avila, ambos por debajo del 1% de las intenciones de voto, según las encuestas.
Por razones de seguridad, no se permitió la presencia de espectadores en el estudio de televisión, y muchos periodistas estuvieron en recintos contiguos.
Favoritos
Lula, quien encabeza una coalición de diez partidos de tendencia progresista, lidera con holgura las encuestas de intención de voto.
Los más recientes sondeos lo sitúan como favorito para ganar las elecciones, con cerca del 45% de la intención de voto, frente al 30 % de Bolsonaro, el 7 % del candidato laborista CiroGomes, mientras que ninguno de los otros cuatro candidatos supera el 2 %.
En 2018, cuando ganó las elecciones, Bolsonaro participó solo en los dos primeros debates presidenciales. Faltando un mes para la primera vuelta, fue apuñalado durante un acto de campaña y tras pasar por una cirugía, no volvió a debatir.
Ni Lula ni el expresidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (PSDB, centro) participaron en debates antes de la primera vuelta cuando buscaron la reelección en 2006 y 1998, respectivamente.
El debate de anoche fue uno de los momentos más esperados. Es considerado decisivo para una campaña que tendrá su corolario en las elecciones del 2 de octubre, en las que se elegirá al presidente, vicepresidente y al Congreso Nacional. Las elecciones para gobernadores y vicegobernadores estatales, Asambleas Legislativas Estatales y Cámara Legislativa del Distrito Federal se llevarán a cabo al mismo tiempo.
Se celebró en los estudios de la televisión Band, en São Paulo, y se medirá el impacto en los próximos días.
Jair Bolsonaro va por la reelección
Bolsonaro afirmó que Brasil registra una inflación menor en comparación con varios países del mundo. “Nosotros logramos un milagro durante la pandemia, atendemos a los más necesitados. Mi Gobierno y mis senadores logramos disminuir el precio de los combustibles”, afirmó en el debate.
Asimismo, acusó a la periodista Vera Magalhaes de “mentir” y “tomar partido” con una pregunta que le formuló a otro candidato y, con tono irónico, le dijo que cree que la periodista siente “alguna pasión” por él.
“Eres una vergüenza para el periodismo brasileño”, le espetó Bolsonaro, en uno de los momentos más calientes del debate. La periodista había preguntado a otro de los candidatos sobre la “desinformación” sobre vacunas, que partió “incluso del presidente”.
Lula da Silva busca su regreso

Lula destacó que al llegar al Gobierno había 3.500.000 estudiantes y al terminar su mandato, la cifra aumentó a los 8 millones, pero que ese logro se ha perdido. “También defendimos la Amazonia, nunca en la historia fuimos tan respetados en el mundo”, consideró.
Afirmó que va a volver a ser Gobierno y su prioridad será la educación y salud, referentes en el mundo. “La mejor revolución educativa que se hizo en Brasil, la hicimos nosotros”, recordó.
Durante los días previos a la campaña, Lula da Silva se preguntó reiteradamente ante los medios de comunicación: “¿Cómo un país tan rico pudo retroceder tanto?” y “¿cómo puede no importarle a un gobernante el sufrimiento de tanta gente?”.
Temas de ayuda social están sobre la mesa
En vísperas del debate televisado, Lula criticó la inflación y el avance del hambre, que afecta a más de 33 millones de brasileños. Bolsonaro, por su parte, atribuyó la inflación a la pandemia, la guerra en Ucrania y la sequía, al tiempo que prometió mantener en 2023 el programa asistencial Auxilio Brasil, que transfiere mensualmente unos 110 dólares a 20 millones de familias.
El pasado sábado, Bolsonaro destacó los subsidios que su Gobierno otorga a los pobres en su primer programa de propaganda electoral. Utilizó su propaganda para prometer que, si gana las elecciones el 2 de octubre, mantendrá los nuevos subsidios que su Gobierno empezó a entregar a 20 familias pobres desde este mes de agosto, en medio de una gran polémica, porque la ley electoral veta la concesión de nuevos beneficios sociales en época de campaña.
Los nuevos subsidios implicaron un alza del 50 % en el principal programa gubernamental de ayuda social, que llegó hasta los 600 reales (unos 120 dólares) por familia.
Por su parte, el anuncio de la campaña de Lula pregunta al elector: “¿Qué Brasil quiere, el del odio o el del amor?” y promete “reconstruir” el país.