IRAK
El chiita Moqtada Al Sadr anunció que deja la política ante el bloqueo para formar nuevo gobierno.
Al menos 12 manifestantes murieron ayer lunes en Bagdad después de que el líder chiita Moqtada al Sadr anunciara por sorpresa su “retirada definitiva” de la política en Irak, ahora bajo toque de queda.
El país está inmerso en una crisis política desde las legislativas de octubre de 2021.
La situación en la capital empeoró ayer cuando cientos de partidarios de Al Sadr invadieron el Palacio de la República, donde tiene su sede el consejo de ministros.
Los manifestantes ocuparon oficinas, sentados en sillones o haciéndose selfis, mientras las fuerzas de seguridad intentaban dispersar a otros manifestantes con gases lacrimógenos en los accesos a la Zona Verde, donde se encuentran las sedes de las instituciones y la embajada de Estados Unidos.
Imágenes difundidas por las televisiones locales mostraron la multitud saltando la valla del Palacio Presidencial y dándose un chapuzón en la piscina para hacer más llevadera la protesta en medio de los 46 grados centígrados que azotaron ayer a Bagdad, y en un acto reminiscente al de Sri Lanka de hace un mes.
En Washington, la Casa Blanca calificó la situación de “preocupante”.
Anoche, el toque de queda parecía respetarse en Bagdad. Las calles, habitualmente concurridas, estaban vacías de coches y transeúntes.
Irak lleva más de diez meses de parálisis política por la incapacidad del fragmentado Parlamento de escoger un nuevo presidente y formar Gobierno.
El Bloque Sadrista, con 73 de los 329 escaños de la Cámara, salió vencedor de las elecciones de 2021, pero el boicot a las propuestas de Al Sadr provocó que el clérigo hiciera dimitir a todos sus diputados en junio y, desde entonces, ha ejercido presión en las calles.
Para salir de la crisis, Al Sadr y el Marco de Coordinación -un grupo político pro-iraní enfrentado a los partidarios de Sadr- están de acuerdo en que hay que celebrar elecciones anticipadas. Pero Sadr insiste en disolver primero el parlamento mientras que sus rivales quieren primero nombrar un gobierno.
Al Sadr, un líder muy influyente e imprevisible, llevaba aumentando la presión en las últimas semanas y desde hace un mes sus partidarios acampan frente al Parlamento e incluso bloquearon brevemente el acceso al máximo órgano judicial del país.
El líder chiita es uno de los pesos pesados del país, cuya gran influencia religiosa y política con la comunidad chiita mayoritaria en Irak, puede agravar la crisis o mejorarla.
El sábado, Al Sadr había dado 72 horas a “todos los partidos” presentes en el país desde la caída de Sadam Husein en 2003 -incluido el suyo propio- para renunciar a los cargos gubernamentales y dejar “espacio para las reformas”.
Moqtada Al Sadr, nacido en 1974, nunca gobernó. Tras la invasión de Irak, liderada por Estados Unidos en marzo de 2003 tuvo un ascenso político meteórico, gracias a la creación del llamado Ejército de al-Mahdi, una milicia de resistencia contra los estadounidenses.
Ayer, luego de los incidentes que se desataron por su anuncio de que dejaba la política, Al Sadr inició una huelga de hambre “hasta que cese la violencia” en Irak.
“Su Eminencia anuncia una huelga de hambre hasta que cese la violencia y el uso de las armas. Porque echar a los corruptos no da a nadie, sea quien sea, una justificación para el uso de la violencia”, dijo en un breve comunicado en su página de Facebook uno de los líderes del Movimiento Sadrista, Hasan al Azari.