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Bolsonaro anuncia la privatización del Correo

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Correios. La empresa se creo en 1969, pero sus orígenes se remontan a la época de la colonia. Foto: Reuters.

BRASIL

Por primera vez dice que tiene una “simpatía inicial” para que Petrobras también salga de la órbita pública.

El presidente brasileño Jair Bolsonaro se mostró por primera vez abierto a la idea de privatizar Petrobras, y anunció ayer viernes que ya aprobó los estudios para pasar a la órbita privada el servicio de correo.

Por su parte, en conversación con periodistas tras reunirse con el ministro de Hacienda de Argentina, Nicolás Dujovne (ver página B2), el ministro de Economía brasileño, Paulo Guedes, añadió que está trabajando en un programa para abaratar el gas natural doméstico, que debería resultar en un “impacto” a la baja en el precio en 30-60 días.

Bolsonaro anunció en Brasilia que ha aprobado los estudios necesarios para el proceso de privatización de la empresa nacional de Correos, fundada en 1969 pero cuyo origen se remonta a 1663. “Dimos OK para el estudio de privatización de Correos”, indicó el mandatario en sus redes sociales, sin dar más detalles.

Bolsonaro recordó que un asunto de corrupción en la empresa de Correos sirvió para descubrir una vasta trama de irregularidades y sobornos en el Parlamento durante el primer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, en 2005.

“La empresa fue el inicio del foco de corrupción con el mensalao, deflagrando al Gobierno más corrupto de la historia”, que, con el Foro de San Pablo, que reúne a partidos de izquierdas de América Latina, “destruyeron todo en nombre de la Patria Bolivariana”, agregó el gobernante.

Como mensalao se conoció un escándalo de corrupción que estalló en medio del primer mandato de Lula, quien salió ileso de esas irregularidades pero acabó en la cárcel por su participación en la vasta trama de fraudes descubierta en 2014 en la petrolera estatal Petrobras.

Esa investigación en torno a la gestión de Lula, que tuvo como primer paso una trama de sobornos en Correos, llevó a destapar una serie de sobornos a diputados y senadores mediante los cuales el Gobierno obtuvo la mayoría parlamentaria que las urnas le habían negado en las elecciones de 2002.

Lula no llegó a ser siquiera investigado por ese escándalo, pero algunos de sus más influyentes ministros acabaron en la cárcel, así como ocurrió con buena parte de los integrantes de la dirección del Partido de los Trabajadores (PT) en la época.

Bolsonaro, que se impuso en las elecciones del año pasado, asumió el poder el 1 de enero con una agenda económica liberal, que tiene entre sus principales objetivos la privatización de la mayoría de las empresas públicas.

Su ministro Guedes, formado en la Escuela de Chicago, ha declarado que en el programa de privatizaciones podría hasta ser incluida la propia Petrobras, una idea que Bolsonaro ha dicho que ve con “simpatía inicial”, pero que aún no ha llegado a ser discutida formalmente en el Gobierno.

La Empresa Brasileira de Correios e Telégrafos (ECT), conocida simplemente como Correios y que ahora entra en ese vasto programa de privatización, fue fundada en 1969, sobre la base del Departamento de Correios e Telégrafos, que data de 1931.

Esa última empresa sustituyó a la antigua “Correio-mor das cartas do mar”, creada en 1663, cuando lo que hoy es Brasil todavía era una colonia portuguesa.

Filosofía y sociología

Bolsonaro defendió ayer en su cuenta de Twitter la propuesta del ministro de Educación Abraham Weintraub que estudia reducir la inversión en las facultades de filosofía y sociología. Bolsonaro apuntó que el objetivo es “enfocarse en áreas que generen un retorno inmediato al contribuyente, como: veterinaria, ingeniería y medicina”.

El mandatario salió en defensa de su ministro de Educación, quien el pasado jueves, en una retransmisión en vivo por la cuenta de Facebook del presidente, propuso la suspensión de recursos para las dos área humanísticas y afirmó que “la función del Gobierno es respetar el dinero del pagador de impuestos”.

MÁS

Miles de Indígenas acampan en Brasilia

Miles de indígenas brasileños cerraron ayer viernes su protesta anual en Brasilia con una marcha contra las políticas del presidente Jair Bolsonaro que, denuncian, favorece el avance de la actividad minera y agropecuaria en sus territorios ancestrales.

Colorida, como desde que empezó a celebrarse hace 15 años, esta nueva edición del Campamento Tierra Libre, reunió desde el miércoles a nativos de las cinco regiones de Brasil, sin que se registraran incidentes.

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