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Ataque reaviva tensión con Madrid e impulso separatista de catalanes

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Puigdemont, presidente catalán y Rajoy, presidente del gobierno español. Foto: Reuters
President of the Generalitat of Catalonia Carles Puigdemont and Spanish Prime Minister Mariano Rajoy are seen at a High mass celebrated in memory of the victims of the van attack at Las Ramblas earlier this week, at the Basilica of the Sagrada Familia in Barcelona, Spain August 20, 2017. REUTERS/Sergio Barrenechea/Pool SPAIN-SECURITY/
POOL/REUTERS

La investigación de los atentados dejó en evidencia una vieja polémica.

Después de los atentados que ensangrentaron Cataluña, los llamados a la unidad contra el terrorismo no han cesado en España, aunque tras esta fachada se mantiene la tensión entre Madrid y los independentistas catalanes, visible incluso en la investigación policial.

El gobierno regional catalán continúa decidido a celebrar un referéndum sobre la secesión el 1 de octubre, aunque Madrid insiste en que es anticonstitucional y no tendrá lugar. Un enfrentamiento que en España se conoce como "choque de trenes".

El desacuerdo es evidente pese a la ola de solidaridad surgida en todos el país tras los atentados, que dejaron al menos 14 muertos y más de cien heridos.

El viernes por la mañana, al día siguiente de los ataques, el presidente catalán, el independentista Carles Puigdemont, aseguró en una entrevista que "los atentados no van a modificar en absoluto la hoja de ruta sobre el proceso" separatista.

Hasta ese momento no se había reunido aún con el jefe del ejecutivo español, Mariano Rajoy, que el mismo jueves por la noche viajó a Barcelona donde se vio con su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría, y el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido.

Recién el viernes ambos dirigentes se encontraron cara a cara. Rajoy, al que incluso algunos en el seno de su partido conservador acusan de intransigencia frente a las exigencias de mayor autonomía de Cataluña, calificó el encuentro de "muy positivo", e insistió en la necesidad de "trabajar juntos", invocando "la unidad en la lucha contra el terrorismo".

El rey Felipe VI viajó también a Barcelona para participar el viernes en el minuto de silencio, junto con Rajoy, Puigdemont y varios dirigentes de partidos políticos en la Plaza de Cataluña, junto a Las Ramblas, donde murieron 13 personas arrolladas por una camioneta.

Este momento de recogimiento fue seguido de aplausos y gritos de ¡No tenemos miedo!" en catalán, en un ambiente de solidaridad.

Al día siguiente, sin embargo, pudieron escucharse gritos de "¡Viva Cataluña!" cuando el rey fue a depositar una corona de flores en Las Ramblas, después de visitar a los heridos en dos hospitales.

En las imágenes se ve a Felipe VI con el gesto cerrado, al igual que cuando lo han silbado en los partidos del FC Barcelona en el Camp Nou, uno de los feudos del nacionalismo catalán.

Rencillas.

Las viejas querellas han tardado muy poco en aflorar. El ministro del Interior español, Juan Ignacio Zoido, proclamó el sábado a mediodía que la célula autora de los atentados había sido "desarticulada".

Una afirmación matizada por el responsable de Interior catalán, Joaquim Forn, quien recordó que la investigación estaba siendo dirigida por la policía regional, los Mossos dEsquadra. Ayer, no obstante, Forn dijo que la célula había sido "neutralizada".

La prensa madrileña, hostil al separatismo catalán, destacó por otro lado que en una de sus comparecencias, Forn distinguió entre víctimas "catalanas" y "españolas" de los atentados, como si pertenecieran a nacionalidades diferentes.

Los diarios han destacado que Cataluña era una fuente de preocupación para los expertos de la lucha antiterrorista, a tenor del elevado número de presuntos yihadistas detenidos en su territorio.

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Puigdemont, presidente catalán y Rajoy, presidente del gobierno español. Foto: Reuters

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