Violencia en Rosario: agentes federales podrán disparar, en excepciones, sin identificarse como tales

El nuevo reglamento permite usar las armas "cuando haya un peligro inminente de muerte del propio agente o de ciudadanos en peligro" ante criminales, delincuentes, mafiosos o narcotraficantes.

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Siguen las amenazas en Rosario mientras se espera un mayor despliegue de fuerzas federales
Rosario intenta recuperar una relativa normalidad mientras la Policía patrulla las calles.
Foto: EFE

EFE, La Nación (GDA)
Argentina habilitará el uso de armas de fuego a las fuerzas federales de seguridad ante un “peligro inminente”, según se desprende del nuevo reglamento general presentado ayer miércoles por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en Buenos Aires.

“Las fuerzas estaban muy desorientadas respecto al uso de su armamento, muy despojadas de la posibilidad de ser fuerzas con capacidad de repeler las agresiones, los ataques, los asesinatos y los homicidios que están sucediendo en las zonas en las que están las fuerzas federales”, dijo Bullrich en una rueda de prensa.

El nuevo reglamento permite usar las armas “cuando haya un peligro inminente de muerte del propio agente o de ciudadanos en peligro” ante criminales, delincuentes, mafiosos o narcotraficantes.

También para “impedir la comisión de un delito” que “ponga en riesgo la integridad física de las personas” y “detener a un delincuente que ponga resistencia a la autoridad o impedir que se fugue”.

Asimismo, para “mantener la seguridad y el orden cuando corra peligro la integridad física y la vida de las personas bajo custodia o detenidos, o de quienes tienen a cargo la seguridad de las personas”, en referencia a intentos de fuga en tribunales o cárceles, lo que habilita el uso de las armas al servicio penitenciario.

Bullrich advirtió de que los agentes “deberán siempre identificarse como tales”, con la “excepción” de que el darse a conocer ponga en riesgo la vida del agente o la de terceros y cuando “haya una desventaja numérica o táctica”.

La resolución “deja en claro cómo es el accionar de las fuerzas”, informó Bullrich, quien celebró que los agentes “van a saber que están protegiendo (a la comunidad) y que están siendo protegidos por un sistema que les permite cumplir la función para la que fueron capacitados”.

La amenaza se expande

La Justicia Federal inició San Francisco, ciudad cordobesa limítrofe con Santa Fe, una investigación por presuntas amenazas narco vinculadas a la banda de Los Monos, luego de que la policía local diera el alerta como consecuencia de dos llamados telefónicos anónimos, consignó ayer La Nación.

Hasta el momento se confirmó que el Centro de Coordinación Operacional de la Policía de Córdoba recibió “dos llamados anónimos en simultáneo” cerca de las 19 del lunes.

En el primero, una voz masculina anunciaba que Los Monos “ya estaban” en San Francisco e iban a “matar a todos los policías”. En la segunda, alertaban sobre la presunta existencia de una bomba en el edificio de la Departamental San Justo de la fuerza de seguridad provincial. Personal de la Brigada de Explosivos realizó un operativo y no encontró nada.

Operativo policial en Rosario
Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, en Rosario.
Foto: La Nacion/GDA

Según publicó La Voz de San Justo, sobre la base de fuentes de la investigación, los dos mensajes tendrían el mismo origen y podrían haberse originado en alguna cárcel de Córdoba.

Las ciudades de San Francisco, Frontera y Josefina integran la “triple frontera de las drogas”, como la llaman los especialistas en temas de narcotráfico. Las dos ciudades santafesinas tienen menos de 15.000 habitantes y San Francisco, unos 75.000.

Rosario enfrenta una escalada de violencia desatada en los últimos días tras los cuatro asesinatos en manos de sicarios como respuesta de las bandas narco a las políticas restrictivas lanzadas sobre todo en las cárceles.

El primer crimen tuvo lugar el 5 de marzo por la noche cuando Héctor Raúl Figueroa, un taxista de 43 años, fue ejecutado de nueve disparos en el barrio Las Delicias. Horas después, el 7 de marzo, la víctima fue Diego Alejandro Celentano, de 32 años, también taxista. Le dispararon en la cabeza mientras estaba dentro del auto.

Luego mataron a Marcos Daloia, el colectivero de la línea de trolebuses que fue baleado el jueves pasado y falleció el domingo, tras permanecer internado cuatro días.

La última víctima fue Bruno Bussanich, un pistero de 25 años que murió el 10 de marzo en su lugar de trabajo, una estación de servicio.

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