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Argentina endurece medidas y deja "en suspenso" ingreso de turistas de países limítrofes

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El gobierno de Alberto Fernández avaló informe crítico de la ONU. Foto: AFP

AUMENTO DE CASOS

El gobierno extendió la interrupción de las rutas aéreas que se fijó para Gran Bretaña a otros países que ya habrían confirmado la presencia de la nueva cepa del coronavirus en sus territorios.

El presidente argentino Alberto Fernández transmitió preocupación a sus interlocutores en las últimas horas. El repunte de la curva de casos de COVID-19 combinado con la mayor "displicencia" de la sociedad (esas fueron sus palabras), más la aparición de nuevas cepas del coronavirus en el mundo y la crítica situación que viven algunos países de la región es un cocktail muy delicado para encarar las fiestas y la temporada de verano en Argentina.

"Ahora es más importante que nunca la conciencia social", dijo el presidente en charlas reservadas al reconocer que "es difícil retrotraer" algunas habilitaciones en esta instancia. Con escaso margen para tomar medidas fronteras adentro, el gobierno ordenó nuevas medidas para intentar contener el ingreso al país de la nueva cepa del coronavirus y para evitar importar casos positivos del exterior. Las medidas empezarán a regir el 25 de diciembre.

Primero, el gobierno del país vecino dispuso dos nuevos requisitos obligatorios para todos aquellos que ingresen a Argentina desde el exterior (sean residentes o no): deberán contar con un estudio PCR negativo realizado en las 72 horas previas al vuelo (caso contrario, deberán hacerlo en Ezeiza) y, una vez en el país, deberán cumplir con una cuarentena de siete días. La medida se extenderá hasta el 8 de enero.

Además, el gobierno restringió el ingreso de extranjeros de los países limítrofes. La Dirección Nacional de Migraciones dispuso que los pasos terrestres permitan solo el ingreso de argentinos y residentes (también con el requisito del PCR negativo y los siete días de cuarentena). "Queda en suspenso la prueba piloto que autorizó el ingreso de turistas extranjeros provenientes de países limítrofes", anunció la Casa Rosada.

Por último, el gobierno extendió la interrupción de las rutas aéreas que se fijó para Gran Bretaña a otros países que ya habrían confirmado la presencia de la nueva cepa del coronavirus en sus territorios: Italia, Países Bajos, Dinamarca y Australia. Por recomendación del Ministerio de Salud, informó el gobierno, se suspendió la llegada y salida de vuelos de esos países.

El ministro de Salud, Ginés González García, le había llevado ayer tarde su preocupación al presidente por dos frentes que llegan del exterior. Por un lado, le advirtió sobre los países limítrofes que vieron repuntar pronunciadamente la curva de casos en los últimos días, especialmente Brasil. Por el otro, pidió especial atención por los países que reportaron la presencia de la segunda cepa en Europa, que sería más contagiosa.

El cambio de tendencia, sin embargo, ya es palpable. La curva de casos en Argentina viene exhibiendo un preocupante ascenso. Ayer se reportaron 8.141 nuevos casos, cuando hace una semana se registraron 6.843. Todo mientras se registran postales de aglomeraciones en las calles y se está en la puerta de dos fines de semana largos por las fiestas y la temporada de verano.

El gobierno quiere, no obstante, evitar el cierre total al mundo, que fue lo que en marzo obligó al Ministerio de Relaciones Exteriores a ocuparse de la repatriación de los argentinos, un operativo que se intenta no repetir. El plan es evitar el aislamiento total y el clima de pesimismo que traería aparejado, mientras llegan desde Rusia las primeras 300.000 dosis de la Sputnik V. "Si seguimos así, la segunda ola puede llegar mucho antes", dijo González García en las últimas horas. El rebrote podría ganarle de mano al plan de vacunación.

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