“El nerviosismo era grandísimo, pero nunca nadie se fue de acá”, contó Jhon Cáceres, alcalde de Piedras Coloradas. “Quemó la vuelta de las casas pero no quemó ninguna. Hasta ahora no comprendemos cómo salimos tan ilesos de esto, porque fue de una magnitud inmensa”, agregó.
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Uno de los vecinos que luchó contra el fuego para defender su terreno fue Carlos Alberto Whitman. Jubilado y dueño de una pequeña chacra, intentó combatir el fuego junto a familiares pero en un momento se rindió. Un bosque a menos de 30 metros de su casa ardía y el decidió escapar junto a su hijo, dando por descontado que su casa sería destruida.