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Vida de perros era la de antes

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En la tienda  de ropa Madame Hibou los clientes están felices de que tengan en cuenta a sus perros. Foto: Ariel Colmegna

PET FRIENDLY

Los negocios se adaptan a la concepción de la mascota como miembro de la familia.

Clientes de Madame Hibou felices de que acepten a sus perros. Foto: Ariel Colmegna
En Sodimac tienen carritos específicos para que los usuarios recorran el local con sus mascotas. Foto: El País
La dueña de la peluquería canina Perro Berro recomienda que cuando se hace el corte de pelo, también se lave. Foto: El País
En el salón de té Dominique hay un parking canino
El perro es mucho más que el mejor amigo del hombre. Es considerado un miembro más de la familia. Foto: Marcos Paladino

Nelson diseñó un cartel que decía "Entrar con perros" y lo colocó en la puerta de la ferretería San Marino (Pagola y Chucarro) hace diez años. "En aquel entonces te gustaban o no te gustaban los canes, permitías su ingreso o no, pero nadie hablaba del concepto Pet Friendly", comenta el dueño de esta ferretería de Pocitos.

A él le parecía una tontería dejar a los animales afuera del local para que pasaran frío, calor o que los dueños tuviera que salir a perseguirlos si se escapaban. Funcionó el boca a boca y hay más de siete clientes que viven lejos pero compran en el negocio de Nelson porque pueden ingresar con su perro.

El perro en sociedad.

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El concepto Pet Friendly se instaló y ya no es una moda pasajera. El perro es mucho más que el mejor amigo del hombre. Es considerado un miembro más de la familia, haya niños o no en el hogar, y existen cada vez más comercios y tiendas que se adaptan a esta realidad con ingresos permitidos a sus locales o la instalación de parkings para animales. Crecen las peluquerías caninas, los hoteles y guarderías donde se deja al animal con absoluta tranquilidad mientras se trabaja o se va de vacaciones para evitar que pase mucho tiempo solo.

Florencia es dueña de la peluquería Perro Berro (Berro y Pagola) y jamás menciona el término "mascota" porque para sus clientes es una ofensa. "Les tenés que decir, tu niño, tu hijo. Muchos llaman y me dicen, habla el papá o la mamá". Los dueños agendan una hora, dejan al perro y esperan que Florencia les avise que está pronto para ir a buscarlo. Ella les sugiere el corte característico de la raza por una cuestión de salud, más allá de lo estético, pero varios clientes le muestran fotos con peinados específicos y ella se adapta. Muchos quieren una moñita o colita para las hembras y ha llegado a hacer crestas a varios caniches. El costo del lavado y corte es de 420 pesos, e incluye limpieza de oídos y corte de uñas.

La tienda Laika tiene una sucursal en 21 y Ellauri, otra en Divina Comedia y abrirá una tercera en Cordón. Funciona como un supermercado de mascotas: el usuario va de compras con su carrito y hay personal que asesora. Lo que más se vende es ración pero Carolina, que trabaja en el área de marketing de la empresa, asegura que cada vez hay más gente dispuesta invertir dinero en sus animales. Se venden muchos juguetes y ropa original. Hay desde las clásicas correas hasta accesorios, bandanas y salvavidas. Una remera con capucha cuesta alrededor de mil pesos.

La tienda de ropa Madame Hibou se interesa por el cuidado del medio ambiente y se sumó a la movida Pet Friendly hace un año, cuando abrió la sucursal en Pocitos (Cavia y Lázaro Gadea). Las dueñas se dieron cuenta de que el único tiempo libre que tenía la gente era cuando salía a pasear a su mascota y dejarlos afuera significaba perder potenciales clientes. Clara, vendedora de Madame Hibou, dice que jamás un perro destrozó el local, ni recibió quejas. Al contrario, cuando ingresan los canes todos les hacen fiesta.

En Dominique (26 de Marzo y Pereyra) funciona un parking de perros desde hace un año. Lo instalaron porque este salón de té usa la modalidad take away (comprar y llevar). Si bien a los clientes les gusta la idea, no hay muchos que lo utilicen.

Cuestión legal.

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Gerardo Galán fue otro de los pioneros. Fundó el bar Uma (Lamas y Lorenzo Pérez) hace siete años y desde el día uno se admite el ingreso de mascotas. Un cliente que viajaba mucho les contó que en Europa era furor esta moda y no dudó en ponerlo en práctica. La gente se prendió enseguida a la consigna. El único requisito es que lleven al perro atado. Muchos vecinos sacan a pasear a su mascota y aprovechan a tomarse una de pasada. "Estoy con el perro, no lo vi en todo el día pero también quiero salir con amigos y Uma te permite hacer las dos cosas", dice. Llegaron a entrar Gran Daneses y los dueños del local colocan tachitos con agua para que puedan hidratarse.

A Joaquín Ingold le sorprendió la cantidad de familias que circulaban con sus perros por la zona de Parque Rodó los fines de semana. Varios paraban a preguntar si podían entrar a comer con ellos a Bar Lisa (Rambla y Sarmiento). Hace dos meses decidió responderles que sí y agregó un servicio más a los clientes: la posibilidad de compartir una salida al bar con su mascota. En Lisa le ofrecen a los dueños tachitos con agua y pastillas para comer. Joaquín dice que todos se portan bien, y no han recibido quejas. Ahora que los días están lindos la mayoría se queda en la terraza con su perro.

Joaquín y Gerardo no pidieron ninguna habilitación municipal y no han tenido problema. Quienes sí recibieron una inspección de la Intendencia fueron los dueños de Casitanno (Pablo de María y Maldonado). Hacía siete años que este local era Pet Friendly y tuvieron que dar marcha atrás. De no cumplir con la advertencia vendrá la sanción. Pablo Centurión, dueño del bar, está seguro de que alguien los denunció. Y asegura que dejar de ser Pet Friendly los perjudicó porque perdieron clientes: "Los que venían con los animales ya no vienen. El perro hoy es parte de la familia. Seguro se bajaron cinco clientes".

En Casitanno conservan el tachito con agua porque volver a ser Pet Friendly sigue en pie. "El día que lo habiliten lo implementaremos de vuelta".

En el hotel tratan al can "como a un rey"

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Sebastián Kosteski es dueño del hotel y guardería Reyes de la Pradera y trata a los perros como si fueran niños. Ingresan con vacunas al día y desparasitados. Los van a buscar a la puerta de sus casas en trailers equipados, y los devuelven bañados. La guardería funciona de lunes a viernes. Allí socializan con otros de su especie, usan las rampas, tanques y el enorme espacio abierto para jugar y correr.

El lugar es cercado, seguro, hay video vigilancia y nunca están solos. Descargan tanta energía que vuelven a sus hogares agotados. En esta chacra ubicada en la zona de la Perimetral y Mendoza también funciona el hotel canino que cuenta con espacio para los más de 30 animales que llegan con sus camas, mantas y capitas. Tienen la opción de dormir adentro o afuera pero el 95% elige descansar bajo techo. El lugar cerrado tiene aire acondicionado y reparticiones con puertas donde cada perro tiene su cucha. Aquí se respetan las mañas de todos. Se envía a diario un collage de fotos y algún vídeo a los dueños para su tranquilidad. El proyecto a futuro es instalar cámaras para que todos los clientes puedan ver cómo está su mascota. Y otro plan es poner una piscina para que hagan hidroterapia y jueguen.

Aplicar psicología también en los perros

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Cuando los perros tienen un trastorno de comportamiento se recurre a un etólogo. Las consultas más frecuentes que María Bellino, veterinaria y etóloga, recibe son por agresividad y ansiedad. La gente llega angustiada porque la situación genera conflictos en el hogar. Bellino atiende a domicilio y en la sesión, que cuesta entre mil y dos mil pesos, participan todos los que tienen vínculo con el animal. Se llena una ficha y se marca un tratamiento que consiste en cambiar hábitos de manejo y tenencia responsable.

Francisco Winterhalter es conocido como Winter Perros y rehabilita problemas entre perros y sus dueños hace 16 años. En general basta con una sola sesión (1.500 pesos) para solucionar el problema. Y aconseja consultar antes de que la situación sea crítica. "Al interactuar conmigo, los perros empiezan a manifestar un cambio y los dueños lo perciben. Les enseño pautas de comunicación para que apliquen". Logró tranquilizar a los perros de Marcelo Zalayeta con rutinas semanales de paseos y le bastó una sesión para domesticar al Dogo del también futbolista Nicolás Olivera.

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