¿Por qué en Uruguay se llama “Semana de Turismo” y no “Semana Santa”? Historia y razones del cambio

El 23 de octubre de 1919 se sancionó en el Parlamento la ley que sería el broche de oro a un proceso que había iniciado en el siglo XIX: la separación entre el Estado y la Iglesia.

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Palacio Legislativo
Fachada del Palacio Legislativo
Ignacio Sanchez/Archivo El Pais

La Semana Santa, una festividad con origen en la Iglesia Católica y adoptada por otras iglesias cristianas, se conmemora este año entre el lunes 14 de abril y el domingo 20. Sin embargo, una ley clave aprobada hace más de un siglo hizo de Uruguay el único país en Sudamérica en dejar de denominar a esta celebración como Semana Santa para pasar a llamarla Semana de Turismo. Esa ley se convirtió en el broche de oro de un proceso que había empezado a fines del siglo XIX: la separación entre el Estado y la Iglesia.

El 23 de octubre de 1919 se promulgó la Ley N° 6997, organizando los feriados oficiales y dando una nueva denominación a aquellas festividades con origen religioso. “La Navidad pasó a denominarse oficialmente El Día de la Familia; el Día de Reyes pasó a denominarse oficialmente El Día de los Niños. Y en ese contexto de transformaciones, se cambia el nombre de la Semana Santa, con origen en la Iglesia Católica, que era la predominante desde la dominación española e iglesia oficial del Estado”, explica a El País Mónica Maronna, historiadora en la Universidad de la República (Udelar), autora y coautora de varios libros y artículos en revistas científicas, entre ellos 100 años de laicidad en Uruguay, debates y procesos (2019).

Para la historiadora, lo importante es entender a qué obedece este cambio: “En primer lugar, tendríamos que considerar que estaba en vigencia la nueva Constitución, a la que se llegó después de un largo procedimiento de cambio y que transformaba la Constitución de 1830 en muchos aspectos. En uno de ellos establecía la fórmula de que todos los cultos religiosos son libres en Uruguay y el Estado no sostiene religión alguna. Esos cambios se mantuvieron en todas las constituciones siguientes. La separación completa del Estado de la religión”.

Esta separación, lejos de haber sido una decisión unánime, también fue fruto de arduas discusiones, tal como recuerda Maronna, dentro de un proceso que arrancó con la secularización a finales del siglo XIX.

Pero una cosa es decretar un cambio y otra es que, efectivamente, la sociedad lo adopte en la práctica. De hecho, en el caso de la Semana Santa, a día de hoy –por el marco cultural de otras actividades que se desarrollan en la misma fecha– es fácil reconocerla también como Semana Criolla, Semana de la Cerveza y, con su nombre oficial, Semana de Turismo.

La festividad es considerada el inicio de Semana Santa. Foto: F. Flores
Cardenal Daniel Sturla en conmemoración de la Semana Santa
Archivo El Pais

De Semana Santa a Semana de Turismo: los fundamentos del cambio

Que la Semana Santa pasara a denominarse Semana de Turismo "tiene que ver con el espacio y el crecimiento que el turismo había tenido en Uruguay, tanto como actividad económica como práctica cultural y social", detalla Maronna.

"Montevideo se había transformado en ciudad balneario en un proceso que continuaría. El turismo era una idea asociada al verano. En cierta manera el 8 de diciembre, Día de las Playas, inauguraba el veraneo y tenía su culminación en esta semana (de Turismo). Se prolongaba la temporada de veraneo", agrega la historiadora.

"Que esa actividad tuviera tanto peso llevó a que esa semana se conjugaran las dos dimensiones: cambiar el nombre para que no quedara ninguna asociación a su origen y para ello nada mejor que elegir una actividad que estaba expandiéndose", explica la docente de la Udelar.

Según las fuentes históricas, para ese momento si bien gran parte de los turistas provenían —como a día de hoy— de la Argentina, también se empezaron a extender muchos movimientos de turismo interno. "Y entonces se configuraría un rasgo característico del siglo XX: asociar las actividades de esa semana, que ya cae en el otoño, para realizar otras actividades, incluso del mundo rural; la caza, los campamentos, la instauración de la Semana Criolla en Montevideo. Eran actividades que ya estaban asociadas a esa semana y movilizaban las prácticas culturales", recalca Maronna.

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Foto: Darwin Borrelli

Volviendo a la historia y el proceso de secularización, la historiadora remarca que este tema provocó discusiones dentro de las cámaras del Parlamento, pero no más fuertes que aquellas que se encendieron décadas antes bajo el planteo de separar al Estado de la Iglesia.

"En las cámaras cuando se habló de la Semana de Turismo ya estaba zanjada la separación del Estado de la Iglesia. Lo que sí emergieron fueron las posturas más extremas de un lado y del otro y quienes no solo querían cambiar de denominación sino quienes querían correr la semana para que no coincidiera siquiera en el tiempo. Esa postura no prosperó, no por razones religiosas, sino por razones prácticas. Si la mayor parte del turismo proviene de Buenos Aires, tiene sentido que en el tiempo se mantuviera el viejo calendario religioso", agrega la docente.

Cabe recordar que para el momento en que se aprueba el cambio de denominación de las festividades religiosas, la secularización ya se había implementado en los cementerios y en el matrimonio, convirtiéndose el matrimonio civil en el único con conocimiento legal.

Por tanto, lo más representativo que puso fin a la discusión acerca del lugar de la Iglesia en el Estado oficialmente fue la Constitución, aprobada en octubre de 1917 y que entró en vigencia el 1° de marzo de 1919.

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