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El 72% fue a trabajar durante el último paro general del Pit-Cnt

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Marcelo Abdala y Fernando Pereira caminan por Plaza Independencia el día del último paro general del Pit-Cnt. Foto: Juan Manuel Ramos
Movilizacion del Pit Cnt en dia de Paro General en reclamo por “el hambre y la desigualdad, por trabajo y salario” y jornada de recoleccion de firmas contra la LUC, en Montevideo, ND 20210617, foto Juan Manuel Ramos - Archivo El Pais
Juan Manuel Ramos/Archivo El Pais

ENCUESTA DE EQUIPOS

Equipos Consultores replicó la metodología que viene empleando desde el paro general de agosto de 2015 para estimar la incidencia y adhesión que la medida había tenido entre los trabajadores.

El movimiento sindical uruguayo realizó durante el penúltimo jueves de junio el segundo paro general en lo que va de la administración de Luis Lacalle Pou. Esta vez la consigna fue “contra el hambre y la desigualdad, por trabajo y salario, en defensa de la vida y en solidaridad con los 15 profesores de San José separados del cargo” y, según calificó el Pit-Cnt, la medida fue un “éxito”. Parte de esa calificación respondía a que, a juzgar por las cifras divulgadas por la central obrera, se habrían recolectado unas 25.000 firmas para impulsar el referéndum revocatorio de 135 artículos de la ley de urgente consideración.

Equipos Consultores replicó la metodología que viene empleando desde el paro general de agosto de 2015, en el marco de su Monitor de Trabajo, para estimar la incidencia y adhesión que la medida había tenido entre los trabajadores. Y concluyó que tres de cada diez trabajadores no fueron a trabajar ese día (poco más de la mitad de ellos porque no pudo hacerlo y el resto porque se plegó al paro) y siete de cada diez trabajaron.

María Julia Acosta, doctora en Sociología del Trabajo y quien dirige el área de Desarrollo Social de la consultora, advierte que “estos datos no deben ser leídos como una fortaleza o como una debilidad del movimiento sindical: no adherirse al paro no significa que la acción colectiva pierda fuerza”. Mucho menos, aclara, en el contexto de una pandemia: “el sector salud adhirió a la proclama, pero no paró para no perjudicar la campaña vacunatoria; o bien, uno podría preguntarse: ¿qué significa parar en el teletrabajo?”.

En este sentido, el secretario general del Pit-Cnt, Marcelo Abdala, señaló que “el paro es un hecho de carácter político-social”. Más allá de la paralización per se, explicó, “hay un interés de que la plataforma, la consigna, llegue a la mayor cantidad de la población posible”.

El 86% de la población ocupada declara “haber escuchado algo” sobre la realización de un paro. Así lo revela la misma encuesta de Equipos Consultores que se realizó a unos 400 adultos, a través de telefonía celular, entre el 19 y 22 de junio. Consta de una cifra de conocimiento de la medida muy similar al promedio de los seis paros generales anteriores.

El porcentaje de trabajadores que deciden paralizar por coincidir con el motivo concreto de la medida también se mantiene constante a lo largo del tiempo: ronda entre el 10% y 17%.

Sin embargo, la proporción de ocupados que optan por trabajar durante los paros viene en un continuo crecimiento: pasó del 50% a casi el 72% en los últimos seis años.

En el anterior paro general durante la actual administración dijo haber ido a trabajar el 69%. Según el informe de Equipos al que accedió en exclusiva El País, “el aumento de los ocupados que fueron a trabajar se explica en la disminución de personas que no trabajaban en ese día y no una disminución significativa” de los que hicieron paro.

“Aunque cada paro hay que contextualizarlo, y es necesario observar qué motivó la medida en ese momento, la gráfica dibuja una montaña ascendente que va en línea con los cambios del mundo del trabajo: los vínculos laborales varían, también cambian las reivindicaciones y aparece un repertorio de acción colectiva que va desplazando el protagonismo del paro”, explica la socióloga Acosta. El súmmum de ese nuevo paradigma, dice, “es el área de software en que los reclamos son por cuestiones bien distintas y ya no hay un sindicalismo obrero... sencillamente porque esa sociedad cambió”.

Acosta -quien da clases en la universidad sobre sociología del Trabajo y en las que explica que Uruguay “tiene tasas de afiliación sindical altas” respecto al mundo- agrega que desde las investigaciones sociológicas de la década de 1930 se sabe que “el factor emocional influye: para movilizarse hay que estar motivado y esperanzado”.

El secretario general del Pit-Cnt discrepa: “En el capitalismo toda acción sindical está cuestionada. No tiene que ver con las nuevas formas de trabajo, o la satisfacción con la vida. Tiene que ver con que la clase social que tiene el poder económico dominante, tiene también el dominio paradigmático y emocional”. De hecho, Abdala entiende que “hay segmentos del proletariado del siglo XXI (como el área del software) que pueden tener un vínculo de trabajo distinto a la clase industrial”. Pero, se justifica, “la herramienta paro está presente hasta que el movimiento obrero no se readecúe y mientras exista la plusvalía va a haber huelga”.

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