Redacción El País
Aún queda más de un año para que sea posible entregar a cambio de dinero los envases descartables -ya sean de plástico, lata o Tetra Pak- en los supermercados y almacenes. La implementación del sistema de depósito-reembolso, que se espera que quede operativo en el segundo semestre de 2025, llegará cuatro años después de que el gobierno estableciera los objetivos mínimos de recuperación y valorización de los productos que se vuelcan al mercado.

El Plan Vale -nombre que recibió por parte de la industria- tiene dos grandes patas: el sistema de depósito-reembolso, y el trabajo con las intendencias para la recuperación de envases. Todo se enmarca en la decisión del Poder Ejecutivo de obligar a las empresas a generar circuitos de recolección y revalorización de los residuos, por lo que los privados están afinando los detalles para poder implementar los mecanismos necesarios para cumplir con la normativa.

Para diciembre de 2025, deben alcanzar el 50% de valorización de los productos que vuelvan al mercado, con operaciones de recuperación de materiales en donde haya más de 5.000 habitantes en todos los departamentos.

Ahora, se realizan los estudios necesarios para “bajar a tierra” todas las características del Plan Vale, después de que se adjudicara un operador el año pasado. Las maquinas donde las personas podrán dejar los envases -la otra alternativa será la recepción de los comerciantes en el mostrador- tienen la misma lógica que las que ya existen para los envases retornables. Estas validan que los envases sean los que son parte del circuito -y, por ejemplo, no sea de contrabando- o que no ingrese dos veces al sistema un mismo producto.

Una de los temas que está en evaluación -y tal vez uno de los que más le interesan al consumidor- es cuál va a ser el dinero que le devuelvan al usuario cuando lleve el envase, y si habrá un cambio en las etiquetas de los productos de las empresas que se unan al plan o si van a respaldarse en el código de barra.

El secretario de la Comisión de Medio Ambiente de Cámara de Industrias, Agustín Tassani, explicó que se busca una cifra de dinero de devolución que “no tenga un impacto en el costo” del producto y que, además, “sea tentador” para que las personas regresen el envase. En ese sentido, recordó que no es lo mismo cargarle $ 3, $ 5 o $ 10 a una botella que vale $ 50 que a una de $ 500. Así es que, entonces, “analizan bien” la “sensibilidad” de los productos de menor valor.

Otro de los aspectos que miran los privados es dónde van a instalar una planta de almaceamiento -cuya construcción duraría un año-, y dónde estarán los centros de conteo de envases distribuidos por el país, contó Tassani. También, ante la necesidad de un software específico, se hace un llamado internacional para empresas con experiencia, añadió en diálogo con El País.

Una de las complejidades del sistema de depósito-reembolso, indicó Tassani, es que se debe implementar al mismo tiempo en todo el país. El motivo es sencillo: si un producto vale X pesos más porque después le van a devolver al usuario el dinero al llevarlo a un punto de recolección, no puede haber diferencias entre un departamento y otro, ya que el sistema tendría fallas.

Las empresas enfrentan la dificultad de que 2025, el primer año en el que piensan implementar el sistema, el que creen que estará operativo en el segundo semestre, ya deberían recuperar el 50% de lo que volcaron al mercado. Tassani comentó que van a estar “muy justos”, y añadió: “Creo que nosotros y las autoridades subestimamos los plazos de implementación de este proyecto y de poder generar toda la infraestructura en todo el país”.

No obstante, aseguró que los “números van a crecer rápidamente” una vez que se implemente el sistema, incluso alcanzando tasas de recuperación “arriba del 80%”.

Por otra parte, Tassani, en comisión de Ambiente de Diputados, había dicho que, aunque se piensa en “máquinas automáticas” cuando se habla del sistema depósito-reembolso, “serán la menor cantidad”, y que el mecanismo en almacenes y otros puntos de venta será mediante mostrador. En estos casos, los envases se pondrán en “bolsones; (y) alguien pasará a levantarlos y los llevará” a centros de conteo en el interior.

Y continuó, destacando el rol de la mano de obra: “A su vez, en esas plantas de conteo habrá que hacer separación de materiales; ahí también va a haber trabajadores. Finalmente, en una planta centralizada en Montevideo es donde se va a terminar de cerrar ese conteo; si bien en esa planta habrá tecnología, también se necesitará a los trabajadores para hacer esa tarea de conteo y clasificación final”.