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Cuidacoches le exigen a la IMM sueldo mínimo; proponen cooperativa tercerizada

Dicen que Carolina Cosse no las escucha, pese a que sí lo hizo en la campaña; la comuna sostiene que el planteo no está siendo analizado.

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Cuidacoches en Avenida Arocena
Cuidacoches en Avenida Arocena.
Foto: Archivo

Por Maite Beer
El trabajo de los cuidacoches históricamente ha sido informal, salvo por el registro que llevan a cabo las intendencias. A partir de este sistema se les comenzó a otorgar un carnet con un número único, al igual que un chaleco azul. También se les asigna una cuadra de la capital para que vigilen.

En la capital, desde setiembre de 2021 hasta finalizado 2022 la cantidad de personas registradas ascendió a 700, pero la Intendencia de Montevideo calcula que quienes trabajan cuidando vehículos son el doble, dado que es un empleo muy fluctuante y que algunos lo realizan como “una changa”.

La Asociación de Cuidacoches del Uruguay quiere ir un paso más allá del registro y ahora exigen recibir “por lo menos” el pago de un sueldo mínimo, además de obtener los beneficios del Banco de Previsión Social (BPS). A partir del 1º de enero de 2023 el nuevo valor para el Salario Mínimo Nacional (SMN), es de $ 21.107 mensuales.

Graciela Rodríguez, la presidenta de la Asociación, dijo a El País que ya no quieren depender de las propinas de los conductores, dado que hay días en los que se pasan horas parados a la intemperie cuidando los autos, “con calor, frío y lluvia”, y hay personas que ni siquiera se toman la molestia de saludarlos.

Pero esta demanda -que el sindicato comenzó a hacer en 2015- fue una vez más desestimada por la IMM. La Asociación creía que con Carolina Cosse en la intendencia habría oportunidad de obtener estos beneficios que exigían hace tanto. “La vi muy suave para hablar, dulce y comprensiva”, contó Rodríguez, pero aún así no ha habido avances en la atención del reclamo.

El sindicato se reunió con Cosse durante su periodo de campaña y ella les dijo que haría “todo lo posible” para responder a la exigencia del sueldo mínimo, pero lo único que se logró hasta ahora, sostienen, fue la entrega de ponchos de lluvia. “Es como si fuéramos algo apestoso”, apuntó Rodríguez.

Según la cuidacoches, la intendencia quiere “privarlos de ser trabajadores normales”, a pesar de que el sueldo mínimo y la jubilación es un derecho y la aspiración de cualquier trabajador. Los participantes del sindicato no buscan ser empleados de la comuna, sino que quieren ser funcionarios tercerizados a través de una cooperativa.

Desde la IMM se limitaron a confirmar a El País que la comuna “no está manejando la opción de pagarle a los cuidacoches”.

La sindicalista cree que las autoridades “meten a todos los cuidacoches en la misma bolsa” y que sobresalen los que rayan un auto si no reciben la propina o los que son agresivos. La presidenta de la Asociación asegura que la mayoría personas trabajadoras y responsables. “Nos tildan de indigentes, sucios, rateros, borrachos”, dijo Rodríguez.

De todos modos, reconoció que se trata de una población que varía mucho, y dijo que esto se nota incluso en el sindicato, donde no se ha logrado una permanencia entre quienes lo conforman.

Rodríguez, que tiene 70 años y un problema de movilidad en su pierna, cree que su caso evidencia la necesidad de que los cuidacoches puedan jubilarse; ella señala que se ve obligada a seguir trabajando pese a su problema de salud porque tiene que pagar la luz, el agua y poner un plato de comida sobre la mesa.

La propina hacia los cuidacoches no está asegurada “como la propina que se la da a los mozos en los restaurantes”, dijo Rodríguez, y sostuvo que “a veces la gente es bastante abusiva”. “Dar la propina no es cuestión de obligación, es cuestión de educación y valoración por el trabajo de la persona. Es humanidad agarrar 10 pesos y decir ‘sírvase, señora’”, remarcó la sindicalista.

Registro

Para poder registrarse como cuidacoches, la IMM exige un certificado de buena conducta y el carné de salud, y luego la comuna realiza el seguimiento para saber si continúan activos. Si a los seis meses de registrarse no tienen contacto con la persona, se revoca el permiso.

Entre las regulaciones que se realizan a partir de este registro, la Unidad de Cuidadores de Vehículos recibe las denuncias que se hacen hacia un cuidacoches registrado y a partir de eso se estudia cada caso. Los funcionarios se comunican con los vecinos de la cuadra para indagar en la denuncia y se pueden tomar medidas disciplinarias según los hechos denunciados.

Reservan lugares por un monto de 100 pesos

Parque Batlle, Pocitos y Punta Carretas son barrios donde cada vez es más difícil estacionar, sobre todo por la falta de parkings. Y ante la demanda, surgió el negocio. Los cuidacoches de la zona recurren, con mayor frecuencia que antes, a “reservar” lugares y para eso colocan conos o baldes blancos en un tramo de la calle. En noviembre El País consultó a cinco cuidacoches de Parque Batlle sobre el precio de la reserva y contestaron que la cifra usual ronda los 100 pesos.

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