“Algo hay que hacer porque se muere gente producto de ataques de perros peligrosos, no podemos mirar para el costado”, dijo a El País el diputado colorado Felipe Schipani, para explicar la razón por la cual presentará un proyecto de ley sobre el tema tras conocerse varios casos de agresiones caninas.
Una bebé de 13 meses murió en Montevideo este mes tras ser atacada en la cabeza por su perro de raza rottweiller, y un niño de cinco años falleció en febrero luego de que tres perros raza dogo lo mordieran en Tacuarembó, así como hubo varios ataques. En 2024, el Ministerio de Salud Pública (MSP) registró 3.396 mordeduras de perros, informó El País.
El proyecto de ley, al que accedió El País, modifica el artículo 10 de la Ley 18.471, creando un “registro obligatorio de tenedores de perros de razas potencialmente peligrosos”, a cargo del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA), para que “haya un responsable en lesiones o fallecimientos”, y que los tenedores “estén capacitados”, según explicó el colorado.
En caso de aprobarse la iniciativa, los dueños de estos perros deberán hacer un “curso sobre tenencia responsable de animales potencialmente peligrosos” para lograr la inscripción en el registro, que deberá ocurrir en un plazo de “90 días” posterior a la promulgación de la ley.
“Muchas veces estos perros reaccionan así porque están todo el día encerrados, atados, no tienen la debida alimentación, descanso o actividad física, y terminan siendo mucho más violentos de los que son esas razas”, puntualizó el diputado.
“Este proyecto no busca estigmatizar, sino establecer condiciones claras y exigentes para quienes eligen tener este tipo de animales”, se indica en la redacción de la norma.
En 2021 ya hubo otros intentos a nivel parlamentario. Por ejemplo, el diputado frentista Javier Umpiérrez presentó una iniciativa que exigía una licencia y un seguro de responsabilidad civil para tener perros peligrosos, que no prosperó. Ese mismo año, la diputada colorada Nibia Reisch propuso “prohibir” la cría de razas “peligrosas”, que también naufragó.
La no inscripción en el registro de Schipani “habilita” al INBA a aplicar a los dueños de este tipo de perros una multa de 50 Unidades Reajustables (UR) -unos $ 91.000- que además tendrá a cargo la “fiscalización” y el uso del dinero. El proyecto exige que los perros en cuestión “deberán tener un chip identificando los datos del animal y su tenedor”, algo que hoy se pide.
"El INBA no tiene capacidad de fiscalizar todos los temas porque son seis inspectores en todo el Uruguay, ubicados en Montevideo. Es imposible seguir agregándole funciones, siempre y cuando no se logre el real compromiso de intendencias, el Ministerio del Interior y el Ministerio de Salud Pública", dijo Marcia del Campo, extitular del Instituto, a El País. Schipani reconoció las limitaciones, pero planteó que se la debe “fortalecer” en la Ley de Presupuesto.
"Dada la situación local y el uso que se da a ciertas razas, me parece que sería bueno tener un registro y una fiscalización porque son animales que requieren de muchísima responsabilidad. Uruguay se caracteriza, en general, por una tenencia irresponsable", añadió Del Campo.
“Tener un perro potencialmente peligroso es como tener un arma; de por si no es bueno ni malo, el tema es cómo se maneja”, afirmó Schipani. Estos canes, dice la redacción, son los que “por su agresividad; tipología racial; carácter; tamaño o potencia de mandíbula, pertenecen a especies o razas que tengan capacidad de causar la muerte o lesiones a las personas o a otros animales”.
El proyecto añade que “compete al INBA elaborar el listado de razas que reúnan las características de ser potencialmente peligrosas”. Esta concepción cambia la definición de “perro potencialmente peligroso (PPP)” dada por la Resolución 02/019 del Ministerio de Ganadería (MGAP), que no lo restringe a una raza determinada sino a una “tipología concreta”.
Del Campo ve con buenos ojos hacer un registro de perros potencialmente peligrosos, pero de “razas y sus cruzas”. Al respecto, Schipani retrucó que “todos los episodios de muertes o lesiones son perros de raza individualizados”.
"Está shockeado"
Rivera tuvo casos de mordeduras de perros este mes. Un niño de nueve años fue al almacen, en el barrio Santa Isabel, y tres canes de una casa vecina lo atacaron en los pies, la cara derecha del muslo y la pierna izquierda.
“Si no fuera por una señora que se metió a salvarlo, el gurí ya no sé...”, contó la madre, Elsa, a El País, sobre el niño que gritaba ante el ataque. Enseguida policías llegaron, y se lo llevaron sangrando al hospital. Tras las lesiones, fue dado de alta sin puntos de sutura, pero le dieron antibióticos, tiene moretones y le duele una pierna, agregó.
Por varios días no quiso ir a la escuela. “Está shockeado, se acerca un perro y enseguida tiene pánico. A los perros de casa no porque son ‘guriseros’, pero a los desconocidos es otra cosa”, agregó Elsa.
Mismo pitbull atacó a dos personas en un día
Un perro raza pitbull atacó hace una semana a Ana Paula, una mujer de 33 años, pistera en una estación de Santana do Livramento, cruzando Rivera. Contó a El País que estaba cargando nafta cuando el can le mordió el brazo izquierdo, la pierna y el tobillo izquierdo, y luego la pierna derecha. Estuvo a salvo cuando entró en una camioneta. Luego le indicaron tres vacunas antirrábicas. El mismo perro, que se le “escapó” a una vecina, dijo, mordió a un hombre de 46 años, que recibió puntos de sutura.