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Aniversario del Graf Spee, día 3: el gobierno da plazo a los alemanes hasta el domingo

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El cortejo fúnebre parte del recinto portuario, ante numeroso público, rumbo al Cementerio del Norte.

URUGUAY EN LA GUERRA MUNDIAL (VIERNES 15 DE DICIEMBRE DE 1939)

Los marinos muertos del Spee fueron enterrados en el Cementerio del Norte ante numeroso público; el capitán encuentra escollo para reparar su barco.

El gobierno uruguayo concedió hasta el domingo 17, a la hora 20, para que el Graf Spee complete sus reparaciones y abandone el país. Ese será entonces el momento de la resolución de la crisis de guerra, que sacude al Uruguay y recoge la atención mundial, originada por la batalla frente a Punta del Este del miércoles pasado.

La resolución fue adoptada por el presidente Alfredo Baldomir y el canciller Alberto Guani en Consejo de Ministros, de acuerdo con el artículo 17 de la XIII Convención de La Haya.

El Consejo de Ministros se reunió esta mañana en sesión secreta. Además, Guani conversó telefónicamente con sus colegas de Argentina y Brasil.

El “acorazado de bolsillo” alemán Graf Spee ingresó al puerto de Montevideo a última hora del miércoles 13, luego de sostener una batalla con los cruceros británicos Exeter, Ajax y Achilles frente a Punta del Este. La razón de su ingreso fue la necesidad de efectuar reparaciones, según lo decidió su capitán Hans Langsdorff.

En el cementerio también hubo mucha gente esperando la llegada del cortejo. Foto: Archivo El País
En el cementerio también hubo mucha gente esperando la llegada del cortejo. Foto: Archivo El País

El funeral.

Hoy se realizó el sepelio de los 36 marinos del Spee muertos durante la batalla del pasado 13 de diciembre. Mucho público se acercó al puerto montevideano, pese a la prohibición de ingresar.

Una carroza cubierta de flores abrió el cortejo, que salió a última hora de la mañana del recinto portuario y recorrió las calles Colombia, Agraciada, San Martín, Burgues y Chimborazo, hasta llegar al Cementerio del Norte. Los compañeros de tripulación del buque alemán fueron trasladados en varios ómnibus de la empresa Onda.

Otra muchedrumbre los esperaba en el cementerio. Una compañía de marinos uruguayos en doble fila efectuó la guardia a sus colegas alemanes. Y si bien el capitán Langsdorff, vestido enteramente de blanco, solo hizo la venia para despedir a sus hombres, varios de los presentes (incluso uruguayos) levantaron el brazo para realizar el saludo nazi.

Varias personas hicieron el saludo nazi al paso de los féretros de los marinos del Graf Spee. Foto: Archivo El País
Varias personas hicieron el saludo nazi al paso de los féretros de los marinos del Graf Spee. Foto: Archivo El País

“La sangre vertida no ha sido en vano, porque se ha derramado generosamente al servicio que está por encima de todos los otros servicios, la Gran Alemania”, dijo el embajador de ese país Otto Laumann. Debe aclararse que la “Gran Alemania” es un término que viene del siglo pasado y se refiere a la idea de unificar en una nación a todos los pueblos germánicos, concepto que Hitler ha utilizado para invadir y sojuzgar a países vecinos.

Luego, los ataúdes con los cuerpos de los 36 marinos muertos fueron inhumados en las tumbas abiertas en el propio suelo. Langsdorff depositó un puñado de tierra sobre cada una de las fosas. Dos presbíteros, uno católico y el otro luterano, presidieron el oficio religioso.

Reunión con el canciller Guani.

Después del funeral, el capitán del Graf Spee y el embajador alemán se reunieron con el canciller Guani. Aquellos insistieron sobre la necesidad de permanecer en el puerto por lo menos dos semanas para los arreglos necesario en el buque, incapaz de navegar en alta mar en las presentes condiciones.

Langsdorff aseguró que los trabajos no tienen el propósito de incrementar la capacidad de combate de su nave.

Sin embargo, Guani les presentó un comunicado oficial del gobierno alemán sobre el desarrollo de la batalla en el Río de la Plata, según el cual el Spee “recibió algunos impactos con consecuencias leves”.

Tripulantes del Graf Spee llevan los cuerpos de sus compañeros caídos en la batalla. Foto: Archivo El País
Tripulantes del Graf Spee llevan los cuerpos de sus compañeros caídos en la batalla. Foto: Archivo El País

“¿Sugieren ustedes que lo que dice no es verdad?, les preguntó Guani, ante lo cual los alemanes no tuvieron respuesta. La entrevista se prolongó solo unos minutos más, sin que los alemanes pudieran obtener lo que pretendían.

En ambientes diplomáticos se considera que la simpatía del gobierno uruguayo por los aliados británicos y franceses en esta guerra, más la amistad personal de Guani con el embajador de Londres Eugen Millington Drake, inclinarán la balanza en contra del Graf Spee.

Los dos comandantes enemigos en la gran batalla
Una recreación de la batalla en la que participó el Graf Spee frente a la costa uruguaya. Foto: Archivo El País

La batalla en el Río de la Plata tuvo dos grandes protagonistas al frente de los contendientes: el capitán del Graff Spee alemán, Hans Wilhem Langsdorff, y el comandante de la Fuerza G británica, Henry Harwood.

Langsdorff, de 45 años, nació en Bergen Auf Ragen, una de las islas alemanas en el mar Báltico. Después, su familia se mudó a Düsseldorf, cerca del castillo de los condes Spee. Inició su carrera en la Armada imperial alemana siguiendo el ejemplo de esa familia de marinos, pese a la oposición de su familia que lo pretendía abogado como el padre (o pastor luterano, según otra versión), y terminó al frente de un buque cuyo nombre justamente rinde homenaje a Maximilian von Spee.

En 1912 se inscribió como recluta en la Academia Naval de Kiel. Combatió muy joven en Jutlandia (1916) durante la Gran Guerra, batalla por la cual recibió la Cruz de Hierro de 2ª clase. Sin embargo, después fue destinado a cargos burocráticos en los ministerios de Defensa e Interior debido a su capacidad como organizador. Un día, cansado de oficinas, pidió volver a los mares. Y así llegó a al Graf Spee, primero acompañando al almirante Hermann Bohen y desde el 1° de noviembre de 1938 como su capitán.

Langsdorff resultó herido en la mano derecha durante la batalla con los buques británicos.

El comodoro Henry Harwood nació en 1888 en Londres. Fue educado en colegios exclusivos, principalmente la Stubbington School House, una prestigiosa escuela preparatoria naval y se graduó como cadete en 1903, a sus 15 años. Un año después ingresó en la Real Marina Británica, donde rápidamente se destacó por sus aptitudes: es considerado uno de los intelectuales de la Marina. Estuvo en la Gran Guerra pero no alcanzó a entrar en acción.

En 1928, con el grado de capitán, fue enviado a la escuadra de América del Sur. Luego se desempeñó en el Estado Mayor de la Armada.

En 1936 fue ascendido a comodoro de flota en grado segundo y puesto al mando de la división sudamericana de cruceros con base en las Indias Occidentales. Fue ascendido a comodoro de flota en grado primero en 1939 y desde septiembre pasado su división fue reforzada con la Fuerza G, integrada por por los cruceros Exeter (buque insignia), Cumberland, Ajax y Achilles. Desde ese puesto le tocó enfrentar la batalla en el Río de la Plata.

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