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día internacional de la mujer

8M en Montevideo: miles de mujeres coparon 18 de Julio en reclamo de igualdad

Proclama de Intersocial Feminista expresa que el gobierno de Lacalle Pou se jacta de “ahorrar”, pero lo hacen en contrapartida de invertir en educación, salud y protección social.

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Por Maite Beer
Alas 17:30 horas el clima en la Plaza Libertad es el de una fiesta en preparación. Mujeres escribiendo carteles, mujeres pintándole la cara a niñas pequeñas, mujeres practicando danzas en círculo, mujeres conversando. Los hombres se cuentan con los dedos de la mano, se encarnan en vendedores, fotógrafos o hijos tomados de la mano de sus madres. Entre la masa predomina el violeta y el negro.

Pañuelos, camisetas, pintura, carteles: todo tiene estos dos colores. El patrón lo rompe un grupo de mujeres vestidas con túnicas, vestidos y turbantes blancos. Se trata del colectivo de mujeres que profesan religiones de matriz afro, que decidieron unirse por primera vez a la movilización que recorre la avenida 18 de Julio.

Varios colectivos están presentes. Mujeres de Negro, la Federación Uruguaya de Cooperativas por Ayuda Mutua que llevan cascos violetas, el colectivo Dónde están Nuestras Gurisas, Expresas Políticas de Uruguay y hasta una comisión de interclubes deportivos.

Pancarta que abría la movilización en la marcha por el 8M.
Pancarta que abría la movilización en la marcha por el 8M.
Foto: Estefanía Leal
marcha por el 8M
Consigna feminista en la marcha por el 8M
Estefanía Leal

Pero la marcha todavía no dio el primer paso, todo sigue estático. En la plaza, con la luz que se atenúa mientras el sol cae, cuatro niñas saltan la cuerda hecha con un pedazo de tela roja mientras tres adolescentes disfrazadas cantan con tambores entre furia y risa. “Rebeldes, con rabia, brujas liberadas, de todas partes, muchachas, hermanas, en las calles, en las plazas, en las ollas, en las aulas”, gritan al unísono. El juego “soltera, casada, viuda, divorciada” queda en el olvido.

La imagen que corta en seco este clima de fraternidad son las 20 policías que rodean la Suprema Corte de Justicia y el Tribunal de Apelaciones para evitar vandalismos. Lo mismo sucederá más adelante en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, con 26 efectivos policiales que se posicionan en barrera en la puerta de la parroquia y para así impedir que vuelva a suceder aquel ataque del 2018 cuando activistas le tiraron bombas de pintura.

Sin embargo, esta edición del 8M se aleja de la radicalización. El clima es más bien el de una furia canalizada en aplausos, cantos y el tradicional grito indígena con la mano en la boca.

A las 18:30 horas se oye el primer grito que atraviesa la arteria principal del Centro. El grito se traduce en un par de aplausos, luego en un centenar y culmina en miles de palmas unidas. Unas 13 mujeres levantan sus antorchas de fuego y se da inicio a la marcha, que por unos segundos adquiere rasgos de guerra medieval.

“Y tiemblen, y tiemblen y tiemblen los machistas, América Latina va a ser toda feminista”, exclaman las mujeres y sus voces retumban contra los edificios que encierran la avenida.

Pero la masa también se mueve repleta de carteles en el aire: “De grande quiero ser prostituta, dijo nadie nunca”; “No hay trata sin clientes”; “Mi short no es demasiado corto, tu educación sí”; “¿A qué mujer de tu vida tienen que matar para que te preocupe?”.

Avanza la marcha del 8M por 18 de julio
Avanza la marcha del 8M por 18 de julio
Foto: Estefanía Leal
Decenas de miles de personas marcharon por el 8M
Decenas de miles de personas marcharon por el 8M
Foto: Estefanía Leal

Ejido y 18 de julio es el punto donde confluyen las dos marchas, la liderada por la Intersocial Feminista y la que organizan los colectivos agrupados en Tejido Feminista, que salieron desde la rambla en dirección a la avenida. Al unirse, la cuerda de tambores se oye a todo volumen y las mujeres danzan candombe con miradas de complicidad.

El tumulto avanza y los cánticos se redoblan: “No, no están perdidas, las desaparecen para ser prostituidas”. A la par de los gritos de protesta se alzan en el aire los rostros, en blanco y negro, de las asesinadas. “Ni una menos”. Quienes los sostienen miran fijo hacia adelante sin la más mínima sonrisa.

Una cuadra más arriba se encuentran una decena de ancianas bailando con su postura encorvada y pañuelos violetas. Levantan carteles que proclaman: “Fuimos y somos revolución”, y muchas mujeres las rodean en un clima de aplausos y ovación.

Al llegar al final del recorrido, frente a la Universidad de la República, las manifestantes hacen el clásico ritual en el que queman los carteles en un fuego que se extiende en la calle, mientras ellas danzan alrededor. Los cantos persisten, entre risas y furia. Y, así, se le da fin a otro 8 de marzo.

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Justicia de género e igualdad de derechos

Este año, la Intersocial Feminista tiene un proclama que enfatiza el reclamo por la justicia de género e igualdad de derechos y oportunidades, sin violencias ni discriminaciones.

“A lo largo y ancho de nuestro país el reclamo por erradicar la opresión por razones de género atraviesa la diversidad de expresiones del movimiento de mujeres y feminista haciendo sentir fuerte sus voces”, se afirma en el documento.

Esta lucha, continúa, le pertenece a todos los movimientos sociales “cuyo cometido es cambiar el mundo para que sea más solidario, justo y sin desigualdades, pobreza ni violación de los derechos humanos”. “En este 8 de marzo del 2023 desde la Intersocial reafirmamos nuestro compromiso de accionar conjunto para derrocar un sistema que explota, empobrece, violenta, vulnera y hace miserable la vida de las mayorías, impactando de forma diferenciada sobre las mujeres, varones, etnias, razas, identidades y condiciones económicas y sociales”, agrega la Intersocial. Además de realizar una crítica social, el colectivo critica la gestión de la coalición de gobierno, encabezada por Luis Lacalle Pou y afirma que a tres años de gestión “la ausencia de soluciones reales a los problemas más graves que enfrentan las grandes mayorías de nuestro país, es inaudita”. Expresan que el gobierno se jacta de “ahorrar”, pero lo hacen en contrapartida de invertir en educación, salud y protección social.

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