ROSARIO TOURIñO
En Uruguay se viene revirtiendo la tendencia creciente en el número de muertes de mujeres como consecuencia del cáncer de mama y se espera incluso que por primera vez las cifras arrojen un descenso de la mortalidad. El uso masivo de la mamografía y el avance en los tratamientos están detrás del cambio. Todavía mueren dos uruguayas por día como consecuencia de esta enfermedad, pero también son cada vez más numerosos los testimonios de mujeres que han logrado vencerla.
"PELADAS Y TODO". A Nibia la operaron hace ya seis años. Perdió uno de sus senos y tuvo que pasar por radio y quimioterapia. En todo ese tiempo, el cáncer no volvió. "Hace seis años que está quietito. Los tengo asustados", dice sobre los tumores, mientras afirma que a la enfermedad hay que llamarla por su nombre. Cuenta que ahora su vida es normal, pero "entre comillas", porque hay "un antes y un después" del cáncer de mama. "Ahora, de repente barro un piso, pero no lo lavo. No fuerzo el brazo. Además hay que seguir con los controles, porque la posibilidad siempre está. Te duele el dedo gordo y vas al doctor enseguida, porque quedás quemada con leche", narra.
Asegura que al principio "no caía" en lo que le estaba pasando. Su mente sólo era ocupada por seguir a rajatabla las indicaciones médicas. "Una no se va dando cuenta que va cambiando. Se pone agresiva. Te entra bronca y no sabés contra quien, pero a la vez tenés que salir y enfrentar el mundo", comenta. Nibia es una de las fundadoras del grupo de autoayuda Rehabilitación Integral en Patología Mamaria (Ripama), donde entre otras cosas las propias pacientes crearon un sistema de préstamos de pelucas y de prótesis mamarias.
"Aunque a mí no se me cayó el pelo con la quimio, sé lo que es para las compañeras que llegan. A un hombre pelado, nadie le da importancia, pero a una mujer todo el mundo la mira y piensa: ‘tiene cáncer’", apunta. Ripama, que se reúne semanalmente en el Instituto de Oncología (INDO), busca evitar que las mujeres se escondan y se autodiscriminen. "Peladas y todo quisimos salir a la calle. Subimos a los ómnibus con carteles que decían "pacientes oncológicas" y todo el mundo nos miraba como si estuviéramos locas, pero nosotros no queremos que el paciente esté solo", resume.
REBELDIA. María se enteró que tenía cáncer cuando abrió ella misma el sobre del análisis que se había realizado. Le practicaron una mastectomía radical hace ya cuatro años. "Yo lo he sobrellevado bastante bien. Me hice la radioterapia en Buenos Aires. Viajaba cada 20 días y si bien me sentía cansada, después de las sesiones me iba a caminar por la calle Santa Fé", cuenta. Asegura que las terapias alternativas como el reiki la ayudaron emocionalmente. "Ahora quiero ver si puedo contribuir con otras mujeres y que también ellas me ayuden a mí", cuenta.
Ana, una de las recién llegadas a Ripama, no ha tenido la misma suerte que sus compañeras. A cuatro años de ser operada de una mama, le diagnosticaron un tumor secundario en el hígado. "Me sacaron la metástasis y 350 gramos de hígado. Era una operación que nadie se animaba a hacer y el único que empujó fue mi médico, que averiguó hasta en Miami. Todo el mundo cuando decís que tenés cáncer dice ‘qué horrible’. Pero esto te da una fuerza, una rebeldía, un decir ‘voy a ir para adelante, pase lo que pase’", opina.
El sábado Ripama realiza "Octubre: por la vida", una actividad para recaudar fondos, que se producirá en el Velódromo Municipal, en el marco del día mundial de prevención de la enfermedad que se celebra hoy.
LOS NUMEROS. Uruguay tiene la tasa de mortalidad por cáncer de mama más alta de América Latina: 20 por 100 mil. Por año fallecen más de 600 mujeres y se hacen 1.800 nuevos diagnósticos. Sin embargo, la cifra se ha mantenido estable en los últimos dos quinquenios y según el oncólogo de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer, Alejandro Santini, se espera que las últimas estadísticas marquen un leve descenso para los últimos dos años. "Se está produciendo un diagnóstico más precoz y se está mejorando toda la terapéutica", explicó el médico. Santini apuntó que los mamógrafos móviles de la Comisión se han visto desbordados y tienen todas las horas tomadas hasta fin de año.
"A grosso modo, se está produciendo una estabilización de los índices de mortalidad. Sin duda las pacientes están viniendo mucho más a controlarse y el uso masivo de los mamógrafos ha sido muy importante", coincidió la oncóloga del INDO, Silvia Melgar. Así y todo, la especialista —también asesora de Ripama— dijo que todavía se están viendo casos tardíos sobre todo porque el miedo sigue venciendo a pacientes que no se animan a consultar.
Factores de riesgo
UNO
Antecedentes familiares en grado de parentesco directo de cáncer. Aquella mujer cuya madre, hermana o hija haya tenido un tumor, automáticamente se coloca en un grupo de riesgo.
DOS
Aquellas mujeres que hayan tenido una primera menstruación demasiado precoz, ocurrida antes de los 12 años, y aquellas que han tenido la última después de los 55 años.
TRES
Las mujeres que no han tenido hijos o los tuvieron después de los 30 años.
CUATRO
Existen ciertas enfermedades benignas de la mama, que tras varios años de evolución, pueden llegar a malignizarse.
CINCO
Antecedente personal de un cáncer previo. Puede aparecer un segundo tumor que puede exponer a la otra mama, si la mujer ha sido sometida a cirugía radical, o a ambas mamas, si ha sido sometida a una conservadora. También es un factor de riesgo el antecedente de cáncer de ovario o de endometrio
SEIS
Las mujeres obesas fundamentalmente aquellas cuya obesidad se desarrolla a expensas de su abdomen (obesidad abdominal).