Gonzalo Moratorio: “Es probable una vacunación anual, como con la gripe”

Compartir esta noticia
Gonzalo Moratorio. Foto: Estefanía Leal.
Nota a Gonzalo Moratorio, investigador del Instituto Pasteur responsable del laboratorio de Virologia Molecular, en el diario El Pais en Montevideo, ND 20220209, foto Estefania Leal - Archivo El Pais
Estefania Leal/Archivo El Pais

ENTREVISTA

El virólogo entiende que el "final de la pandemia es biológico, no social; no importa lo que la sociedad quiera”.

Después de ser destacado por la Revista Nature, el nombre de Gonzalo Moratorio se replicó por todo el país. Según él, el covid-19 produjo diferentes guerras comerciales en el mundo y Uruguay jugó su papel. Sin pronosticar demasiado sobre el futuro de la pandemia, cree que ómicron es un “punto de inflexión” que permite imaginar y un final, aunque el cierre absoluto será biológico y no social, a pesar del “hartazgo general” que hoy percibe.

-Muchos creen que ómicron es el fin de la pandemia, ¿existe un fin?

-Sí, existe. Históricamente estos eventos tienen dos finales: uno biológico, en cuanto a lo que es la convivencia con un patógeno determinado, y otro es social, porque la sociedad y las autoridades lo quieren y lo piden. Sin embargo, la determinación del fin de una pandemia nunca es social, por más de que la sociedad lo quiera. Lo que pasa es que cuando bajan los indicadores principales la gente tiende a olvidarse que seguimos en pandemia. Esto no debería ser así.

-Y desde su punto de vista, ¿estamos cerca del final?

-Es imposible decirlo, al menos con los datos que tenemos hoy, pero sí es posible decir que hay un punto de inflexión en la pandemia y ese es ómicron. Hoy no estamos transitando una endemia ni tampoco debemos anticiparnos a lo que va a venir como si fuéramos jugadores de ajedrez, principalmente porque no podemos descartar que la pandemia aún tenga un par de jugadas bajo la manga, por ejemplo que aparezca otra variante de mayor letalidad. Sin embargo, sí podemos decir que ómicron nos acerca hacia la endemicidad biológica.

-¿Qué viene después de ómicron?

-Viene BA.2. Es un sublinaje de ómicron. Por ahora solo hay datos preliminares de países nórdicos. En estos se vio que, luego de la bajada de casos de ómicron, este sublinaje ha hecho que se genere una meseta. Esta prima hermana de ómicron empieza a generar más casos y es 1,5 veces más transmisible. Sin embargo, esa meseta en los casos no se asocia con mayor cantidad de hospitalizaciones ni ingresos a CTI. Por lo tanto, tal como ómicron, la BA.2 parece ser más leve que otras variantes anteriores.

Test de covid-19. Foto: Leonardo Mainé.
Test de covid-19. Foto: Leonardo Mainé.

-Las vacunasfueron producidas contra la forma original del virus encontrada en Wuhan, hoy ómicron tiene más de 50 mutaciones, ¿tenemos las vacunas correctas para esta etapa de la pandemia?

-Yo creo que sí. Es alucinante ver los cientos de dosis administradas y cómo han sido tremendamente efectivas en todo el mundo. Podríamos decirlo así: las vacunas son un excelente cinturón de seguridad. ¿Podemos chocar? Sí, claro. Pero es preferible siempre fracturarse un hombro a salir despedidos del auto y morir.

-¿Y qué tan efectivas son para la prevención de la infección?

-Digámoslo también de manera simple: hoy las vacunas nos han puesto una especie de guardián en los pulmones para protegernos del desarrollo de una neumonía. Para prevenir la infección, ese guardián imaginario tendríamos que aprender a moverlo a la nariz. Para eso deben entrar otros jugadores -y ojalá entren pronto- que estimulan la inmunidad a nivel de mucosas. Precisamos una vacuna intranasal que esté diseñada para mover a ese guardián imaginario para ahí. Ese podría ser un verdadero gamechanger, y se debería sumar a las drogas antivirales que ya se están aplicando.

-¿Uruguay llega tarde a la adquisición de estos nuevos tratamientos?

-El problema es que son difíciles de incorporar porque la demanda es muy grande. Creo que el covid también desató, y va a desatar, diferentes guerras comerciales. La primera fue por la capacidad de testeo, la segunda por la compra de vacunas y la tercera hay que pensar si será por las terapias antivirales que puedan atender a poblaciones a las que las vacunas no llegan, o a gente que sufre la enfermedad más allá de tener las dosis debido a condiciones previas. Yo creo que esa tercera guerra es algo que ya está pasando. España, por ejemplo, espera las primeras 344.000 píldoras. No es justo decir que Uruguay llega tarde. Es realmente difícil meterse en esa carrera.

-Esta semana se discutirá la posibilidad de dar una cuarta dosis a los vacunados inicialmente con Sinovac, ¿qué opina al respecto?

-Hay países que tienen iniciativa y toman el riesgo de equivocarse. Lo que hizo Israel con la cuarta dosis fue como una suerte de ensayo clínico. Si no me equivoco, no arrojó los resultados de mejoría esperados como sí lo hizo la tercera dosis en su momento. La vacuna de la hepatitis, por ejemplo, tiene una primera dosis, una segunda al mes y una tercera a los seis meses, y eso mejora significativamente la respuesta como pasa con el covid. Con el diario del lunes creo que está bien decir que son necesarias las tres. Sobre la cuarta, quizá aquí los resultados varíen porque se combinaron plataformas vacunales, algo que hemos aprendido a hacer en esta pandemia y que no era moneda corriente. Entonces, por más de que ya sea un cliché, hay que decir que con el covid-19 estamos aprendiendo en tiempo real.

Extranjeros para anotarse para recibir la vacuna contra el COVID-19. Foto: Ricardo Figueredo.
Extranjeros para anotarse para recibir la vacuna contra el COVID-19. Foto: Ricardo Figueredo.

-Si el virus seguirá estando presente y aún no podemos hablar del final, ¿vamos a tener que vacunarnos todos los años de ahora en más?

-Es probable que haya una vacunación anual del estilo de la gripe.

-Los casos de gripe no se testean como el covid, ¿vamos en esa dirección también?

-Sí. Creo que estamos ante el fin del diagnóstico masivo con algunas técnicas, pero con otras no. No quiero decir que haya un fin del testeo, pero sí hay cambios significativos que acompañan los contextos epidemiológicos y hoy estamos en uno de esos. Los que están saliendo a la cancha son los test de antígenos, que hay que entender cuándo hacérselos y cómo usarlos. Además, algo que no pudimos resolver es el uso de los autotest, que creo que son muy positivos. Si me junto con alguien a tomar un café no me cuesta nada ir a una farmacia y hacerme un autotest si tengo síntomas. Es una protección extra.

-¿El sobretesteo no condiciona la vida de los seres humanos?

-Estoy de acuerdo. Otra cosa a la que nos estamos acercando es a la posibilidad de diagnosticar de manera clínica, por los síntomas. Esa es una solución a considerar, pero el autotesteo es importante.

-Hace algunos meses usted hizo una denuncia por amenazas recibidas de parte de militantes antivacunas, ¿eso lo afectó?

-Sí, eso me tiró para abajo. Además, tuve un incidente en la vía pública donde vinieron directamente a pegarme al grito de “asesino”. Me gritaban también: “trabajás para el imperio”. Yo estaba paseando a mi perro cerca de mi casa.

-Y en el otro sentido, ¿la exposición no lo ha favorecido en el reconocimiento y en las oportunidades de trabajo?

-Ahí pasa algo que está bueno decir: Hoy nos preguntan, por ejemplo, cuál es la situación de los CTI y qué variantes hace que los uruguayos entren en terapia intensiva, pero hace un año y medio que venimos presentando proyectos a fondos de investigación nacionales y todos nos dicen que los proyectos son buenos, pero no los financian. Los análisis que hemos hecho son gracias a proyectos internacionales o regionales.

-¿Cómo queda Moratorio después de la pandemia?

-Cansado. Muy cansado, a pesar de que hace poco volví de mi licencia. Igualmente, también quedo con muy lindos desafíos por poder retomar proyectos de investigación que no tienen nada que ver con este virus respiratorio, pero no tienen el marketing que tiene el covid.

Vacunación contra el COVID-19.Foto: AFP.
Vacunación contra el COVID-19.Foto: AFP.

“Hasta ahora no vi apoyo” del gobierno de Lacalle a la ciencia

-Tarde o temprano la pandemia quedará a un lado, ¿cree que la ciencia va a seguir estando en el lugar que los científicos pedían, y que se logró gracias al covid-19, o se volverá a lo que pasaba en la prepandemia?

-Hubo un momento en donde distintos actores de la sociedad nos prestaron más atención y los medios también. Eso que se acabe tranquilamente (risas). Lo que sí no se puede acabar es la importancia y el lugar que hay que darle a la ciencia, la innovación y la tecnología para poder de una vez por todas ingresar fuertemente a lo que es la era de la economía del conocimiento. Nosotros tenemos un sistema científico históricamente desatendido porque la última vez que se movió la aguja fue durante el primer gobierno del Frente Amplio, pero luego estuvo desatendido. Invertir no es solo poner dinero, es también fomentar y entender que no vamos a ningún lado si solo hay aporte de lo público, el Estado tiene que trabajar para crear un sector privado ávido, interesado en contribuir en el desarrollo científico.

-¿El gobierno de Lacalle Pou es el indicado para dar ese paso?

-Hasta ahora yo no vi ese apoyo. Pero sí soy optimista y espero que se dé ese paso, porque es algo que hay que fortalecer y hay que mirar. Yo creo que hay que entender a la ciencia de desarrollo empírico como una política de Estado, más allá que del gobierno de turno hay que apostar a eso.

-¿Qué opina de la discusión en torno a la ley de urgente consideración (LUC)?

-En ese terreno prefiero no entrar, pero me parece que no. Yo creo que la pandemia en particular ha partidizado mucho todo de una manera que ha atentado contra las democracias.

-¿Cree que eso pasó en Uruguay?

-En cierta medida sí, pero más allá de eso, estamos hablando de que la ciencia del siglo XXI es la biología y no quedan dudas con los avances que hemos visto. Entonces el rol y la participación que se le debe dar a la ciencia no debería estar en discusión.

"Entender el con y el por covid es importante”

Hace algunas semanas el catedrático en infectología Julio Medina publicó en su cuenta de Twitter que hacer la diferenciación entre los pacientes con y por covid en CTI es “un debate infructuoso y una falsa dicotomía”, porque todos los internados con un diagnóstico positivo del virus requieren un nivel de atención adicional debido a las medidas de protección y al aislamiento durante el tratamiento. Por su parte, Moratorio dijo: “Es importante entender el por y el con covid, pero no usarlo de manera que se pierda el foco y que los pacientes que no ingresan por el virus dejen de ser importantes o se les reste relevancia”.

El miedo a restarle importancia, según el virólogo, está haciendo que haya mensajes contradictorios para la sociedad, y advierte que “a lo largo de la pandemia una de las cosas más difíciles fue comunicar”. Moratorio sostuvo: “Hicimos lo mejor que pudimos y en muchos casos se promovió un exceso de miedo, aunque también estuvo lo contrario, aquello de: ‘salgamos a infectarnos todos porque esto es leve’, cuando no debería ser así”.

El País informó ayer que el 45% de los pacientes que figuran en el reporte diario del Sinae ingresó por otro motivo al CTI, pero dieron positivo en el hisopado de rutina. Además, el último relevamiento hecho en el Hospital Español indica que los pacientes están infectados en un 76% con ómicron y el restante con delta. “Los que se están muriendo hoy son principalmente los que tienen ómicron, pero claramente hay diferencias significativas en cuanto a los estatus vacunales y ahí hay que prestarle mucha atención a la diferencia entre los pacientes con y por covid”, explicó el científico.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar