Relación familiar en nuevo contexto

MARGARITA DUBOURDIEU

Psicoterapeuta integrativa

Actualmente han surgido nuevos conceptos de "familia" y de los roles familiares. Las tasas de natalidad y matrimoniales han disminuido, algunas parejas deciden dedicarse a su trabajo y no tener descendencia (los "dinks", del inglés, parejas sin hijos), y otras demoran en efectivizar la procreación. Asimismo las tasas de divorcio han aumentado surgiendo nuevas tipologías familiares, como las familias "ensambladas", conformadas con hijos de matrimonios anteriores de ambos miembros de la pareja y también pueden formarse parejas con grandes diferencias de edad y que algunos hombres de 50 años tengan hijos casi de igual edad que sus nietos. Por otra parte ha aumentado la expectativa de vida alcanzando la población adulta edades avanzadas con un buen estado de salud y actividad productiva.

Estos nuevos funcionamientos no cuentan con modelos de generaciones anteriores en los cuales basarse. La vida actual de los jóvenes padres es muy diferente a las de épocas pasadas y los abuelos de antaño son muy diferentes a los abuelos actuales.

Ciertas reminiscencias pueden generar expectativas sobre comportamientos tradicionalmente asociados a un rol o a una edad, pero a veces no se corresponden con lo que sus integrantes necesitan o desean desempeñar, dados sus proyectos y condiciones de vida.

Las personas mayores quizás tengan recuerdos de abuelos que compartían el hogar familiar y colaboraban en el cuidado de los nietos, pero actualmente ya no es común vivir en grandes casas donde convivían a veces tres generaciones y, además, muchos de los abuelos actuales se encuentran activos, con metas y compromisos propios.

Las condiciones de la vida actual son muy diferentes a las de décadas atrás y ello nos enfrenta al desafío de construir nuevas formas saludables para el desarrollo de las relaciones familiares.

Padres y abuelos no siempre comparten las pautas educativas o expectativas mutuas de funcionamiento. En ocasiones, los padres esperan una mayor colaboración de los abuelos al modo tradicional, pero éstos no disponen del mismo tiempo o pueden sentir que se involucran demasiado dando lugar a cierto malestar. También los abuelos pueden sentirse exigidos por sus hijos, que esperan de ellos roles que no pueden desempeñar, generándoles cierta culpa, al defraudar las expectativas de los mismos.

Por eso, ante los primeros síntomas de tensión es muy importante procurar contemplar los deseos y necesidades de ambas partes para lo cual la comunicación constituye una herramienta fundamental.

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Dar una opinión o sugerencia acompañando la nueva etapa de los hijos puede constituir un valioso aporte, siempre que se respete el ser adulto del joven y la toma de decisiones de acuerdo a su valoración y enfoque propio de la vida, y de su nueva función de padre.

Ser padres enfrenta a las responsabilidades que este rol conlleva y puede ayudar a comprender aspectos antes no comprendidos de nuestros progenitores. El ser abuelos contacta con la emoción de este nuevo rol y de ver a los hijos en su rol de padres.