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Read dice que tiene ganas de armar un espacio de "izquierda aggiornada" en el FA y confiesa que apoya a Orsi

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Richard Read. Foto: Francisco Flores
Richard Read 20221028, foto Francisco Flores - Archivo El Pais
Francisco Flores/Archivo El Pais

ENTREVISTA

Reconoce el accionar del gobierno en la pandemia y la “valentía” de llevar adelante la reforma educativa, aunque entiende que sin dinero se trata solo de un “chasquibúm”.

En poco más de una hora que dura la charla de El País, el teléfono de Richard Read, histórico dirigente de la bebida, suena muchas veces, pero solo atiende dos. Uno es Orsi y otro Delgado, posibles rivales en las elecciones de 2024. Siempre combativo, valiéndose de metáforas barriales, critica al gobierno, pero destaca su rol en la pandemia; se dice frenteamplista, pero se enoja por lo que se hizo mal. Y confirma su intención de armar un sector de “izquierda aggiornada”.

-¿Cómo evalúa la gestión del gobierno?

-Lo primero a rescatar, como ciudadano librepensante, es que tenemos que seguir festejando que hace 37 años que se instaló la democracia y vino para quedarse. Esto no es poca cosa para los que vivimos la dictadura. Hubo alternancia de los tres partidos más importantes de este país. Con (Luis) Lacalle Pou hubo algunas políticas macro que quedaron y también hubo cosas que mejoraron; y otras se fueron modificando de acuerdo a la concepción ideológica del nuevo gobierno, lo cual es legítimo. También es cierto que esta administración, como tantas otras, prometió muchas cosas que no cumple. Hay que tener en cuenta algo: cuando Lacalle Pou arrancó, cuando estaba aprontándose en el baño, se resbaló y se dio la cabeza contra el wáter, porque la pandemia fue un terrible garrón. Yo se lo he dicho a muchos compañeros, antes de pegarle tenés que ponerte en su lugar.

-¿Considera que el gobierno manejó bien la pandemia?

-Me consideró dentro del 70 y pico por ciento que se vio representado en cómo se encaró el tema. Hubo un equipo sólido y la gente se sintió protegida. ¿Hubo detalles? Y sí. Creo que se demoraron con las vacunas. Pero tuvimos un 2020 en el que no nos fuimos a los extremos. Porque hay que animarse a decirle a un jornalero que no salga a laburar cuando no tiene pan para llevarle a su familia. Eso no pasó. Y después hay otra cosa: Lacalle Pou heredó cinco puntos de déficit fiscal, que es un mordiscón en la oreja muy fuerte. Heredó, también, un sistema de seguridad social que es un hierro oxidado, que precisa de dos puntos de PIB para bancar las desigualdades y los privilegios, como los de la caja militar. Por eso creo que, transcurrida la pandemia, el gobierno ha sido muy valiente en poner sobre la mesa dos reformas, que son parte de las tantas que están postergadas: la de la seguridad social y la de la educación, que el gobierno pasado prometió y no hizo. No comparto el contenido, pero destaco la valentía. Aunque para mí en el tema educativo no hay reforma. ¿Cómo se va a hacer una reforma sin presupuesto? Harry Potter tenés que ser para hacerlo sin plata. Es chasquibum.

-¿No está de acuerdo con los contenidos? En los centros educativos de la FOEB, que usted impulsa, imagino que también deben trabajar por proyectos, como se propone en la reforma …

-Sí, está todo bien, pero eso no mueve la aguja. Hay un problema endémico: los chiquilines de contexto crítico llegan a 6° año sin saber leer ni multiplicar. Eso lo percibimos en los centros educativos nuestros. Eso no se resuelve con una duchita de brazos y antisudoral. Eso necesita raqueta. Y sin plata, no se hace. Ahí está el chasquibum. Hay que atraer a los chiquilines, porque hoy están como locos con esto (levanta el celular). Hay que hacer un sistema más atractivo.

-¿En los centros de la FOEB cómo hacen para que los chiquilines vengan?

-Vienen en contraturno, es como un tiempo extendido. Tienen la obligación de ir a la escuela y después vienen. Es gratis y voluntario. Algunos dicen que es como tener maestras particulares; es parecido. Y se agregan otros temas que hacen a la formación en sociedad: disciplina, límites. Los gurises acá tienen derechos y obligaciones. Se les da la merienda o desayuno, se les da uniformes, útiles... Trabajamos con las maestras comunitarias y también con el grupo familiar, que es heterogéneo, pero en su mayoría de contexto crítico. El último censo de gurises nos dio que son 370 y pico, más 70 y pico de liceo. Son ocho centros, pero ahora los vamos a ampliar a 10. Es el aporte nuestro, es una estrellita de mar. El Estado tiene que estar ahí.

-¿Es importante que se les dé un plato de comida para que vengan y para su mejor desempeño?

-Sí, importa. En muchos lugares la merienda de la tarde es la última ingesta del día. En algunos lugares los botijas se toman seis vasos de cocoa con leche.

-Cuando fue la reforma de Germán Rama algunos sindicatos se oponían a esto de dar las bandejas con comida…

-Sí, claro. Lo que pasa es que la reforma de Rama era una muy buena cerveza, la mejor, pero en un envase de plástico. No la compraba nadie porque la presentación, la forma que Rama tenía de presentarla, generaba rechazo. La propuesta era rechazada por la forma. Si hubiera tenido un mejor envase… Hoy se demuestra que tenía razón en muchas cosas.

-¿Y esta reforma tiene un problema de envase o la cerveza es mala?

-Hoy tenés algo que parece cerveza, no es cerveza, y un envase mediocre. El sistema educativo colapsó. Pero esto no pasó el 1° de marzo de 2020. Es un arrastre de varios años. Por algo el Frente entendió que en 2014 era un buen gancho electoral hablar de una reforma educativa, del cambio de ADN. El problema estuvo en que después no lo hizo.

-¿La reforma de la seguridad social tampoco le gusta?

-No estoy de acuerdo con el contenido porque mantiene privilegios. Una vez más los trabajadores son los que garpan y hay sectores de empleadores que la balconean. Esto es una crisis y hay que pagarla entre todos. Sigue habiendo grandes empresas exoneradas en zona franca, no garpan. Mi referencia en el tema es (el representante de los trabajadores en el BPS) Ramón Ruiz. Lo escuché varias veces, me ha convencido que debería haber una reforma, pero no esta. También me interesaría saber si la oposición tiene un plan B, porque no se puede ser solo un francotirador. ¿No te gusta la reforma? Bárbaro. ¿Cuál es la tuya? Yo quiero propuestas. Igual que en la educación. ¿Cuál es tu propuesta? Porque los que se joden son los guachos. Está todo bien el tiroteo, la Colombes y la Ámsterdam, ¿pero cuál es la propuesta?

"La reforma de Rama era una buena cerveza en envase de plástico; esta ni es cerveza”.

Richard Read. Foto: Francisco Flores
Richard ReadDirigente de la bebida

-¿Usted en cuál tribuna está?

-En la Olímpica (se ríe)… A la izquierda de la Olímpica.

-¿Se debería generar una reforma en la que no se mueva la edad de jubilación?

-Lo de la edad es relativo. El tema es la equidad. En este país tenemos que tener todos los mismos derechos y las mismas obligaciones. Que haya una caja de jubilaciones como la militar, que se puedan retirar 20 años antes y que mantengan el sueldo, o se vayan con más plata de lo que tenían de sueldo, no tiene sentido. Pasaron 37 años de la dictadura y siguen con los beneficios. Que se alcen, que levanten los tambores, que saquen los tanques si quieren, pero está mal.

-Pese a los desencuentros que ha tenido, ¿se sigue sintiendo frenteamplista?

-Soy frenteamplista, claro. Cada día más.

-¿Tiene militancia?

-No, soy frenteamplista por concepción. Es el partido que se acerca más a lo que yo creo que debería hacerse en una sociedad. Por eso juego ahí. Eso no quiere decir que voy a estar todo el tiempo repartiendo medallas y besos. Soy crítico de accionares y estructuras. Porque aparte no concibo un Frente que no sea autocrítico.

-¿Cómo ve el proceso de renovación, la llegada de Fernando Pereira?

-El proceso de renovación es un problema generacional que existe en el mundo. Y Uruguay no está ajeno. Desde 1985 a 2010 puedo nombrar a 30 personas, pero hoy está difícil encontrar un tipo que se despegue del resto. En el movimiento sindical pasó lo mismo. Está difícil. El Frente Amplio debería haber revisado el accionar de los 15 años de gobierno. Dejar las cosas que se hicieron bien, reconocer los errores y también hablar de los horrores. Al no haber análisis o autocrítica, esos temas están siempre latentes. Lo peor de todo es que la gente descrea de la política.

-¿Cree que se debe hacer un esfuerzo por volver a hacer creíble la política?

-El esfuerzo está. El esfuerzo que está haciendo Fernando es visible, pero hasta hoy no hay mucho resultado. El ejemplo de Lacalle Pou hay que tomarlo en cuenta. Abrió un paraguas bien grande y metió abajo a todos; armó un collage y ganó. El Frente tiene que evaluar…

Suena el teléfono. Read se disculpa y dice que tiene que atender. “¿Cómo andás, Yamandú?”, empieza y sale hacia un patio a conversar en privado.

-¿Era Orsi?

-Sí.

-¿Cómo se lleva con él?

-Muy bien, lo conozco desde hace años.

-¿Lo ve como candidato a presidente?

-Yo lo veo bárbaro.

-¿Lo va a apoyar?

-Al día de hoy puedo decir que lo voy a apoyar. Por dos cuestiones: el tipo tiene dos gestiones en Canelones en las que, en el error o el acierto, se ven resultados. ¿Está óptimo Canelones? No, como no lo está ningún departamento del país. Pero hay localidades a destacar y sobre todo ha sido una gestión transparente.

-¿Está pensando en armar un espacio socialdemócrata para darle su apoyo?

-Lo de socialdemócrata no lo sé. Yo tengo ganas de armar algo de izquierda. El término socialdemócrata es yuto. Un espacio de izquierda, una izquierda aggiornada al mundo de hoy. Al mundo de la tecnología, de las relaciones laborales adaptadas al presente.

-¿En la interna del Frente siente que algún sector lo representa?

-No, no, no. Lo digo con el mayor de los respetos. Porque mi exigencia como militante y votante frenteamplista fue… A ver, en 2019 se perdió. ¿Se perdió en noviembre? No, se perdió en octubre. Apareció una diáspora de 200.000 votos que acompañaron en 2014 pero no en 2019.

-¿Y para captar esos votos otra vez se necesitan nuevas expresiones?

-Esa diáspora, según los entendidos, hoy es un familión, porque ahí se juntó la gente de (Ernesto) Talvi, la gente de Jorge (Larrañaga) y mucha de Cabildo Abierto. Es el último satélite de Saturno. Un paso más y quedan en el vacío. Están ahí. Y hay gente de centro, de derecha, de todo. Es el uruguayo de la Olímpica.

-¿Y cree que ese grupo de votantes piensa en volver a votar al Frente?

-Nadie puede subrogarse una respuesta genuina para esa pregunta. Son siempre supuestos. Yo supongo que está difícil. Si hay un engaño en la pareja, sea del hombre o de la mujer, el que se siente jodido va a volver solo si el otro hace algunos gestos que sean convincentes. ¿Qué gestos ha habido para que esa diáspora de octubre vuelva? Capaz que es tan malo este gobierno que, por inercia, se elige volver a cambiar. Pero yo creo que eso no alcanza.

-¿El proceso de autocrítica, balance y perspectiva que hizo el Frente Amplio para usted no fue suficiente?

-El Frente debería ver lo que le pasó al Partido Colorado. Gobernó 100 años, jugaba de taquito con quien quería y de repente, o no hubo renovación ideológica, o no hubo aggiornamento al mundo real, o se quedaron los mismos líderes, o lo que sea, pero le pasó lo que le pasó. A mí me entristece. Me gustaría un Partido Colorado fuerte, con ideas, con polémica. Todos los partidos necesitan entusiasmar.

-¿Carolina Cosse qué le parece?

-No la conozco personalmente. No tengo una opinión formada sobre la señora.

-¿Y sobre su gestión?

-No tengo opinión. Sí creo que (Daniel) Martínez, y esto se reconoce al pasar los años, dejó obras que están siendo muy bien usadas y apreciadas por la sociedad.

-¿Cómo ve al Pit-Cnt?

-El Pit está haciendo un esfuerzo, me consta porque yo he hablado mucho con Marcelo (Abdala), para aggiornarse. El mundo laboral cambió. Estuve de viaje hace poco, fui a una pizzería y no había nadie. Había un código QR, hacías el pedido, pagabas y al rato aparecía un tipo con patines, te dejaba el pedido y se iba a la mierda. En algunos estados norteamericanos los drones sustituyeron al delivery. Dicen que en Uruguay hay entre 7.000 y 19.000 puestos vacantes de la industria del software y la tecnología.

-Álvaro Delgado ha dicho que el Pit-Cnt y el Frente ponen el palo en la rueda?

-No, nadie pone el palo en la rueda. Lo que está ausente es el debate de ideas. Cuando no hay debate de ideas se sustituye por el tiroteo y da lugar a que una senadora y un senador del Partido Nacional digan disparates. Ordena la cancha. Cuando digo que quisiera un Partido Colorado que tuviera fortaleza y volviera a crecer, para ser un pívot ideológico en el debate, es porque yo creo en construir la sociedad y su crecimiento a partir de un debate ideológico. Defiendo el debate hasta que las velas ardan; pero con códigos, con respeto. Álvaro dice una cosa, otro dice otra. Los otros días el del Banco Mundial decía que hay que flexibilizar los consejos de salarios. Callate energúmeno, vos no estás diciendo eso, vos lo que estás diciendo es que hay que voltear a los sindicatos porque toda la vida lo dijeron en el Fondo Monetario.

Vuelve a sonar el teléfono. “Justo es Delgado”, dice. Sale a hablar. Luego vuelve y cuenta que lo invitó a la presentación del libro sobre su vida escrito por Leonardo Haberkorn, el martes en la Feria del Libro.

-¿Va a ir?

-Va. Capaz que va Luis también. Se va a poner lindo. Creo que va Pedro (Bordaberry) también. Es bien Pedro, es un amigo. ¿Pensamos distinto? Por supuesto, pero no importa. Insisto en que hay que debatir ideas.

Una mirada sobre el conflicto

-¿Qué opina del conflicto de la FOEB por la importación de cervezas de marca uruguaya desde Argentina?

-De esto no hablo, con eso está la dirección del sindicato. Lo único que puedo decir es que hay una situación económica en la región que la determina el sistema financiero argentino. A esto hay que agregarle un error puntual, que no es producto solo de este gobierno sino que viene de hace por lo menos diez años: hay un costo adicional en los tributos a FNC. El gobierno fija el precio del impuesto sobre un valor ficto por litro. Si la Pilsen sale $ 40 y la importada $ 80, no puede haber un ficto, si no la industria nacional paga más.

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