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Pablo Galimberti: “Tenemos voz, como un grupo trans que hace una manifestación”

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Pablo Galimberti, monseñor y obispo emérito de Salto. Foto: Carlos Tapia

IGLESIA CATÓLICA

Hay “una bomba” en la familia “que ya está produciendo sus efectos”, dijo a El País el monseñor y obispo emérito de Salto.

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Pablo Galimberti, en una entrevista con el diario El País, habló del documento que los obispos elaboraron con orientaciones para los católicos antes de ir a votar. Dijo que la Iglesia tiene voz, “como un grupo trans que hace una manifestación”, y aclaró que este es un tiempo de intercambio, y “al que no le gusta que se aguante”. Pero también sostuvo que es un tema que trasciende a los partidos políticos. A su juicio, la deconstrucción de la familia “equivale a su destrucción” y la ideología de género “tiene su gravedad”.

“¡Lea bien, Martínez!” es el título de una columna que el obispo emérito de Salto, monseñor Pablo Galimberti, publicó este domingo en el diario Cambio de esa ciudad. Allí responde a declaraciones del exintendente de Montevideo y actual precandidato del Frente Amplio, Daniel Martínez, sobre el documento “Tiempo de elecciones, tiempo de esperanza”, donde los obispos definieron “elementos fundamentales” que deberían tener en cuenta sus fieles “a la hora de discernir las opciones” en las próximas elecciones.

El documento de la Conferencia Episcopal del Uruguay alerta sobre lo que se define como “una auténtica colonización ideológica” que, en opinión de los prelados, sufre Uruguay. Mientras tanto, Martínez pidió que "ojalá" la Iglesia no haya querido decir que colonizar es "defender la igualdad de género, que las mujeres ganen el mismo salario por el mismo trabajo, que no haya más violencia, que nunca más un violento le pegue a un ser querido y que nunca más una vida de una mujer sea tomada por un insensible que se cree que es propiedad de él”.

-¿Por qué sintió la necesidad de responderle a Martínez en forma pública?

-La promoción de la mujer es un tema muy sensible. Nosotros los obispos hicimos público un documento, donde dedicamos un párrafo exclusivo para exaltar a la mujer. Decimos que la Iglesia acompaña y apoya sus justos reclamos. También que es un gran signo de esperanza de tiempos mejores y que su protagonismo enriquece a todos con la peculiaridad de su aporte. Eso en el párrafo ocho. Y en el párrafo nueve abordamos el tema familia, que según la Constitución es la base de nuestra sociedad y el Estado velará por su estabilidad moral y material. Decimos que desde algunos ámbitos del Estado se difunde una visión de la persona y su sexualidad encaminada a la deconstrucción de la familia, que equivale a su destrucción. Existe una visión deformada de la sexualidad, del matrimonio y de la familia. Digamos, toda esta problemática de la ley transgénero, donde el niño desde los cinco, seis o siete años puede decir que no se siente... Y el “no me siento” se transforma en ley, en un derecho, y la hormonización con cierta libertad respecto a sus padres. Esto trae consecuencias incambiables. Eso lo vemos acá, en Estados Unidos y en otros países.

-En su columna usted menciona un editorial del diario británico The Times.

-Sí, que es un diario laico. Y afirma que cinco médicos renunciaron a la única clínica británica para la reasignación del género. Porque dicen que a veces con una sola entrevista ya determinan el cambio de género. ¿Son magos?

-¿Pero usted realmente piensa que en Uruguay hay casos en los que sin mucho fundamento se determina un cambio de género?

-La ley lo favorece, lo facilita. Uno ve opciones que toman algunos chicos, ya sea varones o niñas. Eso mezclado con el derecho al aborto. Hay profesores que dicen, incluso en centros católicos, que el niño hasta los seis meses no siente nada. Hay uruguayos que hablan con mucha ligereza. Esta bomba que ya está produciendo sus efectos tiene varios capítulos en nuestro país y en todo el mundo.

-¿Una bomba en qué sentido?

-Una bomba en el sentido de que se difunden mensajes por Whatsapp, YouTube y en las redes sociales. Uno ve que no se inventó aquí, pero se aceptó. Estamos en una sociedad libre y democrática; como obispos, como creyentes, como católicos no podemos dejar pasar muchas de estas cosas.

-¿Pero por qué usted piensa que es tan grave la ideología de género?

-Y sí. Tiene su gravedad. Hace poco leí una entrevista en el diario Cambio, de aquí de Salto, donde la abuela con cara feliz decía que el hijo, siendo inicialmente varón y cuando no había hecho el cambio de género, guardó su semen. Se lo dio a la madre y ella dijo que era feliz de darle un hijo a su hijo. Observemos serenamente esto. Si eso no es deconstrucción, inventen otra palabra. Es una bomba en la familia. No es bueno, no es saludable, no es sano. El cuerpo tiene sus reglas, caminamos con los pies. Lo digo con todo respeto a quienes han hecho estos cambios de género, son tan hijas e hijos de Dios como yo. A mí me toca levantar la voz. Entonces, ¿es serio que un hombre como Daniel Martínez, que tiene aspiraciones tan importantes en esta campaña electoral que arranca, tenga esa confusión?

-¿Piensa que fue una simple confusión lo de Martínez?

-No puedo entrar en el pensamiento de otro. Él dice que defender la igualdad de género no es colonizar. ¡Lea bien, Martínez! Estamos hablando de cosas distintas.

-¿Por qué usted pone en el mismo paquete el aborto legal con la ideología de género y la situación de las personas trans?

-Porque forma parte de la manipulación genética que hay en todas estas formas. Es la técnica y la industria farmacéutica la que manda y no tu esposa o tu compañera. Es el espectáculo de esa sociedad tecnológica anunciada en los años 30 y 40 en aquella novela Un mundo feliz.

-El Frente Amplio ha impulsado varias leyes que promueven la llamada agenda de derechos. ¿De alguna manera eso los separa más a ustedes con la izquierda que con los demás partidos políticos?

-En los otros partidos también hay gente que piensa así. Y también hay gente en el Frente Amplio que piensa con una buena lógica.

-¿No es un tema de partidos?

-Trascienden, más allá de que unos tengan más o menos.

-¿Está bien que la Iglesia dé orientaciones a la hora de votar? Muchos les pueden criticar que entren en un terreno que es muy personal...

-Sí, es una linda manera de decir “yo pienso lo que quiero y no me molesten”. Pero el tiempo este es de intercambio, y al que no le gusta que se aguante. Hablando en criollo, ¿no? Es como cuando uno prende la televisión y escucha cosas que le gustan y otras que no. Pero la Iglesia oficialmente no asume ningún partido político. Opinamos como uruguayos de a pie.

-¿No están llamando a votar por nadie, en el fondo?

-Tenemos voz, como un grupo trans que hace una manifestación. Se hace mucho ruido pero no vamos al grano.

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