Redacción El País
La fiscal de Corte subrogante, Mónica Ferrero, afirmó este martes en la comisión de Presupuesto Integrada con Hacienda su “orgullo” por ser la primera mujer en liderar la Fiscalía General de la Nación, y tras esto inicio una alocución en la que se refirió a los problemas que sufren los fiscales.
En la comparecencia ante el Parlamento, la jerarca —que ocupa el cargo desde 2024— dijo que durante su gestión se han priorizado dos temas en materia de seguridad: armas y capacitación de los fiscales en cibercrimen.
“Pedimos dos fiscalías de cibercrimen porque hoy la realidad del Uruguay es que la mayoría de los delitos se están dando por medios informáticos. Ha habido estafas utilizando nada más ni nada menos que la identificación y la cara del presidente de Uruguay —no es poca cosa— y no solo del presidente, sino también de legisladores, compañeros de ustedes, entre ellos recuerdo al legislador (Jorge) Gandini, al ministro del Interior y al exfiscal (Juan) Gómez, utilizando sus datos. Hoy por hoy estamos todos expuestos a ser utilizados para una estafa”, dijo a los parlamentarios.
La jerarca también hizo referencia al doble filicidio ocurrido Río Negro y asoció el trágico hecho con otro que se dio horas más tarde.
“La Unidad de Víctimas y Testigos es un orgullo de la Fiscalía porque hoy estamos padeciendo el flagelo de la salud mental. Estamos viviendo muchas situaciones y nos horrorizamos, como la última, mejor dicho, la penúltima de Soriano, la del señor que se llevó a sus hijos y los eliminó. Ustedes saben que luego la delincuencia copia todo: inmediatamente después se dio el caso del secuestro del niño de dos años”, valoró la fiscal de Corte.
Ferrero insistió en la necesidad de crear una Escuela de Fiscales con el fin de tener magistrados “más preparados y capacitados especialmente para los delitos que se vienen”.
“Nuestros fiscales de droga dan la cara. Van a las audiencias y dan la cara. Yo voy y doy la cara. Tengo los narcos al lado haciéndome todo tipo de señas de muerte y sin embargo sigo adelante. En una falsa rapiña me sacaron un brazo, en otra me amenazaron de muerte; ya saben más o menos por dónde viene, y seguimos peleando. Yo sigo peleando: quiero una escuela de fiscales para nuestro país, para vencer también el miedo de enfrentar ciertas causas que pueden amedrentar a los fiscales. Quizás otros no lo tomen así, pero hay muchos que se sienten amedrentados. Entonces, la escuela fortalece, une, forma. La escuela va a tratar de tener fiscales superprofesionales. Eso se los prometo, si podemos lograr esa escuela”, fue uno de los argumentos esgrimidos por Ferrero en defensa de la creación de un centro de formación.
Burnout y salud mental
Al plantear la falta de recursos económicos en la Fiscalía y la sobrecarga laboral de los investigadores, Ferrero estableció una comparación entre la forma de trabajo de los equipos fiscales y la de los jueces, que dependen del Poder Judicial. Asimismo, aportó información vinculada a la compleja situación que están viviendo los funcionarios por la falta de recursos humanos en la institución.
"La Fiscalía es la que interviene primero y lleva las causas a un juez. ¿Qué pasa en un turno? Nosotros empezamos temprano y el mismo equipo fiscal que empieza a primera hora del día es el que culmina en ese día. ¿Qué pasa del lado de la judicatura? No ocurre lo mismo. Comienza un equipo de jueces, termina su función —creo que es hasta las 14 horas—; se puede extender si una audiencia empezó y hay que culminarla. Después comienza otro equipo. Lo mismo sucede con los defensores públicos: un equipo y otro equipo. Y nosotros, los fiscales, ¿todo el día? ¡Desgasta! Estamos viendo temas de salud mental en la población, pero también los fiscales los están viviendo. Tengo cada vez más solicitudes de licencia por salud mental, por burnout; ese es el diagnóstico”, graficó Ferrero, quien también reclamó por la equiparación salarial de los fiscales con los jueces.
El burnout, o síndrome de desgaste profesional, es un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por estrés crónico en el trabajo. Suele ocurrir cuando una persona se siente abrumada, emocionalmente agotada, sin la capacidad de cumplir con las demandas laborales. Los síntomas comunes son: fatiga extrema; despersonalización y reducción del rendimiento, y esto no solo afecta la vida laboral, sino también la salud en general y el bienestar personal.
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