Aunque las encuestas lo ubican tercero, este precandidato blanco entiende que los estudios de medición están “tanteando en la noche” ya que casi un 90% no sabe que las elecciones son el 30 de junio. Aun así reconoce que “Àlvaro Delgado está consolidado” como favorito a ganar la interna y que hay aspectos que, en un próximo gobierno, deben mejorarse. “Los vecinos me dicen que tienen miedo” a la inseguridad, admite.
-¿Qué impacto cree que va a tener para el Partido Nacional la renuncia de Pablo Iturralde, tras revelarse los chats que mantuvo con Gustavo Penadés?
-Creo que va a tener consecuencias para Iturralde, y probablemente las haya en el ámbito fiscal. Pero el partido resolvió bien el asunto, porque rápidamente procesó la aceptación de esa renuncia y la elección de la nueva presidenta. Y asumió que eso sucedió, no lo discutió, no se solidarizó: lo condenó y tomó distancias. Cuando alguien mete la pata, tiene que hacerse cargo. No es una responsabilidad del partido.
-El Frente Amplio pide bastante más. Exige que se repudie lo hecho por Iturralde y que se pida disculpas en nombre del partido.
-No, disculpas no hay por qué pedir, y menos en el nombre del partido.
-¿No?
-¿Disculpas en nombre del partido por lo que alguien piensa, además que hace, personalmente? No. Pero además conocemos a Iturralde, y buena parte de lo que dice después no lo hace, y no tengo ninguna duda que de todo lo que dijo nada hizo después, y a las pruebas uno puede remitirse. Creo que encapsulamos el problema, tomamos distancia y, si bien fue una situación no buscada ni querida, creo que el partido la resolvió bien y tuvo la condena, digamos, entre comillas.
-Astesiano, Marset, Penadés… ¿No han sido muchos los escándalos mediáticos de este gobierno?
-Menos que los Raúl Sendic, Fernando Lorenzo, Fernando Calloia, Daniel Placeres, Nicolás Cendoya y tantos más. Que son, sí, dirigentes políticos que terminaron procesados. Los nuestros son casos donde no hay un solo dirigente político procesado, aunque se generaron consecuencias políticas y renuncias. Entonces, es lamentable que estas cosas nos hagan perder tiempo y energía y se instalen como primeros temas de discusión.
-Pero generaron renuncias importantes, ¿no le parece? Estamos hablando de ministros, subsecretarios, de toda la cúpula policial…
-Sí, pero fue para asumir eventuales responsabilidades políticas. De ellos no han surgido responsabilidades ni administrativas, ni legales, ni penales.
-¿Igual no hay una autocrítica para hacer?
-Sí, claro, lo acabo de decir. Deseamos que no hubieran ocurrido, pero ocurrieron.
-¿Le sorprendió la cantidad de firmas que juntó el Pit-Cnt y parte de la izquierda para derogar, previa fijación en la Constitución de parámetros jubilatorios, la actual reforma de la seguridad social?
-Me sorprendió que lo hicieran en tan poco tiempo y me sorprende la cantidad de descartes de esas firmas que se están produciendo en la Corte Electoral. Esta semana conocimos que hay 110.000 firmas aprobadas de 140.000 revisadas. Parece mucho, pero va a haber plebiscito y la que falta pronunciarse tiene que hacerlo: Carolina Cosse no puede seguir mirando para el costado, tiene que sacarse la careta y decir de qué lado está, si de los comunistas y los socialistas que la sustentan o de la buena administración y realidad política y económica de este país.
-¿En qué falló el gobierno a la hora de reducir la pobreza infantil?
-Es que la pobreza infantil no se reduce por sí sola. No sacamos a los niños de la pobreza, tenemos que sacar a los hogares en los que viven los niños de la pobreza. No le podemos dar solo partidas económicas. Se puede tener dos padres que trabajen todos los días, con tres hijos en ese hogar y los cinco son pobres. Porque hoy, en Montevideo, una familia a la que le ingresan entre los dos adultos menos de $ 60 mil, y hay 500 mil personas que ganan menos de $ 30 mil por mes, es pobre. Y ahí hay cultura de trabajo, cultura de esfuerzo, hay gente que se levanta todas las mañanas cuando suena el despertador y la sale a pelear, e igual son pobres. Esa es una realidad. Otra realidad es la pobreza más multidimensional, más cultural, que es más dura de combatir, porque no es el trabajo la regla del ingreso diario, sino planes, subsidios, transferencias, escuelas de tiempo completo y otros mecanismos que hacen que las familias se sustenten, pero no está el ejemplo del esfuerzo y el trabajo de todos los días. Todos queremos que este se transforme en un país desarrollado, pero no hay un país desarrollado con 500.000 personas que gana menos de $ 30.000.
-¿Qué pasó con este aditivo de la nueva Ley de Medios de que tanto se habló, que obliga a periodistas a dar información “de manera completa, imparcial, seria, rigurosa, plural y equilibrada”? ¿Fue solamente en una concesión a Cabildo Abierto?
-“La mejor ley de medios es la que no existe”, dijo José Mujica. Y nos dejó un clavo bárbaro con una ley que le generaba al país problemas, juicios, cuestionamientos internacionales y demás. Este gobierno llegó y presentó un cambio, que no estaba acordado en el Compromiso por el País. Pero ese cambio estuvo estancado porque Cabildo Abierto puso condiciones, hasta que el otro día dijeron que habían aceptado. ¿Cuál fue el sapo que algunos tuvimos que tragar? Ese artículo, que es un saludo a la bandera difícil de compartir, pero sin consecuencias.
-¿Espera que el presidente vete ese artículo?
-No le puedo pedir al presidente que haga lo que yo no hice. Yo como parlamentario entendí que eso es lo que había que hacer. Ahora, lo que puedo decir es que si el presidente lo veta, yo voy a acompañar el veto.
-La seguridad volvió a ocupar el primer lugar de las preocupaciones de los uruguayos. ¿Qué lectura hace? La pregunta es desde este lado: ¿no era tan fácil como se creía desde la oposición, cuando se exigía constantemente la renuncia de Eduardo Bonomi?
-Es que nos dejaron un problema en evolución. Nosotros tomamos un gobierno con un muy mal resultado de gestión en seguridad pública. Dejaron un país totalmente perforado, sin escáneres para controlar la carga que ingresa, sin radares para controlar el espacio aéreo, y sin lanchas rápidas que controlen el mar territorial. Por eso hoy tenemos que poner a los militares a circular, a patrullar, a vigilar, como hacen en la frontera.
-Hay una pregunta común que se le hacen a los precandidatos del Frente Amplio que es si reconocen al menos un aspecto positivo del gobierno.
-Y Carolina, con su cara de amargada, busca, busca y nunca encuentra...
-Bueno, pero le hago la inversa: de todos los reclamos que hace la coalición de izquierda, ¿hay alguno que considere atendible?
-La izquierda dice que el gobierno fracasó, no hace mucho reclamo. Dice cosas genéricas…
-Bueno, cuestionan la reforma educativa, la de la seguridad social, señalan que hubo un fracaso en seguridad y critican la falta de medicamentos en ASSE, por poner algún ejemplo...
-A ver, hay cosas que se hicieron bien, otras que quedaron a medio camino y puede ser que algunas tengamos que revisar.
-¿Cuáles?
-La política aplicada con la gente en situación de calle. Tomamos con dos mil y poco en esta situación y hoy tenemos cinco mil. Capaz creímos que eran pobres y advertimos con el tiempo que no eran pobres, que los pobres agarran cuatro palos y una chapa y se hacen un techo. Que el que vive abajo de un alero o duerme arriba de un diario con un cartón arriba seguramente es adicto o tiene enfermedades mentales, o es un recién liberado, y a veces las tres cosas juntas. Y las respuestas son cada vez más difíciles.
-¿Eso solo, entonces?
-No eso solo. En seguridad, como decía, tenemos muchas cosas para hacer, pero en esto el Frente no nos puede dar cátedra. Nos pueden criticar los periodistas o los vecinos, que me dicen que tienen miedo.
-¿Le dicen mucho eso?
-La otra vez un vecino me dijo cuando va a buscar a su señora a la parada de ómnibus ve que cuando llega está llena y cuando se va, vacía. ¿Por qué? Porque todos están esperando a alguien, me dijo.
-¿Cómo ve las encuestas sobre la interna del Partido Nacional? ¿Ve una polarización entre Álvaro Delgado y Laura Raffo?
-No, no la veo. Yo veo a un Álvaro Delgado consolidado. Pero te voy a decir qué cosas más veo. Veo que las encuestadoras van tanteando en la noche. Hay solo un 11% que sabe que las elecciones son el 30 de junio…
-¿Y por qué cree que le ha costado consolidar esta precandidatura wilsonista, representando “lo otro” del partido, como ha dicho muchas veces?
-Porque es la primera vez que vamos a una elección interna desde el gobierno. Y ahí, el gobierno pesa mucho y nosotros venimos de ser minoría. Sabemos que la nuestra es una candidatura muy auténtica, legítima, pero también muy necesaria.
-¿Le gustaría integrar la fórmula presidencial?
-Creo que ese es de los errores más importantes que hemos cometido: hablar de la fórmula presidencial queriéndolo imitar a Luis y sin darse cuenta cómo lo hizo Luis, que fue exitoso. ¿Sabes cuándo empezó a hablar él de la fórmula? En la veda.
-¿Le gustaría integrar Ministerio o el Poder Ejecutivo en algún otro cargo si continúa la coalición?
-Ya veremos; yo voy a seguir peleando por estar acá que en el Parlamento. Si al partido le toca perder, yo quiero dar acá la batalla. Si el partido gana, acá tengo mucha experiencia, soy muy útil para articular y ayudar a gobernar, porque el gobierno puede planificar mucho, pero después necesita de los votos para respaldar, para hacer que las cosas pasen, para votar leyes.
-Bueno, justamente, ese es el rol natural del vicepresidente.
-Puede ser, pero no me propongo. Además, aunque lo ejecutivo me gusta mucho, soy un parlamentario por naturaleza.
"La causa Morabito no está en cajón
-¿Cuál es el grado de politización que usted cree que tienen los fiscales?
-Creo que hay muy buenos fiscales y creo que la Fiscalía tiene problemas intrínsecos a la gestión que le hemos encomendado y al marco que le hemos dado. La Fiscalía tiene problemas porque el diseño institucional no fue el adecuado. Y además vamos aprendiendo con la práctica: nos pidieron US$ 80 millones para instrumentar el cambio que legalmente establecimos. Les dijimos que no y les dimos US$ 10 millones. Eso quiere decir menos fiscales de los necesarios, menos capaci- tación, menos asistentes, menos adjuntos, menos administrativos, menos fiscalías. Eso es lo que hay.
-El presidente Luis Lacalle Pou, de todas maneras, dijo que hay causas que avanzan más rápido que otras, algo similar a lo que en su momento usted mismo dijo.
-Yo lo dije hace mucho tiempo cuando estaba el fiscal Ricardo Lackner en la causa de Morabito, pero esa Fiscalía cambió, la causa no está metida en un cajón. El fiscal anterior había imputado a un oficial de la Republicana que cumplía órdenes superiores y esta fiscal (Silvia Porteiro) entendió que no tenía responsabilidades.
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